viernes, 14 de noviembre de 2014

Absoluto relativo

Lucas Lucas, Ramón, Absoluto relativo. Presupuestos antropológicos del mensaje revelado, B.A.C., Madrid 2011, 145 pp, 13,5 x 20,5 cm (Carthaginensia 55 (2013) 266-268).

Estamos ante una obra cuyo principal mérito es la claridad expositiva, claridad que es deudora de formas de exponer y enseñar que pertenecen a las más acendrada tradición de la teología. El profesor Ramón Lucas atesora una gran experiencia docente en la Universidad Gregoriana, experiencia que se traduce en una sutiliza pedagógica que muestra en todas sus obras; en esta de forma especial. El tema tratado, los presupuestos antropológicos del mensaje revelado, le permite partir de lo más cercano al hombre para abrirse a las esferas más altas de la especulación, sin perder nunca de vista el suelo de la condición humana. El hombre, absoluto relativo, está determinado por su naturaleza, una naturaleza abierta al misterio, pero abierta en tanto que está habitada por ese mismo misterio.

La obra está construida en tres partes y diez capítulos. Cada parte está introducida por un resumen que explica de forma completa el tratado que en ella se incluye. Así, la primera parte nos expone que la naturaleza humana es universal e inmutable en sus contenidos esenciales: todos los seres humanos pertenecen a la misma especie, forman la humanidad, poseen igual dignidad y derechos fundamentales y están llamados a la salvación. Para desarrollar esto, el autor estable tres grados sucesivos en tres capítulos. 1. El mensaje revelado se dirige a todos los hombres. 2. El mensaje revelado se dirige a todo el hombre en unidad de cuerpo y espíritu, y 3. La naturaleza humana es normativa para la vida de la persona: la ley moral natural, universal e inmutable y la situación concreta de la persona. Así, en esta primera parte se sostiene que la existencia de una naturaleza humana universal, inmutable y normativa de los actos humanos es presupuesto de la Revelación de Dios en el hombre, pero no como algo extrínseco, sino como un elemento interior a la propia constitución humana. El mensaje cristiano se propone como un diálogo personal y único de cada hombre con Dios. Este diálogo solo es posible porque en cada ser humano hay algo que lo une a los demás hombres, la naturaleza humana, y que le permite tanto entrar en relación con ellos como con aquel que es responsable de esta misma naturaleza, Dios. Por tanto, la naturaleza humana es ser persona, persona humana, lo que nos lleva a la propuesta central del autor: el hombre, como ser personal, ha sido creado por Dios para entrar en relación con los demás y con Dios mismos. En esta relación se constituye a sí mismo y encuentra los fundamentos de su acción con los demás seres humanos. De ahí que la ética deba fundarse en aquella naturaleza que Dios ha dado al hombre.
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