tag:blogger.com,1999:blog-32808630170723022372024-03-13T13:24:45.021-07:00Libros y más librosUno de mis vicios es leer, pero la mejor forma de leer es escribir sobre lo leído. De esto se trata en las "recensiones" sobre libros. Aquí publico mis recensiones de la revista CARTHAGINENSIA del Instituto Teológico de Murcia.Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.comBlogger90125tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-76536681943894699922018-08-31T01:35:00.001-07:002018-08-31T01:38:15.579-07:00Jesús, Hijo y Hermano.<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-0uvwQK8bZV0/W4j-bXAyK2I/AAAAAAAAU2A/FfS55cw5hnUVH0hmJddDvxAUfhmJimYsQCLcBGAs/s1600/fresneda.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="273" data-original-width="184" height="400" src="https://2.bp.blogspot.com/-0uvwQK8bZV0/W4j-bXAyK2I/AAAAAAAAU2A/FfS55cw5hnUVH0hmJddDvxAUfhmJimYsQCLcBGAs/s400/fresneda.jpg" width="269" /></a></div>
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Martínez
Fresneda, Francisco</b>,<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Jesús, Hijo y
Hermano,</i> Editorial Espigas, Murcia 2017, 607 pp, 14,5 x 22,5 cm. 2ª
Edición.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La figura de Jesús ha vivido un auge en la cultura
contemporánea occidental desde finales de los años sesenta cuando la cultura
popular hizo suya una imagen de Jesús cercana, humana. Esto fue consecuencia de
la revolución producida en los estudios de la Biblia de inicios del siglo XX
que llevó a replantearse la búsqueda histórica de Jesús tras el fracaso de la
investigación liberal de finales del XIX. Los discípulos de Bultmann superaron
al maestro, lo negaron, propiciando así la conocida como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">New Quest</i> del Jesús histórico. Esta nueva investigación llegó a
conclusiones muy importantes, entre ellas la recuperación de un Jesús
verdaderamente humano, lejos de la visión monofisita que había imperado en el
cristianismo en los últimos siglos. El Jesús humano es la base de la que partió
la conocida como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tercera búsqueda</i> del
Jesús histórico. Sus conclusiones nos han mostrado un Jesús judío y marginal,
taumaturgo y profeta apocalíptico. Dentro de esta tercera búsqueda tenemos
notables investigadores como Crossan, Meier o Dunn, que han dado a luz
voluminosas obras sobre el Jesús histórico, pero que adolecían de una
interpretación teológica a la par que Schillebeeck o Kasper habían realizado
con la segunda búsqueda del Jesús histórico. <b>El profesor Francisco Martínez
Fresneda sí nos aporta tanto una investigación histórica como una reflexión
teológica acorde con los grandes teólogos de después del Concilio Vaticano II y
en consonancia con los resultados de la </b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><b>Tercera
búsqueda.</b><o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El profesor Martínez Fresneda ofreció su aportación a la
investigación sobre el Jesús histórico en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús de Nazaret</i>, publicado en Espigas en 2005. Allí sentó las
bases para una aproximación teológica que es la que realiza en la obra que nos
ocupa, cuya primera edición es de 2010. Esta segunda edición ha sido mejorada,
pero no ampliada. Antes bien, ha supuesto un cierto recorte de algunos temas
que habían cogido entidad propia y que pedían salir del libro. Sin embargo, <b>la
edición actual es más compacta ceñida a lo teológico, con una orientación
franciscana que se refleja en el título: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús,
Hijo y Hermano.</i> La filiación divina es claramente asumida por todos los
teólogos, no así la fraternidad esencial de Jesús, que es la que abre el camino
a la Iglesia y a la perspectiva universal de Jesús y del cristianismo</b>. La raíz
franciscana de todo el pensamiento del profesor Fresneda se vuelca en este
libro esencial para comprender en profundidad el significado de los hechos y
dichos de Jesús. No podemos olvidar que los primeros cristianos lucharon desde
el comienzo, no por los hechos históricos, sino por la interpretación de los
mismos. La pregunta reflejada en el evangelio, ¿en nombre de quién hace esto? Y
la respuesta de algunos grupos, los gnósticos, de hacerlo como enviado divino
sin compromiso con la carnalidad humana, llevaron a la escritura de los
evangelios y a las posteriores formulaciones dogmáticas de la Iglesia, tanto
los credos como las disposiciones conciliares. No es de menor importancia, por
tanto, cómo interpretamos los dichos y hechos de Jesús, al menos lo es tanto
como determinar qué dichos y hechos son históricos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Para llevar a cabo su propósito, el autor divide la obra en
cinco unidades y seis capítulos. La primera unidad, con dos capítulos, versa
directamente sobre el Jesús histórico y la determinación de los dichos y
hechos. Esta parte recoge la ingente investigación que el propio autor realizó
para su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús de Nazaret</i>, y supone
una sinopsis de casi doscientas páginas sobre Jesús. La segunda unidad aborda
la reflexión de las comunidades cristianas bajo el epígrafe de los títulos de
Jesús. Tan importante como saber quién es Jesús es determinar su posición en la
historia. Los títulos son la interpretación de la vida de Jesús por las
comunidades, una vida que muy pronto ya se había convertido en el referente
salvífico para los creyentes. Antes del año 70 ya tenemos la construcción de
los títulos que identifican a Jesús como el Salvador procedente de Dios. De ahí
pasamos a la tercera unidad que supone adentrarse en algo que la Iglesia debió
hacer a lo largo de varios siglos: determinar la identidad de Jesús, cuestión
abordada por los Santos Padres y los Concilios de los primeros siglos. La
pregunta por la identidad de Jesús la responde la Iglesia diciendo: Jesús es el
único Hijo de Dios encarnado que, sin dejar la naturaleza divina, asume una
vida humana menos en el pecado (392).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La quinta y sextas unidades de esta obra son la aportación
teológica del autor. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Salvador </i>y<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> El camino de la salvación</i>, con la
espiritualidad cristológica, suponen un avance desde una perspectiva
franciscana en la teología que la Iglesia ha realizado sobre Jesús. En estas
dos unidades llega a cumplimiento los frutos de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">New Quest</i> y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Third Quest</i>,
pues se asume tanto la plena humanidad de Jesús, como su judeidad y su
compromiso en un mundo marcado por el pecado, en el que la cruz supone la
expresión máxima de amor, pero donde la fraternidad debe ser el elemento
esencial para la salvación. Jesús, Hijo y Hermano, dos realidades inseparables
que resumen el camino de la Iglesia para comprender el proyecto de Dios en el
mundo. Jesús de Nazaret es constituido Hijo de Dios desde toda la eternidad,
pero mostrado al mundo en la respuesta de Dios al pecado, en la Resurrección.
Pero Jesús mismo se muestra como Hijo al hacerse Hermano, al poner la
fraternidad como constitutivo esencial de la humanidad en sus relaciones
sociales y con la misma naturaleza. Como nos dice el profesor Fresneda en la
preciosa conclusión a la obra: “La percepción del otro como hermano no solo
hace que se funden las relaciones de paz entre los hombres, sino la vocación de
recuperar al otro, de perdonarlo. Esta base de la relación, nacida de la actitud
de Dios para con todos, crea la solidaridad humana que enseña y practica Jesús.
La raíz y la forma de conducirse en la historia que explicita el sentido
fraterno y filial de todo hombre, es la novedad que aporta Jesús y la que el
cristianismo ha defendido y preservado como un tesoro, como la estrella que
guía su historia y su aporte a la humanidad” (558-559).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Esta segunda edición de la obra del profesor Martínez
Fresneda supone una concentración en lo esencial de la propuesta de Dios para
la humanidad expresada en Jesús de Nazaret, Su hijo y nuestro hermano.<b>
Filiación y fraternidad son los dos elementos que constituyen el ser y la
identidad de Jesús, que la Iglesia ha identificado desde los comienzos y que
han supuesto la verdadera guía de su ser en el mundo, aunque muchas veces
olvidara su significado. </b>Esta segunda edición, además, nos ofrece un índice
onomástico y un índice analítico de gran utilidad para su uso, lo que en una
obra de tal magnitud, más de 600 páginas, es de gran ayuda. Sin embargo, creemos
que esta labor de aquilatar el pensamiento no quedará aquí, pues son muchos los
que aún están necesitados de que la identidad cristiana sea clarificada con un
verbo tan pulcro como el de Francisco Martínez Fresneda. Esperamos nuevas
entregas de esta reflexión tan nutritiva para la fe de nuestras comunidades y
tan clarificadora para la teología de nuestros tiempos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Bernardo Pérez Andreo</span><o:p></o:p></div>
<br />Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-89350395907876741962018-08-31T01:25:00.000-07:002018-08-31T01:25:04.678-07:00Los numerosos altares de la modernidad<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-H6_W0gi7PCg/W4j59hG3uRI/AAAAAAAAU10/xAm1t4cMBzAWn7m2p1q1BryvGA-Dt7fggCLcBGAs/s1600/Peter%2Bberger.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="950" data-original-width="611" height="400" src="https://1.bp.blogspot.com/-H6_W0gi7PCg/W4j59hG3uRI/AAAAAAAAU10/xAm1t4cMBzAWn7m2p1q1BryvGA-Dt7fggCLcBGAs/s400/Peter%2Bberger.jpg" width="256" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Berger,
Peter L.</b>,<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Los numerosos altares de la
modernidad. En busca de un paradigma para la religión en una época pluralista,</i>
Sígueme, Salamanca 2017, 254 pp, 14,5 x 21,5 cm.<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Resulta admirable que un pensador como Berger conserve la
ductilidad mental suficiente como para poder moldear su pensamiento rayando los
noventa años de edad, pero así es. En esta obra, el sociólogo de origen
austríaco propone un nuevo giro al pensamiento sobre la secularización. <b>Se
trata de un giro de su giro anterior de 1999, cuando publicó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Desecularization of de World</i>, obra
en la que daba una vuelta completa a su propia teoría de la secularización</b>.
Argumentó allí, y con buen criterio, que la teoría de la secularización
resultaba empíricamente insostenible, pues las pruebas demostraban que las
religiones, lejos de disminuir en la modernidad, aumentaban. Salvo en casos
específicos asociados con la historia europea, en el resto del mundo, incluido
Estados Unidos, las religiones aumentaban sus files y la influencia de la
religión se hacía cada vez más patente. Lejos de suponer una reducción de la
religión y de las religiones, la modernidad ha sido el verdadero auge de las
mismas. Sin embargo, debía tener presente Berger algo que Luckmann había puesto
de manifiesto: que en el proceso moderno de secularización la Transcendencia,
con mayúscula, disminuye, mientras que las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">transcendencias
menores</i>, aumentan. Esta paradoja se debe a una realidad inscrita en el ser
humano, a un constructo antropológico de primera clase: los seres humanos
necesitamos de algún nivel de transcendencia y esto no puede ser eliminado por
ningún proceso de secularización. <b>Los procesos secularizadores de la modernidad
no han llegado hasta el punto de eliminar las religiones, lo que han hecho es
reformularlas. Esta es la nueva propuesta de Berger.</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><br /></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">El giro que Berger da en esta obra es fundamental para
comprender cabalmente los procesos modernos globalizadores. No se trata de
negar la secularización, se trata de recuperar los elementos que él mismo había
dejado de lado cuando propuso su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">desecularización</i>.
Lo que pretende es encontrar el paradigma que explique cabalmente los tiempos
modernos, que son seculares, pero que muestran un auge de la religión. <b>Cómo
explicar esto. Pues mediante una teoría del pluralismo que sustituya a la
teoría de la secularización. A esto se aplica en los tres primeros capítulos de
la obra.</b> Lo primero es plantear el despliegue del dinamismo pluralista. En las
sociedades urbanas se produce una transformación de la condición humana que
lleva al núcleo mismo de la modernidad, pues se pasa de la propia percepción,
religiosa,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>étnica o cultural, más como
una opción que como un destino. Esto desemboca en el pluralismo, definido como una situación social en la que personas de diversas procedencias étnicas conviven
de forma pacífica e incluso amistosa. En esta situación se produce un proceso
de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">contaminación cognitiva</i> que tiene
el efecto de relativizar las posiciones de cada una de las partes. Esta
relativización se produce en un doble nivel: se relativizan las religiones y se
relativiza la propia perspectiva secular. Todo se vive en relación a otros
modelos y formas de pensar, lo cual puede degenerar en dos situaciones que
pretenden <i style="mso-bidi-font-style: normal;">calmar</i> la inquietud de los
seres humanos. Una es <b>el fundamentalismo y la otra el relativismo, ambas son un
intento por evitar el pluralismo. El fundamentalismo pretende acabar con la
inquietud restaurando certezas amenazadas, el relativismo acaba con la
inquietud negando la mayor: no hay ninguna certeza. Tanto uno como otro hacen que
el problema sea insoluble. El fundamentalismo balcaniza; el relativismo socava
el consenso imprescindible para la existencia de una sociedad.</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b>La consecuencia que obtiene Berger es que la modernidad no
conduce necesariamente a la secularización, pero sí al pluralismo.</b> Este
desautoriza la certeza religiosa y posibilita numerosas opciones cognitivas,
que bien pueden ser religiosas. De ahí la paradoja de que la modernidad suponga
una desautorización de la religión y a la vez un aumento de la misma. Es el pluralismo
la causa y el nuevo paradigma hacia el que hay que avanzar, pero no es el qué
de las religiones lo que cambia en la sociedad plural, es el cómo lo que ha
cambiado de forma radical. Lo que previamente era un destino, algo que se daba
por descontado, se ha convertido ahora en una opción deliberada. Esto lleva a
que se desintegre lo institucional de las religiones y todas, menos los
fundamentalismo, acaben pareciéndose mucho. El pluralismo cambia la naturaleza
de las instituciones, religiosas o no, y su relación con otras instituciones,
véase el ecumenismo cristiano, por ejemplo. Aunque también se puede caer en uno
de los elementos más visibles de las religiones dentro del ámbito capitalista,
es la religión del mercado, puesto que la competencia entre diversas
denominaciones concurre ante una misma demanda de mercado. Sin embargo, la
relación entre las instituciones religiosas depende, en definitiva, de la
conciencia moderna de asociación voluntaria de individuos. Ya no se puede
forzar la pertenencia religiosa que ha dejado de ser un destino social.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En el capítulo cuarto, Berger salda cuentas con la teoría
secularista y con la desecularización: <b>“sostengo que la teoría de la
secularización original estaba equivocada en su premisa fundamental, según la
cual la modernidad conduce al declive de la religión. Pero no era tan errónea
como sus críticos creían. Sí, el mundo contemporáneo está lleno de religión;
pero existe también un discurso secular muy importante que ha llevado a que
aquella sea reemplazada por formas de enfrentarse al mundo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">etsi Deus non daretur</i>” </b>(p. 114). La modernidad genera pluralismo,
éste lleva a la relativización de las propuestas religiosas que subjetiviza la
fe y reduce el ámbito de actuación de las instituciones, que deben enfrentarse
en un mercado muy competitivo. Tenemos, por tanto, un pluralismo de discursos
religiosos en la mente del individuo y de la sociedad. Existe también un
pluralismo entre el discurso religioso y secular. Y, por último existe un
pluralismo en las distintas versiones de la modernidad. Esto nos lleva a la
necesidad inexorable de gestionar el pluralismo. Esta gestión debe hacerse
mediante una separación estricta, a la americana, entre Iglesia y Estado, pero
con un exquisito respeto por la libertad religiosa. Se trata de una aplicación
en el siglo XXI de las propuesta de David Hume en el XVIII: debe respetarse una
pluralidad de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sectas</i>, pero el Estado
no debe ni intervenir en su interior, ni limitar sus acciones, nada más que
aquello que la ley determine, siendo el garante último del bien común.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">El libro cuenta, además, con tres intervenciones a modo de
respuesta a la propuesta de Berger que le dan un valor si cabe superior. Me
permito destacar dos elementos de estas respuestas. <b>Detlef Pollack hace notar
que si bien es cierto que la religión aumenta en la modernidad, la sociología
demuestra que los contenidos de fe de las religiones en la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>modernidad se ven condicionados, son cada vez
más vagos, difusos e indeterminados, lo que puede ser entendido como un proceso
de secularización</b>. Y una segunda respuesta interesante es la de Fenggang Yang.
Defiende este autor que la propuesta de Berger es la de una teoría de la
secularización impulsada intencionalmente dentro del nuevo paradigma que
defiende, el pluralismo. Esta nueva teoría puede servir de base para un
programa de ingeniería social que busca una secularización intencionada para
una sociedad en vías de modernización.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La propuesta de Berger, como todas las anteriores, dará
mucho qué escribir, pero no cabe duda de que toma partido por un modelo de
modernización occidental capitalista, donde las religiones sean instrumentos al
servicio del control social. Como hemos indicado en otro lugar, las religiones
pueden jugar dos roles: bien son legitimadoras del orden establecido, bien son
críticas. Este último caso es el de las religiones proféticas, entre las que el
cristianismo cuenta un lugar preminente. <b>Mi tesis es que si el cristianismo se
presta a este juego que propone Berger tiene los días contados. Berger tildará
esta postura de fundamentalista, sin embargo, se trata de radicalidad. El
cristianismo, en su raíz, es una organización de la vida humana crítica con el
orden establecido. Su máxima está tipificada en el Sermón de la montaña según
la versión de Lucas y en la ejecución por parte del Imperio romano de Jesús de
Nazaret. El cristianismo, lejos de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">radical
ortodoxy</i> no pretende sustituir el orden social, sí hacerlo humano,
preocupado por los excluidos y marginados, precisamente aquellos que Berger no
tiene presentes en su libro</b>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-62895018685647996102017-03-09T04:38:00.001-08:002017-03-09T04:38:46.853-08:00El pecado original<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-BgsUOM8ZIG4/WMFLQ24fEBI/AAAAAAAAOmI/2Wt8eV6A_fYC4G5bO0eJpe3Gnyxp48VxwCLcB/s1600/pecado%2Boriginal.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://1.bp.blogspot.com/-BgsUOM8ZIG4/WMFLQ24fEBI/AAAAAAAAOmI/2Wt8eV6A_fYC4G5bO0eJpe3Gnyxp48VxwCLcB/s320/pecado%2Boriginal.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b>Maldamé,
Jean-Michel</b>,<i> El pecado original. Fe
cristiana, mito y metafísica,</i> San Estaban, Salamanca 2014, 15 x 21 cm.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La cuestión del pecado original es la más espinosa que aún
hoy tenemos en la teología, especialmente la católica. Los datos científicos
parecen contradecir uno de los dogmas troncales de nuestra fe. Cuando la
ciencia nos enseña que no hay ningún momento en el proceso de hominización que
podamos mostrar como paradisíaco, un estado desde el que el hombre pudo ‘caer’,
el dogma del pecado original parece perder consistencia a ojos del hombre
moderno. Es, probablemente, la cuestión peor entendida por la mentalidad
científica, quizás porque durante mucho tiempo nos empeñamos en que el tema del
pecado original tenía que ver con la historia de la humanidad y con los datos
constatables. Bien sabemos que no es así y que muchas de las críticas que se
hacen a la Iglesia por este asunto son infundadas. Pero, es necesario
demostrarlo y, de paso, mostrar que el creer común de muchos cristianos también
está equivocado, probablemente por cierta insistencia en lo histórico por parte
del magisterio en algunas ocasiones. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Este trabajo de Maldamé viene a colmar el vacío que existe
entre la ciencia y el dogma, mostrando la realidad que hay detrás de un dogma
mal entendido y, a veces, peor expuesto ante el pueblo. <b>La intención de toda la
obra no es otra que explicar para el mundo actual el valor de este dogma, sus
límites y su virtualidad para explicar uno de los mayores problemas del hombre
en cualquier tiempo: explicar el origen del mal</b>. Porque se trata de eso cuando
hablamos del pecado original, del origen del mal. Para llevar a cabo su tarea,
Maldamé divide la obra en tres partes, que a su vez se compone de quince
capítulos y una conclusión. En la primera parte aborda los <i>Fundamentos de la doctrina del pecado original</i>, por eso va al
origen de la temática: <b>San Agustín. Sí, fue la genialidad del de Hipona la que
inventó lo del pecado original</b>. En la Biblia no se encuentra y antes de él
ninguno de los Santos Padres, menos en Oriente donde hasta el día de hoy no
saben nada del asunto, lo cita como tal. En el Génesis y en San Pablo tenemos
tematizado el pecado de Adán y el pecado del mundo, pero no el pecado original.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Para Agustín, que venía del dualismo maniqueo que afirma la
existencia de un principio para explicar el origen del mal, existe un pecado
que es fruto de la libertad de Adán, pero que se extiende por propagación a
toda la raza humana. Es decir, es hereditario. Esto, en sí mismo, es causa de
muchos problemas porque Dios estaría castigando en los hijos el pecado del
padre y eso no parece que se relacione bien con la justicia. Pero, Agustín
entiende que el hombre obra el mal que no quiere porque éste forma parte de su
naturaleza tras la caída de Adán. De ahí que sea necesario bautizar a los niños
recién nacidos para remediar este pecado original, restaurando la naturaleza
caída. <b>Se tiene constancia de bautismo de niños en el siglo II y III, pero para
incorporarlos cuanto antes a la comunión de los santos, no para restaurar la
naturaleza dañada.</b> La perspectiva de Agustín pasó a la Iglesia de Occidente
como una posición bien definida tras la crisis pelagiana y la dogmatización de
la postura agustiniana. Pelagio defendía que el pecado es un acto de la
libertad y que la libertad es real, de ahí que todo hombre nazca en el mismo
estado de inocencia y de integridad que Adán. Ante esto, <b>Agustín extrema su
posición: la naturaleza humana está pervertida por el pecado de Adán, un pecado
que se transmite por la procreación, por el desorden de los sentidos que
produce el acto sexual</b>. Las posiciones se tensan entre los seguidores de
Pelagio y Agustín. Mientras para aquellos el uso de la concupiscencia natural
en su medida es usar bien de un bien, para Agustín, ese uso es, como mucho, un
buen uso de un mal. <b>He aquí el quicio de la cuestión del pecado original a lo
largo de la historia: que la Iglesia lo ha explicado, y así se ha extendido,
como una perversión inherente a la naturaleza humana que se transmite por vía
sexual. La identificación entre sexo y pecado, de origen gnóstico, es la clave
para la mala comprensión de este dogma. </b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Aquí viene la segunda parte del trabajo: <i>Pecado original, Pecado de Adán, Pecado del
mundo</i>. En este parte se abordan las fuentes bíblicas para entender el
problema y la elaboración dogmática del mismo. Tras el análisis de los textos
clásicos de la Biblia, desde Génesis hasta Pablo, se llega a la conclusión de
que el término ‘pecado’ hay que entenderlo como
un rechazo deliberado de la propuesta de alianza hecha por Dios. Dos
nociones hay en el texto bíblico. La primera es el pecado de Adán, pecado que
abarca a toda la humanidad por ser un personaje metahistórico, no prehistórico,
como lo han mostrado erróneamente en tantas ocasiones. En Adán está recapitulada
toda la humanidad, como luego lo estará en Cristo. En Adán pecamos todos, en
Cristo todos hemos sido salvados. La universalidad del pecado está en función
de la universalidad de la gracia. Por su parte, <b>el pecado del mundo expresa que
todos los seres humanos somos solidarios en el pecado, pero también en la
salvación.</b> Cada niño que viene a este mundo está marcado por el pecado del
mundo del que él no es culpable, pero del que no puede zafarse, queda marcado
por él. El pecado en la Biblia, por tanto, tiene una dimensión universal y otra
colectiva, pero también es fruto de la decisión libre que rechaza la gracia de
Dios, y aquí es donde entra el sentido verdadero del pecado original como es
explicado por los concilios, no la parodia en la que se convirtió con el uso
popular y hoy con la cultura moderna.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La tercera parte, <i>El
origen del mal</i>, se encarga de hacer una revisión sistemática del tema en
relación con el mundo moderno y la ciencia. Para entender el pecado original
hay que situarlo donde lo puso Agustín. Él necesitaba explicar el origen del
mal. No quería cargarlo en el debe de Dios, tampoco volver a las posiciones
maniqueas de un principio exclusivo del mal. De ahí que la única opción es
atribuirlo a la libertad humana. <b>El mal entra en el mundo por el pecado del
hombre que es el mal uso de su libertad. Si Agustín y la dogmática posterior se
hubieran quedado aquí todo habría ido mejor, porque ese es el resultado de la
Escritura con los términos estudiados de pecado de Adán y pecado del mundo.</b>
Pero, al explicar la postura, sobre todo en la crisis pelagiana, salieron
posiciones que no tienen que ver con el problema central. Marcado Agustín por
el pensamiento ‘científico’ de su época, sólo podía explicar cómo se propaga el
pecado mediante el recurso a un padre original caído y la propagación sexual
del pecado. En esto último, Agustín está preso de su propia experiencia con el
sexo, una experiencia nada positiva según él mismo cuenta y que marcó la
dogmática cristiana de los siglos venideros.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Queda la opción de entender el pecado original en el sentido
de Santo Tomás, como pecado original originante y pecado original originado,
para darle la vuelta a esta concepción. Pero, no es más que atascarse en el
mismo problema una y otra vez.<b> La verdadera solución es la que adopta Maldamé:
situar el pecado original en el contexto de la salvación y de la gracia. La
teología no tiene intención de buscar lo que sucedió con el primer homo
sapiens, su intención es estudiar la relación del hombre con Dios. De ahí que
la expresión ‘pecado original’ no sea un preámbulo de la doctrina de la
salvación y de la gracia, sino un corolario a la plena revelación de la
salvación realizada por Cristo</b>. La vida que pasa de generación en generación
está marcada por el mal y todo niño lo hereda; pero no es culpable, aunque está
marcado por la herencia del pecado, que nada tiene que ver con la esencia del
humano, sino con la acción llevada a cabo por los hombre a lo largo de su
historia en el mundo. Por eso, <b>más importante que el pecado es el perdón, por
encima del pecado está la gracia, la salvación es el proyecto divino, no
remediar un mal en el mundo.</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-87951632109690935012015-12-04T02:51:00.001-08:002015-12-04T07:28:27.022-08:00Naturaleza y Gracia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-e3vGDCIb7Fg/VmFv9xWIfsI/AAAAAAAAK2o/rc_vHYJiinY/s1600/PequeacatequesissobrenaturalezaygraciaAEF.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-e3vGDCIb7Fg/VmFv9xWIfsI/AAAAAAAAK2o/rc_vHYJiinY/s320/PequeacatequesissobrenaturalezaygraciaAEF.jpg" width="215" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b>De
Lubac, Henri</b>,<i> Pequeña catequesis
sobre naturaleza y gracia,</i> Fundación Maior, Madrid 2014, 214 pp, 14 x 21
cm.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">“La idea de una sobrenaturaleza añadida a la naturaleza es
occidental: es fruto de esa enfermedad de análisis y separación que es la
enfermedad de Occidente”, con estas palabras que el Cardenal De Lubac toma del
Padre Congar, podemos comprender lo mal entendidas que han sido las dos
instancias que centran este pequeño libro, <i>pequeña
catequesis</i> le llama el autor: por un lado la naturaleza y por el otro lo
sobrenatural, la gracia. En ningún lugar de la Escritura o de los Santos Padres
encontraremos una referencia a la sobrenaturaleza como algo que se añade
extrínsecamente a la naturaleza y que sería de una realidad totalmente
distinta. Esta visión dualista es más propia del pensamiento occidental
marcado por el neoplatonismo gnostizante y por el
positivismo materialista que no es capaz de alcanzar más allá de donde dan los
datos. La visión cristiana de la naturaleza y de la gracia tiene una dimensión
de profundidad que De Lubac quiere recuperar para el pensamiento teológico, a
propuesta del secretario de la Comisión Teológica Internacional, que es el
motivo de haber escrito este opúsculo sobre tan interesante tema.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La gracia, siguiendo a Santo Tomás, es creada en el alma, no
es una naturaleza exterior o superior, superpuesta a la naturaleza humana, como
un revestimiento, sino que es una cualidad infundida en el alma que la adapta,
en cuanto alma, a vivir la vida de Dios. Blondel dirá que lo sobrenatural es
una adopción, una asimilación, una transformación que asegura los dos elementos
en el hombre, lo humano y lo divino, sin mezclarlos, pero sin separarlos. Por
eso, Teilhard de Chardin lo expresa como un fermento que llega a transformar la
naturaleza. Se ve con toda claridad que el Cardenal De Lubac no entiende ni la
naturaleza ni la gracia al modo que se ha extendido entre el vulgo cristiano y
entre los científicos y filósofos modernos. Naturaleza y gracia aseguran la
perfecta realidad del hombre. En la naturaleza resplandece la libertad y la
cultura, en la gracia el espíritu y la plenitud de lo humano. Ambas realidades
se necesitan para completar la verdad última del hombre, pero se necesitan como
‘naturalmente’. Esto elimina los resabios gnósticos que aún quedan infectando
el cristianismo y que se mantienen operativos en las sociedades modernas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Esta distinción entre naturaleza y sobrenatural conlleva una
serie de consecuencias en el hombre. La primera es la humildad, que no es una virtud
moral en el cristiano, sino una disposición radical al saberse criatura y, por
tanto, necesitada del don del otro, del don divino, del don radical del ser.
Tras la humildad viene el respeto al misterio ante el intento de encapsularlo
en fórmulas o en esquemas humanos. La tercera consecuencia es la transformación
del hombre. Lo sobrenatural no solo eleva, transforma al hombre, lo
metamorfosea, lo transfigura, sin perder su ser natural, lo lleva a una
plenitud que no tendría sin lo sobrenatural, que no es una sobrenaturaleza con
sustancia y consistencia propias que vendría a superponerse a la naturaleza, o
bien a desalojarla. Ni la desdeña ni la destruye; le da forma, la rehace, según
la necesidad. La transfigura y la transforma en todas sus actividades, esta es
la transcendencia verdadera, que va al núcleo de lo humano para elevarlo, no lo
destruye. La gracia presupone siempre la naturaleza. Es el corolario de la
Encarnación. Si Dios se ha hecho hombre, la naturaleza humana es asumida por la
divina y elevada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La gracia, insiste De Lubac, no se opone a la naturaleza,
como tanto se ha hecho creer, se opone al pecado. Es el pecado, una realidad no
querida por Dios, fruto del uso de la libertad, lo que se opone a lo que
verdaderamente el hombre puede ser, de ahí que la gracia, lo sobrenatural, sea
necesario para curar la herida del pecado en la naturaleza. La unión de la
naturaleza y de la gracia queda consumada por el misterio de la Redención.
Desde la Encarnación hasta la Redención, el hombre es llevado a la vida divina.
El hombre entero, no una parte de él, el alma, o una parte de los hombres. El
pecado es una realidad personal que infecta al cuerpo social y al individuo
concreto, por eso es personal el pecado, porque como la salvación, también es
relacional. De ahí la necesidad de salvar las condiciones sociales mediante una
transformación radical del hombre y de los hombres.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El volumen se cierra con una serie de apéndices que aumentan
el valor de la obra. Se trata de pequeños trabajos sobre el Concilio Vaticano
II, la Iglesia en el mundo y un pequeño texto precioso de desagravio a Pablo
VI, papa que sufrió mucho en sus últimos años y que intentó aplicar las
intenciones del Concilio sin provocar un cisma en la Iglesia. El Cardenal De
Lubac se siente muy cerca de él cuando reproduce aquellas palabras suyas: “El
humanismo laico y profano se ha mostrado al fin es sus aterradoras dimensiones
y, en cierto sentido, ha desafiado al Concilio. La religión del Dios que se ha
hecho hombre ha chocado con la religión –porque de una religión se trata- del
hombre que se hace Dios”. Son palabras que De Lubac subraya como propias de un
análisis profético de los efectos de confundir los términos y no comprender qué
significa naturaleza y qué significa gracia. El hombre, para ser tal, necesita
de ambos para entenderse a sí mismo. Naturaleza y gracia: Dios que viene al
hombre y el hombre que va a Dios. Esta es la esencia del cristianismo.</span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-79600001022118877952015-08-30T02:23:00.000-07:002015-08-30T02:23:36.371-07:00Jesús de Nazaret: el hombre de las cien caras.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-BNYiU2xZQD0/VcBfC-IwIFI/AAAAAAAAKsQ/GUx9XYjsUG0/s1600/hombre%2Bcien%2Bcaras.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-BNYiU2xZQD0/VcBfC-IwIFI/AAAAAAAAKsQ/GUx9XYjsUG0/s320/hombre%2Bcien%2Bcaras.jpg" width="210" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b>Piñero,
Antonio</b>,<i> Jesús de Nazaret. El hombre
de las cien caras. Textos canónicos y apócrifos</i>, Edaf, Madrid 2012, 348 pp,
15 x 23 cm.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Este libro de Antonio Piñero expone, a través de un millar
de textos sobre Jesús, la tesis básica que el autor ha defendido en muchos de
sus libros, a saber, que el cristianismo es el producto de la reflexión
teológica de los discípulos de Jesús después de su muerte, que el cristianismo
es repensar y reinterpretar a Jesús a la luz de la creencia firme de que ha
resucitado y de que está presente entre sus fieles. Esa reflexión o
reinterpretación se logra no solo pensando en su vida en sí, sino también
apoyándose en la palabra viva de Dios, las Escrituras. Los cristianos estaban
también convencidos de que esa palabra había predicho de antemano todo lo que
sucedería con Jesús en su calidad de mesías de Israel, llegado en la plenitud
de los tiempos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En la presente obra, el autor nos ofrece una cantidad
ingente de dichos sobre Jesús, provenientes de múltiples tradiciones, canónicas
o no, y que conforman una especie de <i>collages</i>
sobre el concepto que en los primeros tiempos se tuvo de Jesús. Lo que ha hecho
el autor es dar coherencia temática a los textos, reuniéndolos en torno a temas
concretos. Poco le importa al autor la procedencia, lo único que tiene presente
al escoger los textos es la veracidad histórica del texto, no tanto su carácter
canónico. Así va tejiendo una especie de nuevo <i>diatesaron</i>, pero incluyendo no solo los textos evangélicos
canónicos, sino todo el material que al respecto de un determinado tema pueda
encontrar. Como ejemplo sirva el capítulo primero, denominado <i>Encarnación</i>. <i>Como Jesús es Hijo de Dios</i>. En este capítulo se hilvanan textos
procedentes tanto de los evangelios canónicos, los Hechos de los apóstoles o
las cartas de Pablo, como de textos apócrifos como el Evangelio de la Infancia
o los Hechos de Tomás, así como textos procedentes de la tradición como
Hipólito de Roma o Justin Martir. Este mismo tenor se sigue en el resto de los
trece capítulos de que consta la obra. Su lectura continua, en la que se trufan
todos los textos disponible en torno a la temática concreta, nos da la
sensación de un cierto (¿sano?) relativismo en lo que hace a las fuentes
utilizadas, pero fundamentalmente sobre el mismo personaje sobre el que versan
los textos: Jesús de Nazaret.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Resulta imposible hacerse una idea suficientemente clara de
lo que supuso Jesús de Nazaret con este método de presentación, aunque es
cierto que para ello ya hay otras obras, pero no ayuda a la comprensión del
personaje. Romper la estructura de los textos de procedencia y volverlos a unir
según un criterio extemporáneo, externo y hasta espurio, bien podría parecer
una descontextualización que impidiera, antes que permitiera, el acceso a un
Jesús liberado de las cadenas de la canonicidad. Algo de esto recela el autor
cuando él mismo aduce que “la presente colección/selección de textos permite al
lector adquirir una mentalidad un tanto relativista respecto a la herencia de
la Antigüedad sobre los hombres importantes, famosos, o trascendentes para la
humanidad” (348). Esa <i>mentalidad
relativista</i>, como dice el autor, antes que ayudar al lector, a menos que
esté avisado de los pormenores de la crítica y de esos los hay escasos, solo
puede ayudar a confundir. Ahora bien, el conjunto de textos así dispuestos sí
tiene validez para aquellos que tengan un claro conocimiento de la situación de
la investigación en la materia, pues ayuda a ver las relaciones que existen
entre la tradición canónica y la extracanónica sobre un tema concreto, sea este
el de la resurrección, sea la crítica al poder o sea la misma encarnación del
Hijo de Dios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La obra de Antonio Piñero dice no perseguir la finalidad de
reconstruir al Jesús histórico, sino mostrar la variedad del cristianismo
primitivo, con sus principales troncos, el judeocristianismo palestinense, el
judeocristianismo helenista, absorbido por la corriente del cristianismo
paulino, y la corriente gnóstica. La primera y la última acabarán siendo
expulsadas del cristianismo ortodoxo y sus textos no configurarán la corriente
canónica que tenemos hoy en el Nuevo Testamento, pero sus textos conservan un
cierto valor de testimonio, aunque no un valor histórico para reconstruir la
vida de Jesús. Es interesante la puesta en paralelo de unos textos y otros,
especialmente para conocer la variedad del cristianismo en sus orígenes, pero
no tienen ninguna validez para intentar recuperar lo que fue el acontecimiento
de Jesús. Aunque sea cierto que a un historiador solo le interese la lucha
entre ortodoxos y heterodoxos desde el punto de vista de la evolución de un
pensamiento, sí es cierto también que las comunidades que elaboraron y para las
que se elaboraron los textos tenían una cierta comprensión de la realidad de la
que nació su visión sobre Jesús. En otras palabras, lo que vivieron aquellas
comunidades en las que nacieron los textos que ahora conforman el Nuevo
Testamento, forma parte también del acontecimiento Jesús de Nazaret. Por eso no
es baladí qué expresen en sus textos, pues esa expresión es la consecuencia de
una experiencia que, generalmente, en los textos canónicos, es de persecución,
la misma persecución que vivió Jesús y que no está presente en los textos no
canónicos, o no lo está con la misma intensidad. Esta diferencia sustancial entre
unas comunidades y otras es fundamental para el historiador y lo es también
para el lector. Aunque es cierto que ya existen muchas obras donde esto puede
encontrarse, también lo es que si no se da al lector una mínima introducción al
respecto puede llevarse a error, al peor de los errores, al relativismo, a
pensar que el Jesús del que habla Marcos es el mismo del que habla el Evangelio
de la Infancia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En definitiva, estamos ante una obra interesante para el
lector avezado en los temas de los que trata y de la que se puede obtener gran
beneficio, pero sería necesaria alguna introducción explicativa para otro tipo
de lector, bien sea en la propia obra o remitiendo a alguna de las muchas y
buenas obras del autor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Bernardo Pérez Andreo</span><o:p></o:p></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-26263033982287190702015-08-03T23:40:00.000-07:002015-08-03T23:40:15.974-07:00Ciudadano Jesús<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-CDrm0TbTzrM/VcBeINwibOI/AAAAAAAAKsE/GGiy8LyzHL0/s1600/ciudadano%2Bjes%25C3%25BAs.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-CDrm0TbTzrM/VcBeINwibOI/AAAAAAAAKsE/GGiy8LyzHL0/s320/ciudadano%2Bjes%25C3%25BAs.jpg" width="207" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b>Piñero,
Antonio</b>,<i> Ciudadano Jesús. Las
respuestas a todas las preguntas</i>, Atanor, Madrid 2012, 343 pp, 15 x 23 cm.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Estamos ante una obra que puede y debe tener un largo
recorrido editorial, especialmente en el ámbito del mundo no especializado en
la investigación sobre Jesús. Antonio Piñero ha puesto todo su saber, acumulado
a lo largo de muchos años de investigación y docencia, a disposición de todos
los que quieran responderse a las preguntas fundamentales sobre Jesús, su vida,
su obra, sus intenciones, sus relaciones personales y grupales y sus proyectos.
El título es ampuloso, pero no defrauda al lector, aporta lo que promete: las
respuestas a todas las preguntas sobre Jesús de Nazaret. Está escrito con un
estilo sencillo y directo, recordando el modo de los catecismos antiguos,
mediante preguntas retóricas que eran contestadas puntualmente, lo que permite
tanto la búsqueda de las mismas en la obra como su hipotético aprendizaje por
parte de un grupo de discípulos interesados en el tema. Incluso el especialista
puede obtener un enorme beneficio con la obra, pues la sistematización de la
misma es de gran ayuda a la hora de encontrar aquellos elementos que más le
interese. Es, por tanto, una obra de divulgación y también de estudio sobre
Jesús.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La obra está organizada en 16 capítulos, cada uno de ellos
subdividido en las preguntas correspondientes convenientemente contestadas. El
completo índice permite la búsqueda de cualquiera de las cientos de preguntas
contestadas por el autor, pero la lectura continua del índice puede servir como
una especie de presentación tética del pensamiento del autor sobre Jesús. Así,
la serie de 16 capítulos comienzan, precisamente por <i>los comienzos de la historia de Jesús</i> para plantear las cuestiones
introductorias de la investigación sobre Jesús: cómo sabemos que existió
realmente, qué grado de fiabilidad tienen los evangelios, cuáles son las
fuentes para la investigación…, así hasta los criterios de historicidad.
Acabada este capítulo introductorio, se siguen en el orden en que están los
temas en los evangelios los otros 15 capítulos: nacimiento, familia y
formación, Jesús y Juan Bautista, la predicación de Jesús, sus discípulos, la
religión de Jesús, su mensaje sobre la ley y el Reino de Dios, las parábolas,
la ética predicada, la fundación de la Iglesia, la personalidad de Jesús, los
últimos días, descendimiento y sepultura, la tumba vacía y la resurrección.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Se trata, por tanto, de un repaso sistemático y exhaustivo
de lo que ha aportado la investigación sobre Jesús, pero en un lenguaje
asequible al gran público, que encontrará cumplida respuesta a las cuestiones
abiertas sobre Jesús, sea creyente o no lo sea, porque el autor se sitúa, de
forma decidida, en el espacio de la ciencia, alejado de la fe, a la que achaca
la imposibilidad de imparcialidad. Según dice, autores de gran relevancia en el
panorama teológico actual pecan de parcialidad a la hora de abordar un tema que
es, en esencia, científico. Por eso, la propuesta es de lo más aséptica, sin
dejarse llevar por otra cosa que no sea lo que la ciencia nos puede decir hoy
sobre cualquier tema. Así, sobre la supuesta relación marital entre Jesús y
María Magdalena, no duda en calificarla de fantasiosa, pues no hay ningún
documento ni prueba que permitan aventurar tal cosa, antes bien justo lo
contrario. De la misma manera nos dice que tampoco se puede atribuir a Jesús
una autoconciencia de preexistencia divina, pues eso no corresponde a un judío
prácticamente, como era su caso. Por tanto, nos encontramos ante un texto
equilibrado que nos aporta lo que la investigación científica puede dar, cada
cual hará con eso lo que crea conveniente, pero no podrá utilizarse la
investigación para justificar posiciones de parte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Es interesante el aporte que nos hace el autor en la
conclusión, contestando a la pregunta <i>¿qué
podemos afirmar como cierto o muy probable desde la ciencia histórica, de la
vida de Jesús de Nazaret?</i> Podemos decir que Jesús nació siendo Augusto
emperador, creció en Galilea, perteneció a una familia numerosa, fue
profundamente religioso en la tradición judía y se vinculó a Juan el Bautista.
Reunió un grupo de discípulos y se presentó como un profeta. Hizo de la venida
del Reino de Dios su proyecto, un proyecto que presentó a los excluidos y
pobres de Israel. Antepuso los aspectos morales a los rituales y radicalizó la
Torá, lo que le llevó a una serie de disputas con los distintos grupos judíos
de la época. De Galilea subió a Jerusalén para culminar su proyecto, donde
encontró la oposición del poder romano, fue arrestado por motivos de índole
sociopolítica y ejecutado como un subversivo. Murió en tiempos de Tiberio,
crucificado junto a varios bandoleros.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Según el autor, a partir de lo expuesto ya no es historia,
sino fe y de la fe no puede hablar la ciencia. Durante los cuatro siglos que
siguieron a su ejecución, la teología cristiana, especialmente en los
concilios, elevó a Jesús al rango de Dios, Segunda Persona de la Trinidad,
Logos preexistente del Padre, Verdad Eterna para todo hombre que viene a este
mundo. Pero esto es teología y Antonio Piñero solo hace investigación
histórica.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-47065348958724203212015-08-03T23:32:00.001-07:002015-08-03T23:32:56.577-07:00¿Caritas in veritate?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-1KvtPabTJQ0/VCEp_lrIQ2I/AAAAAAAAICA/sCsVy22htH4/s1600/caritas%2Bin%2Bveritate.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-1KvtPabTJQ0/VCEp_lrIQ2I/AAAAAAAAICA/sCsVy22htH4/s1600/caritas%2Bin%2Bveritate.jpg" width="214" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span lang="IT">Martínez Hernández, Mª Carmen</span></b><span lang="IT">,<i> “Caritas
in veritate” y el compromiso por el trabajo y el desarrollo humano. </i>Diputación
de Córdoba, Córdoba 2011, 215 pp, 14 x 24 cm (</span></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 56 (2013) 470-471</span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-indent: 0cm;">).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span lang="IT"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Como es sabido, la primera y única encíclica social del
pontificado de Benedicto XVI, nace para conmemorar una de las encíclicas
sociales más importantes, <i>Populorum
progressio</i> de 1967. Aquella encíclica fue un hito por poner el desarrollo
integral humano como clave para la comprensión de la realidad social y
económica de la humanidad. Si la economía se justifica es porque es capaz de
producir desarrollo de los hombres y desarrollo del hombre, de todos los
hombres y de todo el hombre. Al cumplirse los cuarenta años de su publicación,
imitando así el gesto de <i>Quadragessimo
anno</i> con <i>Rerum novarum</i>, el Papa
quería tener la oportunidad de poner al día aquel magnífico pensamiento
incluyendo cuestiones que entonces apenas apuntaban y que hoy son de candente
actualidad: la ecología, la superpoblación, el desarrollo biogenético, etc.
<b>Pero resultó que estalló la mayor crisis del capitalismo desde 1929 en 2007 y
la encíclica hubo de ser pospuesta. Quizás por no esperar más, se publicó en
2009, en medio de la más grave de las crisis económica, social y humana que se
recuerda en Occidente</b>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La obra de Martínez Hernández intenta recuperar esa valía
que sin duda tiene la encíclica: <b>plantear una crítica profunda mediante una
visión conjunta del modelo de desarrollo dominante para corregirlo de forma
concertada y a largo plazo</b>. Según ella misma indica, el documento pontificio
recoge la postura del Papa ante la crisis, sus repercusiones sobre los más
desfavorecidos del planeta y ratifica el compromiso con quienes padecen los
efectos de la crisis.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La obra se centra en el estudio de <i>Caritas in veritate</i> desde la dimensión del desarrollo humano
integral. Por eso realiza una introducción a la lectura de la encíclica desde
sus mismos presupuestos y desde el compromiso de la Iglesia con la situación de
los hombres de hoy. El motor de la reflexión es la búsqueda de la verdad en el
amor, porque la verdad sin amor, es decir, sin la concreción en el día a día, o
el amor sin la verdad, sin las bases que dan sustento a un proyecto humano de
largo plazo, dejarían al hombre abandonado a los proyectos distópicos que lo
han atrapado a lo largo del cruento siglo XX. La propuesta que enmarca las
relaciones sociales es la civilización del amor, imagen del proyecto trinitario
para el mundo. Dios se da a los hombres por medio de su Hijo y en Él reciben la
salvación plena. La encarnación es la concreción más visible de ese proyecto de
amor de Dios para los hombres.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Sin embargo, llevar a la práctica el proyecto de amor
trinitario implica que la sociedad se organice de una determinada manera, con
unos criterios claros: la justicia y el bien común como principios rectores que
dirijan la sociedad desde una economía solidaria, donde cada cual realice
aquello que deba y reciba aquello que necesite. De aquí nacerá el verdadero
desarrollo integral de la humanidad, de la aplicación de estos principios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La encíclica pone en primer plano el problema del trabajo y
su distribución, junto con una nueva visión de la empresa. El Papa denuncia la
falta de respeto a los derechos de los trabajadores y sus consecuencias
inmediatas, como el riesgo de desprotección social y la crisis demográfica,
pues la crisis económica ha generado la destrucción de derechos obtenidos
durante largo tiempo, derechos que aseguraban que las personas estuvieran
protegidas, tanto en su vida presente como en el proyecto de crear una familia
y generar nueva vida. Cuando los derechos no se respetan, se producen
situaciones que claman al cielo. El empobrecimiento de los trabajadores
mediante el desempleo o el subempleo, devalúan el derecho a un sueldo digno y a
la seguridad tanto del trabajador como de su familia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Por otro lado, el mismo concepto de empresa debe ser
modificado para ir hacia una concepción que la supedite al bien común. La
empresa no es un lugar para obtener beneficios, sino para generar riqueza
social. El empresario, atento al bien común, debe entender su actividad dentro
de un proyecto mayor de servicio social, lo que contribuirá a crear las
condiciones para que sea un lugar
humano. Hay que romper la división tradicional entre empresas que producen
beneficio y las empresas sin ánimo de lucro. Todas las empresas deben tener
como objetivo la producción de un bien social y dejar el beneficio como un mero
instrumento para obtener el verdadero objetivo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Los graves problemas de la crisis actual deben ser
insertados dentro de un marco de crisis moral, según el Papa, que explica los
males desde perspectivas más amplias. El Papa denuncia la cultura económica y
empresarial dominante y propone un cambio de mentalidad, de corazón, una
conversión personal de empresarios y trabajadores. Esa cultura imperante es la
que ha eliminado la esperanza cristiana, y de ahí la caída en una crisis de
tales dimensiones. <i>Caritas in veritate</i>
aporta, en medio de un mundo desesperanzado, carente de caridad y de justicia,
la esperanza de que la humanidad puede progresar por medio de una comprensión
integral del hombre y sometiendo la economía al orden de la gracia, es decir, a
la justicia y el bien común.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Bernardo Pérez Andreo</span><o:p></o:p></span></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-58509706736213996762015-05-19T03:06:00.000-07:002015-05-19T03:06:22.157-07:00Fe y hechos en la historia de Jesús<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-jgRqx-7QSmM/VCEsfVks0bI/AAAAAAAAICY/gU52xFX342E/s1600/jeus%2C%2Bla%2Bfede%2Bi%2Bfatti.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://4.bp.blogspot.com/-jgRqx-7QSmM/VCEsfVks0bI/AAAAAAAAICY/gU52xFX342E/s1600/jeus%2C%2Bla%2Bfede%2Bi%2Bfatti.jpg" width="213" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span lang="IT">Thiede, Carsten Peter</span></b><span lang="IT">,<i> Jesus.
La fede. I fatti. </i>Messaggero Editrice, Padova 2009, 191 pp, 16 x 23,5 cm (</span></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 55 (2013) 255-257</span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-indent: 0cm;">).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span lang="IT"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Aunque la
traducción de esta obra a la lengua de Dante es reciente, el original tedesco
cuenta ya con diez años de antigüedad, <b>antigüedad que se deja sentir con fuerza
en un ámbito de estudios tan sensible a los progresos de los descubrimientos
arqueológicos como es la investigación sobre Jesús, especialmente el <i>Jesús histórico</i>.</b> Thiede hace gala en la
obra de sus profundos conocimientos como historiador y papirólogo, apostando
todo a la validez de unos pequeños restos de papiros encontrados en Qumram,
específicamente el 7Q5, que contendría algún trazo del Evangelio de Marcos.
Puesto que la cueva donde se encontró está datada del 40-50 d.C, el texto de
Marcos sería anterior a la destrucción del 70, con toda probabilidad, indica
Thiede, lo cual nos llevaría a que el <i>apocalipsis
marcano</i> no sería una retroproyección de la comunidad pospascual sino un
verdadero anuncio de acontecimientos futuros. Con este argumento y algunos más,
<b>el autor se enfrenta a toda la crítica histórica de los evangelios y a todos
los investigadores sobre el <i>Jesús
histórico</i>, apostando a que, como indica el subtítulo de la obra, en Jesús,
los datos de la fe y los hechos coinciden punto por punto</b>.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Para reafirmar
este posición previa, este pre-juicio, el autor confronta algunos de los datos
más significativos de los evangelios con la epigrafía y los descubrimientos
arqueológicos a los que ha tenido acceso. Sin atender a varios de los criterios
de historicidad que forman parte del consenso actual de la investigación, como
el de datación múltiple, adoptando una sola fuente como válida para certificar
un dato, véase la <i>huida a Egipto</i> o el
<i>nacimiento en Belén</i>, <b>Thiede se
aventura a proponer que toda la narración mateana de la infancia de Jesús es de
carácter histórico</b>. La prueba la encuentra en un descubrimiento arqueológico en
Ascalón, al norte de la franja de Gaza. Allí se habría encontrado un osario con
muchos restos de nños pequeños, que habrían muerto con meses de edad. Este
descubrimiento datado en los inicios del siglo I de nuestra era podría estar en
relación con <i>la muerte de los inocentes</i>
que nos relata Mateo que efectuó Herodes. Dado que Jesús hubo de nacer en el
año 7 a.C, en invierno afina más el autor, los datos podrían concordar. No
afirma que ese osario corresponda a la matanza de niños por Herodes, pero el
hecho de que se encuentre puede dar verosimilitud al relato evangélico. En todo
caso, <b>nos dice Thiede, un ser tan macabro como Herodes era capaz de eso y mucho
más, y puesto que era capaz, el relato es verosímil (sic).</b><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Otro de los datos
que la investigación unánimemente atribuye a la redacción pospascual y que
Thiede apunta como hecho histórico es el de los discípulos de Emaús. <b>Según él,
el relato no solo es histórico, sino que sería la prueba fehaciente de que la
resurrección es física</b>. Si Jesús fue crucificado el 14 de Nissán, viernes,
coincidiría con el 7 de abril del año 30. <b>El 9 de abril irían caminando estos
discípulos hacia Emaús. Dado el lugar y la época, el sol tendría mucha fuerza y
en el momento del atardecer, pues los discípuos habrían tardado unas tres horas
desde la tarde para llegar a Emaús, los ojos deberían maneterser bajos,
deslumbrados por el sol poniente. Este hecho, insiste Thiede, les llevaría a no
poder distinguir a aquel que llevaban al lado charlando con ellos</b>. Ni siquiera
en la casa ya, para la cena, podrían distinguirlo por la penumbra, solo al
partir el pan, gesto típico de Jesús, sería reconocido por ellos. Entonces,
según Lucas, desaparece Jesús, pero esta parte del relato ya no interesa a
Thiede.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Si bien es cierto
que no podemos separar al Jesús de la historia del Cristo de la fe, esto lo ha
dejado bien claro la investigación reciente, pues sería imposible llegar al
Jesús de la historia si no tuviéramos al Jesús de la fe, sin embargo, el Jesús
de la fe debe ser tamizado por el ingente instrumental hermenéutico y
científico que nos permite distinguir sin separar lo que pertenece a la fe y lo que pertenece a la
historia, sabiendo que la historia está siempre en la base, pero que es la fe
lo que pertenece a la constitucion del dogma. Por eso, es importante mantener
la independencia de los aportes de la ciencia y no mezclar ambas realidades.
Los evangelios nos legan la concreción escrita de la experiencia de las
comunidades que vivieron la historia de Jesús, pero esos textos deben ser
investiados como tales por la hermenéutica textual y por la historiografía, de
ahí que no sea de gran utilidad intentar conjugar lo que fue un relato con lo
que es un hecho.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Esta fórmula de
acceder a los datos evangélicos nos pone ante más aprietos que aquellos que
pretende resolver. Por eso, al final de la obra, Thiede, de forma muy honesta,
reconoce que la buena noticia del Hijo de Dios no se cierra con la
resurrección, sino que se abre a la fe que lleva a comprometer la propia vida
en el seguimiento. Como los discípulos de Emaús, nos dice, al encontrarnos con
el Cristo de la fe, somos capaces de encontrar el sentido a los acontecimientos
del pasado y proyectar la propia experiencia de fe al futuro. <i>¿No ardía nuestro corazón mientras nos
explicaba las Escrituras?</i> <b>Estas palabras que Lucas pone en labios de uno de
los discípulos, son las que cada uno de los creyentes debe decir en su corazón
al leer los evangelios, dice Thiede. Y así debe ser, sin confundir lo histórico
con lo que pertenece a la fe.</b></span></span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><b> </b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span lang="IT"> </span><span lang="IT"> </span> </span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Bernardo Pérez Andreo</span><o:p></o:p></span></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-81856120468543439102015-05-05T03:26:00.000-07:002015-05-05T03:26:24.094-07:00La fundación de una religión universal<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-yjXWtzfXaxA/VCEq4gajByI/AAAAAAAAICM/fVZsfE0PakM/s1600/primeros%2Bcristianos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-yjXWtzfXaxA/VCEq4gajByI/AAAAAAAAICM/fVZsfE0PakM/s1600/primeros%2Bcristianos.jpg" width="208" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span lang="IT">Berger, Klaus</span></b><span lang="IT">,<i> Los
primeros cristianos. </i>Sal Terrae, Santander 2011, 374 pp, 16 x 23,5 cm (</span></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 55 (2013) 260-262</span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-indent: 0cm;">).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span lang="IT"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">El volumen que
publicó Berger en su original alemán en 2008 es más comprensible si se respeta
el subtítulo, perdido en el edición española. <i>Los primeros cristianos</i>, así sin más precisión, puede inducir a
error, puede llevar a pensar que la obra versa sobre aquellos primeros
discípulos de Jesús que se extendieron más o menos por Oriente medio hasta
llegar a Roma. Pero si precisamos que se trata de cómo aquellos primeros tiempos,
<i>años fundacionales</i>, pusieron los
pilares para una religión mundial, la cosa se ve con más precisión. <b>El autor
pretende analizar los hechos históricos desde los textos cristianos en la
perspectiva de la fundación de una religión que llegaría a ser universal a
partir de un pequeño grupo reducido de judíos en la Palestina del siglo I, es
decir, el salto de una secta a una religión mundial, como lo es hoy</b>.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">No es de
extrañar, por tanto, que de los diez capítulos de que consta la obra, el
primero lleve por título <i>La hora cero.
¿Años fundcionales de una religión mundial?</i> La propuesta estriba en situar
los cincuenta años siguientes a la crucifixión de Jesús como los años
fundacionales del cristianismo en tanto que religión mundial. Para este
propósito se recurrirá a todos los materiales disponibles, en primer lugar los
bíblicos, pues, según indica Berger, ha pasado a mejor vida la era de la
crítica en la que los textos bíblicos eran, por principio, sospechosos de
exponer acontecimientos no históricos o decididamente irreales. Ahora estamos
en una época que piensa justo lo contrario: los escritores bíblicos nos cuentan
hechos históricos aunque lo hagan con sus propios criterios de historicidad. En
este sentido, será muy importante tener presente la epigrafía, los
descubrimientos arqueológicos y todas las aportaciones de las diversas
ciencias.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Pues bien, tras
los primeros seis capítulos llegamos al séptimo, donde se nos exponen las ocho
tesis de cómo y por qué llegó el cristianismo a ser una religión universal. Son
ocho tesis que el autor demuestra como bases explicativas del éxito de
cristianismo, más allá de la facticidad de los hechos comprobados en el
Imperio: Constantino y Teodosio principalmente. El cristianismo se convirtió en
religión mundial porque en él desemboca todo el caudal de amor de Dios
expresado en los profetas y vivido de forma especial por Jesús. Este amor lo
vivió la primera comunidad como una misión a los hombres, y esta misión es la
que globalizó el cristianismo. Este amor de Dios hasta la misma cruz, lleva a
los hombres a la amistad con los cristianos. De ahí que el evangelio llegue
primero a los pequeños, pobres, esclavos y mujeres oprimidas de la antigüedad,
que se convirtieron a su vez en portadores del mensaje liberador.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Las ocho tesis explicativas
del cristianismo como religión universal tienen una progresividad expositiva
que hace que unas se apoyen en las previas y a su vez las últimas explican las
primeras. Veamos. <b>Primera tesis</b>, con Jesús aparece una figura religiosa
excepcional. <b>Segunda</b>, el cristianismo primitivo fue la irrupción de un
monoteísmo ilustrado que flotaba en el ambiente. <b>Tercera</b>, el cristianismo fue
el descubrimiento de una clase peculiar de misericordia de la religión. <b>Cuarta</b>,
el cristianismo convencía gracias a una ética vivida en coherencia. <b>Quinta</b>, el
cristianismo primitivo era la forma de “asociación” ideal. <b>Sexta</b>, el
cristianismo primitivo era la religión de las mujeres. <b>Séptima</b>, el cristianismo
primitivo era la religión de los esclavos. Y <b>última tesis</b>: los primeros cristianos
fueron los verdaderos comunistas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Las tesis
expuestas, entendemos, explican así por qué el cristianismo se convirtió en una
religión universal, es decir, capaz de llegar a cualquier cultura, pueblo,
tradición u hombre. Dado que los hombres son, en su mayoría pobres, marginados
y mujeres, el cristianismo, como religión del amor de Dios a los necesitados,
llega a todos sin dificultad. Ahora bien, <b>las ocho tesis no tendrían esa misma
capacidad para explicar el por qué el cristianismo se convirtió en la religión
mundial que ha sido</b>. La explicación a esto hay que buscarla más en la historia
interna del Imperio romano, aquel que utilizó la religión cristiana como medio
para imponer una fe a todo el orbe conocido.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La obra de Berger
es una apuesta diferente en el marco de las aportaciones últimas en relación a
la aparición del cristianismo como religión importante dentro del marco del
mundo antiguo. Dunn, Crossan, Guijarro Oporto o Piñero, han hecho aportaciones
valiosas al tema de esta obra y lo han hecho con una perspectiva distinta y a
veces opuesta. La propuesta de Berger es necesaria dentro del panorama actual
de búsqueda de los años en que el cristianismo deja de convertirse en una mera
secta judía y pasa a tomar peso demográfico y político dentro del Imperio
romano. <b>No tenemos claro que la perspectiva propuesta sea la más coherente con
los datos de que disponemos, pero sí que permite mantener vivo el debate sobre
qué hizo que el cristianismo triunfara en y sobre el Imperio romano</b>. A nuestro
modo de ver es cierto que el cristianismo se extendió entre las clases bajas
del Imperio y lo hizo porque encontraron en él la dignidad que no tenían en el
Imperio, pero no terminamos de ver que el cristianismo fuese la “irrupción de
un monoteísmo ilustrado que flotaba en el ambiente” y que supusiera el
“descubrimiento de una clase peculiar de misericordia en la religión”. Como han
mostrado muchos investigadores, la ética y la misericordia cristiana eran
vividas ya en el Imperio a partir de las asociaciones funerarias donde las
mujeres tenían un papel prominente y en las que las comidas compartidas
representaban el núcleo de un igualitarismo social que rayaba en el comunismo
que Berger atribuye a las comunidades cristianas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">No cabe duda de
que el autor tiene razón cuando afirma que “los <i>chrestiani</i> son una alternativa atractiva desde el punto de vista
intelectual, ético y existencial” y que esta especificidad juega un papel
crucial en su extensión por el Imperio y su conversión en religión mundial. Por
eso, el estudio de los <i>años fundacionales</i>
del cristianismo sigue siendo una tarea a realizar por la investigación
especializada.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">
Bernardo Pérez Andreo</span><o:p></o:p></span></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-544497046342221772015-03-15T09:32:00.001-07:002015-03-15T09:32:37.306-07:00Teología sistemática de Pannenberg<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-xiUfcp5-yZY/VQWz78MbbXI/AAAAAAAAKdg/X5lg1rHhomI/s1600/pannenberg.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-xiUfcp5-yZY/VQWz78MbbXI/AAAAAAAAKdg/X5lg1rHhomI/s1600/pannenberg.jpg" height="320" width="198" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span lang="IT">Pannenberg, Wolfhart</span></b><span lang="IT">,<i> Théoligie
systématique ***. </i></span>Traduit sous la direction de Olivier Riaudel et
Rémi Chéno, Édition du Cerf, Paris 2013, 947 pp, 13,5 x <st1:metricconverter productid="21,5 cm" w:st="on">21,5 cm</st1:metricconverter>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La tercera y última parte de esta obra de Pannenberg tiene
su conclusión en la edición francesa a cargo de Olivier Riaudel, bajo cuya
dirección se ha realizado la traducción y edición por parte de Édition du Cerf.
Se trata del capítulo dedicado a la Iglesia, conclusión de toda teología
sistemática como presentación de la doctrina cristiana. Es el volumen más
extenso, casi mil páginas, constituido por una reflexión sobre el Espíritu
Santo en tanto que don escatológico que mira al cumplimiento escatológico y la
salvación de la existencia cristiana, considerada esta como experiencia
individual de salvación y gracia, pero dentro de la vivencia eclesial. Como
buen protestante, hace una fusión entre la dimensión comunitaria y la
individual de la fe, ambas dimensiones constitutivas de lo que es el núcleo de
la fe cristiana, en la perspectiva protestante. La Iglesia y los sacramentos
son presentados como signos del cumplimiento de la salvación futura, pues el
centro de esta salvación es la participación personal de cada cristiano.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Lejos queda la esperanza protestante en la extensión
universal de una libertad fundada en la fe, en un mundo marcado por el
cristianismo. Este sueño fue de corta duración y el despertar volvió a situar
la fe en su base eclesial, intentando, por supuesto, huir de la hierocracia
romana y de las <i>desviaciones</i> que los
protestantes denunciaron en la eclesialidad católica. A esto se une el hecho
doloroso de las divisiones dentro de la Reforma y de la excesiva pluralidad que
llevaba a una ruptura de la comunión cristiana que no podía fundarse ni en la
Escritura, ni en la fe en Cristo, ni en la propia necesidad histórica. De ahí
que el eje vertebrador de esta obra de Pannenberg sea la cuestión de la
realidad de la Iglesia, la eclesiología, junto al de la verdad de la doctrina
cristiana. En la cuestión eclesial se juega su veracidad el cristianismo, así
lo vio la Iglesia católica en el Concilio Vaticano II y así lo han visto los
protestantes tras muchas rupturas. La Iglesia, las iglesias, están llamadas a
dar testimonio del Evangelio, este testimonio debe ser vivido en la Liturgia
como expresión más nítida de su ser íntimo. La Liturgia y el testimonio
cristiano deben estar orientados al Reino, como punto de llegada y meta final
de todo el ser cristiano en el mundo, en la historia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Cuatro densos capítulos componen el volumen. En su
numeración continua de la obra son los que van del XII al XV. El primero de
ellos está destinado a la <i>efusión del
Espíritu, el Reino de Dios y la Iglesia</i>. Se trata de una triada inseparable
si se quiere comprender correctamente el ser cristiano. El cumplimiento de la
economía divina de salvación, desde las mismas relaciones trinitarias, se lleva
a cabo por la efusión del Espíritu en vida, obra, muerte y resurrección de
Cristo. El Espíritu constituye el Reino de Dios en la vida de Cristo, pero tras
la muerte y resurrección prolonga su acción en el grupo de los seguidores de
Jesús, en la Iglesia, encargada tras Pentecostés de llevar el Evangelio a todo
el mundo. La Iglesia es el comienzo, germen, del Reino de Dios como misterio de
salvación en Cristo de toda la humanidad. La Iglesia es la organización
política en el horizonte del Reino de Dios. Con su vida litúrgica, la Iglesia
es, en medio de este mundo, un signo y un envío al destino definitivo de los
hombres hacia una comunión reconciliada en el Reino de Dios. Por eso mismo, se
hace necesario un segundo capítulo dedicado a <i>la comunidad mesiánica y el individuo</i>. Son 440 páginas dedicadas a
establecer una verdadera eclesiología protestante donde se muestran los
elementos sustanciales de la eclesialidad reformada: el individuo creyente como
centro de la fe eclesial, la Iglesia como comunidad de comunión de los
creyentes, la acción del Espíritu y sus efectos salvíficos, la fe, la esperanza
y el amor y la gracia como justificación de Dios, la presencia sacramental de
Cristo en el bautismo y la Eucaristía y el ministerio de dirección como signo e
instrumento de la unidad de la Iglesia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La forma que da Pannenberg a esta eclesiología reformada
tiene muchos puntos de contacto con las perspectivas eclesiológicas del
Vaticano II y de las experiencias ecuménicas impulsadas por Juan Pablo II y
Francisco en nuestros días. Se trata de repensar los elementos esenciales, sin
quedarse en la epidermis de la formulación histórica de la dogmática, sea
católica o protestante. Por ir a un ejemplo esclarecedor, merece la pena ver
cómo Pannenberg trata el tema de la pretensión católica de unidad entorno a
Pedro. Afirma el autor que no cabe discusión sobre si Roma fue, tras Jerusalén,
la portavoz de la cristiandad en general en un momento histórico, el problema
estribaría en el modo de describir la preeminencia del obispo de Roma en la
Iglesia católica, no el hecho en sí, inapelable. El problema está en pedir para
el obispo de Roma un ministerio infalible en lo doctrinal y un primado de
jurisdicción, en ningún caso en que el obispo de Roma pueda representar el
vínculo de unidad de todos los cristianos. En palabras de Pannenberg: “las
razones más profundas de la constitución de la primacía romana … deben ser
buscadas en la necesidad, expresada en el cristianismo primitivo en el modelo
petrino, de una autoridad normativa para toda la Iglesia y al servicio de su
unidad” (567).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Los dos capítulos últimos están dedicados a la relación
entre <i>elección e historia</i>, y al <i>cumplimiento de la creación en el Reino de
Dios.</i> Ambos capítulos no hacen sino poner unos fuertes grilletes a la idea
extendida tanto entre los católicos como entre los protestantes de que la
Iglesia es la realidad última y definitiva. Aunque esto no se diga así, subyace
en las propuestas eclesiológicas más extendidas entre los fieles, sin embargo,
nada de esto puede ser pensado y expresado teológicamente si se tiene presente
que la Iglesia es, en último término, una realidad instrumental. Dios quiso
salvar a la humanidad tomada como pueblo, sociedad e historia y por eso hubo de
optar por elegir un pueblo que fuera la luz de los demás para consumar la
presencia de Dios en medio del mundo. Esta elección debe ser vivida como
experiencia de la persona, de la comunidad y de la misma sociedad, pero nunca
como experiencia de un privilegio, sino de una responsabilidad. Dios elige a un
hombre, a un pueblo, para llevar a cabo su obra de cumplimiento escatológico de
toda la humanidad. Como la Encarnación, la Elección es un medio para construir
el Reino de Dios en la historia, llevando ésta a su cumplimiento por la acción
del Espíritu entre los hombres. El final del camino de Dios no conduce ni más
allá ni fuera de la creación o el mundo; conduce directamente a la reconciliación
del mundo y a su cumplimiento escatológico, hacia la realización del deseo
mismo de la creación, hecha por Dios para llegar a Él. El amor divino es “el
fundamento eterno para la salida de la inmanencia de la vida divina como
Trinidad en la economía de salvación y para la inclusión de las criaturas,
gracias a esta mediación, en la unidad de la vida trinitaria. Diferenciación y
unidad de la inmanencia y de la Trinidad económica forman la pulsación del
corazón del amor divino y, de una sola pulsación, este amor engloba el mundo
entero de las criaturas” (838). Acaba así la obra de Pannenberg, volviendo al
punto de partida, el amor de Dios, que se expande dentro de sí como vida
intratrinitaria, pero que sale de sí extendiendo esa vida como creación. Esta
creación es el lugar de expresión de su amor en la efusión de su Espíritu, en
la vida entregada del Hijo y en la comunidad de los hombres que viven por y
para Cristo y el Espíritu, la Iglesia. Esta comunidad vive como germen del
Reino y como expresión del cumplimiento definitivo de ese amor trinitario que
se encuentra expandido en el mundo. <i>Mundus
reconciliatus est Ecclesia</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="IT">Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></span></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-74776089132795436842015-01-03T09:43:00.000-08:002015-01-03T09:43:42.615-08:00Historia de Jesús<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-BS1PNomEBQ4/VCEt2lQDBYI/AAAAAAAAICk/Zkc-onLOmsk/s1600/pikaza%2C%2Bhistoria%2Bjes%C3%BAs.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-BS1PNomEBQ4/VCEt2lQDBYI/AAAAAAAAICk/Zkc-onLOmsk/s1600/pikaza%2C%2Bhistoria%2Bjes%C3%BAs.jpg" height="400" width="262" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span lang="IT">Pikaza, Xabier</span></b><span lang="IT">,<i> Historia
de Jesús</i>, Verbo divino, Estella 2013, 671 pp, 15,5 x 23,5 cm.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span lang="IT"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Pretensión para unos, riesgo para otros, hacer una <i>historia de Jesús</i> sigue siendo, a pesar
de las últimas investigaciones sobre Jesús, algo problemático en sí mismo. Los
más puristas entre los científicos niegan que se pueda hacer una verdadera
historia sobre un personaje del que tenemos textos que en su mayoría son
confesiones de fe, confesiones de parte, diríamos. Por otro lado, los más
tradicionalistas entre los teólogos han sucumbido al peligro de Bultman:
considerar irrelevante los hechos históricos, bastando a la fe con la
constatación del nacimiento, la muerte y la resurrección. C<b>on esos simples
datos puede sostenerse la fe nacida de los siete primeros concilios ecuménicos
y que el Magisterio eclesial salvaguarda como precioso depósito sagrado que lía
en pesados fardos dogmáticos para que los creyentes futuros tengan seguridad
plena de cuál es el conjunto de datos a confesar</b>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Pero <b>a Xabier Pikaza no le asusta ni la Escila cientifista
ni la Caribdis dogmática, cual Ulises de la teología, Pikaza, es capaz de
navegar en las procelosas aguas de la investigación del Jesús histórico</b>, aguas
cargadas de obstáculos ocultos que pueden hacer naufragar cualquier navegante
poco avisado. No se detiene en los muchos, y a veces infructuosos, debates
particulares; los conoce bien y sobrevuela sus resultados, aportando una visión
de conjunto que avanza hacia la unidad de la temática expuesta. Esquiva las
ocultas rocas que apenas asoman en medio del océano de la bibliografía, <b>sin
varar su nave ni en los estimulantes, aunque estériles, juegos de colores del <i>Jesus Seminar</i>, ni en las nuevas formas
de neodogmatismo cristológico que se ocultan tras las más brillantes plumas del
mundo anglosajón</b>. Con mano firme dirige la nave hacia el puerto seguro de la
formulación histórica de la fe. No es la obra de un mero científico, porque la
fe está presente en cada línea, pero tampoco es la obra de un mero creyente,
pues la ciencia mantiene firme el resultado final. <b>La <i>historia de Jesús</i> es la obra definitiva tras muchos años de
investigaciones sobre Jesús</b>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">No es una obra difícil de leer, pues la hábil mano del autor
ha sabido diferenciar dentro de la misma obra tres niveles de lectura, de modo
que todo lector pueda aprovechar al máximo su lectura. En un primer nivel, el
texto corrido del libro, el lector puede acceder a una lectura lineal,
sencilla, fluida, llena de matices, pero pegada tanto al texto bíblico como a
los acontecimientos históricos. <b>Es un nivel de lectura que agradecen tanto los
legos en la materia como los expertos. Los primeros porque el aparato crítico y
los debates entre expertos pueden hacerles perder el hilo de la obra, a los
segundos porque ese debate puede serles de utilidad en un segundo plano</b>. De ahí
que el segundo nivel de lectura esté compuesto por unos esquemas en letra
pequeña y marcados con una barra lateral. Se trata de recopilaciones y
ampliaciones del tema principal. Es un nivel imprescindible en una obra de la
altura de esta, pero prescindible para un lector menos exigente. Al final
encontramos el tercer nivel, compuesto por las notas al final de cada capítulo,
para no impedir la lectura fluida, y que aportan jugosas disgresiones,
ampliaciones, intensificaciones, debates y críticas que hacen las delicias de
los expertos en el tema, es más, habrá quien lea primero el aparato crítico
junto con la ingente, exhaustiva y ordenada bibliografía, bien estructurada en
torno a las temáticas correspondientes y con algunas indicaciones interesantes
sobre las principales obras sobre Jesús de los últimos años.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Además de los distintos niveles de lectura y de la unión
entre ciencia y fe en la obra de Pikaza, también nos encontramos con la
perspectiva que unifica lo que se ha denominado como <i>tercera búsqueda</i>: el énfasis en los aspectos históricos, sociales y
económicos. <b>Tras la recuperación del Jesús judío, era necesario recuperar al
Jesús campesino, radical y alternativo al orden imperial romano y al orden
religioso del Templo</b>. Sin este énfasis se perdería la clave explicativa del
proyecto de Jesús. Pikaza afirma que “quiere escribir desde abajo, desde su
proyecto mesiánico, situándolo dentro de la trama de intereses politicosociales
(económicos) de su entorno, a los que él quiso oponerse, y por lo que fue
condenado a muerte” (p. 13). <b>Desde esta perspectiva, desde abajo, se puede
luego entender la proyección hacia arriba de Jesús, su divinidad nacida de su
humanidad. Por eso, la obra propone a Jesús como un nazoreo mesiánico, un judío
vinculado al recuerdo de David comprometido con la causa de Dios, lo que es lo
mismo que decir, comprometido con la justicia, los pobres y los excluidos</b>. Este
nazoreo vivió en un momento histórico y un lugar en el que se concentraron
todas las expectativas mesiánicas del pueblo y de la humanidad entera. El
pueblo judío, concretamente en Galilea, vivía la explotación del mayor imperio
de la historia, pero lo padecía por mano de intermediarios que multiplicaban el
sufrimiento. Es aquí donde el proyecto de Jesús cobra vida y a cuya luz debe
ser expuesto para ser comprendido. Desde ahí, desde ese universal concreto que
es la vida y obra de Jesús, puede leerse la historia de toda la humanidad en
clave de liberación del sufrimiento, la explotación y la injusticia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Para contarnos esta historia, esta historia con sentido
universal, Pikaza nos propone seis pasos, seis partes que coinciden con una
aproximada división de los evangelios, especialmente el de Marcos. Hay que
decir aquí que no viene mal tener a mano la ingente obra del autor sobre el
evangelio de Mateo, una lectura seguida del evangelio más usado en el
cristianismo. Pero las seis partes coinciden más con el proyecto Marcano, un
proyecto que nos presenta al hijo del hombre, a Jesús el Mesías. La primera
parte, <i>En el principio. Origen del
evangelio de Jesús, Juan Bautista</i>, narra la historia de un hombre que vivió
en Nazaret en un tiempo de crisis y se comprometió con la causa de su pueblo.
Se vinculó con un profeta de aquel tiempo, Juan el Bautista, y comenzó su
propio camino tras el arresto del maestro, anunciando el Reino de Dios en
Galilea, donde había vivido como artesano y de donde salió para extender su
proyecto. Este proyecto se analiza en la segunda parte: <i>Empezó en Galilea: el comienzo del Reino</i>. Jesús se entiende a sí
mismo como profeta sanador y exorcista, enfrentándose a los poderes del Diablo,
sanando y liberando y ofreciendo humanidad a los posesos. Percibió que había
llegado el momento y que la lucha no sería militar, sino humana, pero
enfrentada al poder de Satanás, al poder de Roma. <b>El dios de los poderosos,
Mamón, es el causante de tantas injusticias económicas que sumen a la gente en
la depresión y el sufrimiento moral. La propuesta de Dios es que los hombres
vivan como hermanos y eso implica cumplir con la <i>Estrategia mesiánica, un proyecto del Reino</i>, la tercera parte</b>. La
estrategia es fundar un grupo, el grupo del Reino, que pueda unificar a todo
Israrel. Se trata de una nueva familia en la que están los pobres y excluidos
sociales, religiosos y económicos y a la que pertenecen por derecho los
excluidos, pero a la que están invitados los opresores, si abandonan su
posición y acogen a sus hermanos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Puesto el proyecto, entramos en la cuarta parte: <i>Camino de Jeruselén, ¡Tú eres el Cristo!</i>
Jesús no se quedó en el activismo, llegado el momento decidió que había que
culminar el proyecto subiendo a Jerusalén, donde se decidiría definitivamente
su propuesta. En Jerusalén se unirán su vida y su obra con la obra de Dios. La
quinta parte, <i>Jerusalén: La próxima copa
en el Reino</i>, nos muestra a Jesús rodeado de los suyos en la ciudad santa
ofreciendo como único signo su vida ofrecida al servicio de los pobres,
entrando en paz y con paz en Jerusalén. Pero los poderes no aceptaron su
propuesta y se confabularon contra él. Él cenó con sus discípulos y fue al
Monte de los Olivos a esperar la venida de Dios, había prometido que la próxima
copa la tomaría en el Reino. Así llegamos a la culminación, la sexta y última
parte de la obra, siguiendo el trazado Marcano: <i>IRNI. Jesús nazoreo, rey de los judíos</i>. Jesús vivió como enviado y
confió su vida por completo en Dios. Los poderes se confabularon contra él y lo
ejecutaron. Sintió la profunda soledad del abandono. Fracasó en un sentido
mesiánico, pero ese fracaso pudo ser interpretado como el verdadero triunfo de
Dios, es el inicio del camino de la Iglesia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Como el mismo autor deja caer en la introducción de la obra,
ahora sería necesario escribir la continuación de la misma sobre los comienzos
del cristianismo, tal como han hecho otros autores. <b>Esperamos de la diestra
pluma de Xabier Pikaza esa segunda parte a esta obra que leeremos con tanta
fruición y aprovechamiento como esta</b>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Bernardo Pérez Andreo</span><o:p></o:p></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-60061707733101193942014-11-14T08:26:00.000-08:002014-11-14T08:26:09.881-08:00Absoluto relativo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-XU70wlLWdCo/VCEmhYV2cEI/AAAAAAAAIBo/X4O1afrGUO8/s1600/absoluto%2Brelativo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-XU70wlLWdCo/VCEmhYV2cEI/AAAAAAAAIBo/X4O1afrGUO8/s1600/absoluto%2Brelativo.jpg" height="320" width="207" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span lang="IT">Lucas Lucas, Ramón</span></b><span lang="IT">,<i> Absoluto
relativo. Presupuestos antropológicos del mensaje revelado,</i> B.A.C., Madrid
2011, 145 pp, 13,5 x 20,5 cm (</span></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 55 (2013) 266-268</span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-indent: 0cm;">).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span lang="IT"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Estamos ante una obra cuyo principal mérito es la claridad
expositiva, claridad que es deudora de formas de exponer y enseñar que
pertenecen a las más acendrada tradición de la teología. El profesor Ramón
Lucas atesora una gran experiencia docente en la Universidad Gregoriana,
experiencia que se traduce en una sutiliza pedagógica que muestra en todas sus
obras; en esta de forma especial. El tema tratado, los presupuestos
antropológicos del mensaje revelado, le permite partir de lo más cercano al
hombre para abrirse a las esferas más altas de la especulación, sin perder
nunca de vista <i>el suelo</i> de la
condición humana. <b>El hombre, absoluto relativo, está determinado por su
naturaleza, una naturaleza abierta al misterio, pero abierta en tanto que está
habitada por ese mismo misterio</b>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La obra está construida en tres partes y diez capítulos.
Cada parte está introducida por un resumen que explica de forma completa el
tratado que en ella se incluye. Así, la primera parte nos expone que <b>la
naturaleza humana es universal e inmutable en sus contenidos esenciales</b>: todos
los seres humanos pertenecen a la misma especie, forman la humanidad, poseen
igual dignidad y derechos fundamentales y están llamados a la salvación. Para
desarrollar esto, el autor estable tres grados sucesivos en tres capítulos. 1.
El mensaje revelado se dirige a todos los hombres. 2. El mensaje revelado se
dirige a todo el hombre en unidad de cuerpo y espíritu, y 3. La naturaleza
humana es normativa para la vida de la persona: la ley moral natural, universal
e inmutable y la situación concreta de la persona. Así, en esta primera parte
se sostiene que la existencia de una naturaleza humana universal, inmutable y
normativa de los actos humanos es presupuesto de la Revelación de Dios en el
hombre, pero no como algo extrínseco, sino como un elemento interior a la
propia constitución humana. <b>El mensaje cristiano se propone como un diálogo
personal y único de cada hombre con Dios</b>. Este diálogo solo es posible porque
en cada ser humano hay algo que lo une a los demás hombres, la naturaleza
humana, y que le permite tanto entrar en relación con ellos como con aquel que
es responsable de esta misma naturaleza, Dios. Por tanto, la naturaleza humana
es ser persona, persona humana, lo que nos lleva a la propuesta central del
autor: el hombre, como ser personal, ha sido creado por Dios para entrar en
relación con los demás y con Dios mismos. En esta relación se constituye a sí
mismo y encuentra los fundamentos de su acción con los demás seres humanos. De
ahí que la ética deba fundarse en aquella naturaleza que Dios ha dado al
hombre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Esto nos lleva a la segunda parte de la obra, donde se analiza
<b>la persona humana como singular, individual e irrepetible, sujeta a múltiples
cambios, con derechos y deberes individuales, y que tiene que dar una respuesta
personal a la llamada a la salvación</b>. Esto implica una reflexión conjunta entre
filosofía y teología, reflexión que contará con cinco pasos expuestos en los
cinco capítulos de esta segunda parte. El capítulo cuarto profundiza en el
concepto de persona empleado en Calcedonia y en la experiencia común que todos
tenemos de lo que es una persona. En el capítulo quinto se establece la
distinción y la conexión entre persona y naturaleza, dejando para el capítulo
sexto la profundizaición en el constitutivo formal de la ontología personal, la
relación esencial del ser personal. El capítulo séptimo analiza la
individualidad e irrepetibilidad de la persona, especialmente en la definición
boeciana de <i>rationalis naturae individua
substantia</i>. El capítulo octavo versa sobre el valor absoluto de la persona
humana, su dignidad de sujeto y su valor de fin.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La tercera parte aborda el problema fundamental de la
búsqueda del sentido y el problema del discernimiento y lo hace en dos
capítulos diferentes, el noveno para abordar el tema del hombre como buscador
de verdad y sentido y el décimo y último como la propuesta del discernimiento
crítico del Magisterio de la Iglesia y las antropologías no compatibles con la
fe. En esta última parte sobresalen las cuatro cuestiones que quedan abiertas y
que hay que tener presentes a la hora de realizar una propuesta cristiana ante
la necesidad del hombre de hoy de encontrar sentido y hacerlo desde la
perspectiva cristiana. La primera de las cuestiones es la antropológica, la
epistemológica es la segunda, la ética la tercera y la cuestión del sentido
última la final. Estas cuestiones deben ser abordadas a la hora de presentar la
propia fe en el ámbito universitario, en el ámbito de la gente de ciencia y del
saber, de modo que se les hable en su lenguaje. Por eso, todo docente debe
preguntarse ¿qué imagen de hombre subyace en lo que enseño, qué tipo de hombre
se construye con esos saberes que estoy transmitiendo? Además, debo plantearme
¿es plenamente verdad esto que enseño, cuáles son los elementos de
verificación, y sus límites? Por último, ¿cuál es el fin último de todo lo que
enseño? <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Estas cuestiones permiten hacer una metarreflexión sobre lo
que se enseña y cómo se hace. De esta manera, en el mismo proceso de indagación
sobre la naturaleza humana como presupuesto para la Revelación de Dios,
introducimos el propio procedimiento docente como un elemento más a tener en
cuenta, de modo que la labor universitaria no está al margen de la búsqueda de
sentido que se propugna para el hombre en medio de un mundo necesitado,
también, de salvación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Bernardo Pérez Andreo</span><o:p></o:p></span></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-11910929164741009982014-10-27T02:30:00.000-07:002014-10-27T02:30:14.504-07:00El Dios de Larry Hurtado<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-8-tmrwQRAhI/VCEoMwxaqnI/AAAAAAAAIB0/oz4qH1_dIj0/s1600/hurtado.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-8-tmrwQRAhI/VCEoMwxaqnI/AAAAAAAAIB0/oz4qH1_dIj0/s1600/hurtado.jpg" height="400" width="240" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span lang="IT">Hurtado, Larry W.</span></b><span lang="IT">,<i> “Dieu”
dans la théologie du Nouveau Testament</i>, Cerf, Paris 2011, 198 pp, 13,5 x 21,5
cm (</span></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 55 (2013) 268-269</span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-indent: 0cm;">).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span lang="IT"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">El especialista en cristianismo antiguo, Larry Hurtado,
lleva muchos años en su línea de investigación para probar que los títulos
aplicados a Jesús en el Nuevo Testamento lo designan propiamente como Dios y
que en esos mismos textos ya nos encontramos con una estructura pretrinitaria
que reflejan la convicción de los primeros cristianos de que Jesús supuso una
innovación respecto a la consideración del Dios del Antiguo Testamento. <b>Contra
la mayor parte de la crítica, especialmente contra Dunn, Hurtado defiende que
la consideración de Jesús como Dios, nace en los textos neotestamentarios de
una manera incipiente pero evidente, si es que nos tomamos la molestia de
estudiar esos textos con el rigor que requieren</b>. Para ello hay que prestar
atención a cómo se habla de Dios en los textos neotestamentarios, no solo cómo
se habla de Jesús. En especial es importante ver la relación de Jesús con Dios
y la presencia del Espíritu en esta relación, lo que lleva de forma inevitable
a considerar el Nuevo Testamento como los primeros escritos de una evolución
que llevará a la constitución de la doctrina trinitaria en el siglo IV. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En esta obra, Hurtado cree constatar <b>una negligencia </b>muy
curiosa y muy significativa, a su entender, en los estudios del Nuevo
Testamento: <b>no se ha estudiado de forma sistemática el significado y la
presencia de Dios en el Nuevo Testamento</b>. La causa de esto la encuentra Hurtado
en varios factores que determinan la exégesis moderna para presentar esa
extraña “falta de interés” por Dios. El primero de ellos se debería a un
supuesto pronunciado cristocentrismo que estaría en relación al rechazo
explícito desarrollado en el siglo XX por la <i>teología metafísica</i>. Este rechazo se remonta a Lutero y tiene como
consecuencia, además, el proceso de <i>desmitoligización</i>
que se vivió, en especial, tras y con la <i>interpretación
existencialista</i> de la religión. Estos factores han convertido los estudios
sobre la teología del Nuevo Testamento en estudios cristocéntricos, mostrando
una excesiva concentración en Jesús (cristología) en tanto que actor principal
de los designios divinos y sobre el plan redentor divino (soteriología), la
formación de un pueblo (eclesiología) y el triunfo último de las intenciones
redentoras divinas (escatología). Esta concentración cristológica de los
estudios del Nuevo Testamento estaría ocultando la absoluta novedad que supone
Jesús respecto a la religión judía y al resto de religiones del ambiente
romano. La propuesta de Hurtado es que una comprehensión de Dios, desarrollada
a la luz de Jesús, implica, a la vez, una plena continuidad con el testimonio
del Antiguo Testamento y también un desarrollo ulterior significativo. <b>Hurtado
muestra que la primera devoción cristiana sobre Jesús implica una <i>mutación</i> significativa en la devoción a
Dios </b>(p. 110).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Para demostrar su propuesta, el autor divide la obra en
cinco capítulos. En el primero, <i>“Dios” en
el Nuevo Testamento, estado de la investigación</i>, muestra que la
investigación sobre la manera en que los textos han mostrado a “Dios” ha sido
muy pobre. Pasa revista a los trabajos existentes y muestra sus <i>carencias</i>. En el segundo capítulo, <i>¿Quién es “Dios” en el Nuevo Testamento?</i>,
considera a Dios en el Nuevo Testamento en el cuadro romano del politeísmo y en
el de la primera controversia cristiana sobre la identidad o diferencia del
Dios cristiano con la divinidad descrita en el Antiguo Testamento. <b>La propuesta
es que el Dios del Nuevo Testamento representa una divinidad particular y no
una abstracción genérica y que ese Dios presenta tanto una continuación con el
Antiguo Testamento como un conjunto importante de rasgos distintivos</b>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En el capítulo tercero, <i>“Dios”
y Jesús en el Nuevo Testamento</i>, abunda en el impacto que ha tenido sobre el
discurso a propósito de Dios, la insistencia sobre Jesús en el Nuevo
Testamento. El punto clave es mostrar si el lugar central de Jesús en el
discurso del Nuevo Testamento sobre Dios, refleja una nueva divinidad o bien si
se trata de un testimonio distinto sobre la comprensión del Dios del Antiguo
Testamento. Lo primero sería la propuesta de Marción, lo segundo la de Hurtado.
Por eso, el capítulo cuarto, <i>El Espíritu
y “Dios”</i>, nos da la clave para la comprensión de la propuesta: la mención
extensiva del <i>Espíritu de Dios</i>, es la
clave para comprender el desplazamiento de significado del Dios
veterotestamentario. <b>El Espíritu ocupa un lugar especial respecto a Jesús,
abriendo un lenguaje triádico en el discurso neotestamentario. Jesús es Dios
por el Espíritu de Dios.</b> Según Hurtado, esta conclusión puede obtenerse del
estudio, no negligente, de muchos textos pasados por alto por la crítica. Así,
en el último capítulo realiza algunas observaciones finales, en las que
defiende su postura de analizar conjuntamente los textos del Nuevo Testamento.
Cree el autor que la disgragación en su análisis es la causante de la supuesta
negligencia respecto al análisis de Dios en esos textos. Su estudio como un
todo conjunto nos llevaría a otras posiciones, las suyas precisamente,
posiciones que relacionan estrechamente el Nuevo Testamento y el surgimiento de
la doctrina trinitaria posterior.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Independientemente del consenso que pueda suscitar la obra
de Hurtado, consenso harto dificultoso por los mismos motivos que él mismo
aduce para criticar a sus críticos, la obra de Hurtado es un aliciente para el
estudioso, al poner en cuestión los datos sabidos y las ideas que parecían
asentadas en la crítica neotestamentaria de los últimos decenios. La controversia
que ha establecido con James Dunn, especialmente, ha nutrido un cuerpo de
investigación estimulante que mantiene la tensión en el ámbito de la búsqueda
de nuevas perspectivas y formulaciones sobre el Nuevo Testamento, los primeros
cristianos, la cristología y la eclesiología. <b>La lectura de Hurtado nunca deja
indiferente y siempre abre nuevos caminos, nuevas perspectivas y distintas
visiones de hechos que parecían asentados</b>.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Bernardo Pérez Andreo</span><o:p></o:p></span></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-87903027305861435832014-10-10T02:27:00.000-07:002014-10-10T02:27:01.063-07:00Comunismo hermenéutico<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-jMutk4lMCKU/VCElIsYdS5I/AAAAAAAAIBc/zGDnsecbPsQ/s1600/comunismo%2Bhermen%C3%A9utico.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-jMutk4lMCKU/VCElIsYdS5I/AAAAAAAAIBc/zGDnsecbPsQ/s1600/comunismo%2Bhermen%C3%A9utico.jpg" height="400" width="267" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span lang="IT">Vattimo, Gianni-Zabala, Santiago</span></b><span lang="IT">,<i> Comunismo
hermenéutico. De Heidegger a Marx. </i>Traducción de Miguel Salazar, Herder, Barcelona
2012, 280 pp, 14 x 22 cm (</span></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 55 (2013) 277-279</span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-indent: 0cm;">).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span lang="IT"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La última obra de Gianni Vattimo, realizada junto a Santiago
Zabala, viene a poner el broche a un <b><i>retorno</i>
del pensamiento del padre del <i>pensiero
debole</i></b>. Si en los ochenta se alejó tanto del comunismo como del
cristianismo, en el siglo XXI ha vuelto a ambos y lo ha hecho de la mano de una
cierta interpretación, <i>hermeneusis</i>,
de los acontecimientos que se han verificado tras el paso arrollador de la
barbarie neoliberal. Como dejamos constancia en su momento, el <i>pensamiento débil</i> podía, con mucha facilidad, ser utilizado como
instrumento para lo opuesto para lo que fue expuesto. Aquel pensamiento, en su
crítica al realismo metafísico, al <i>pensamiento
fuerte</i>, acabó renegando de todo lo que permitiera <i>oprimir</i> el pensar del hombre, de ahí que su padre renegara a la vez
de dos tradiciones <i>fuertes</i> en la
historia del pensamiento y la lucha: la tradición cristiana y la marxista. Si
bien es cierto que nunca las abandonó del todo, lo es también que <b>a finales de
la década de los noventa se inicia el giro de retorno hacia estas tradiciones,
giro que constatamos en obras como <i>Ecce
comu</i> y <i>Después de la cristiandad</i></b>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En la presente obra, los autores constatan que al contrario
de lo que podría interpretarse de la Tesis 11, no se trata de transformar el
mundo pasando de la interpretación a la política, sino al contrario,<b> lo que hay
que hacer es dejar de describir el mundo y empezar a interpretarlo
correctamente</b>. <b>Sin interpretación no hay transformación</b>. La hermenéutica, de la
que huyen aduladores del modelo imperante como Searle, Fukuyama o Kagan, es el
verdadero instrumento que cambia la realidad, pero es importante que la transformación
de la realidad no se haga desde el mismo realismo metafísico que nos ha traído
hasta aquí, eso nos devolvería a la misma realidad de la que queremos escapar.
Este fue el problema del comunismo realmente existente, no salía del modelo
depredador al que decía oponerse. Lo que se necesita es un <i>comunismo débil</i>, al estilo de los que en Latinoamérica se están
imponiendo de la mano de líderes sociales que llegan al poder por medios
democráticos homologables en el mundo occidental y establecen políticas de apoyo
a los excluidos sociales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En la línea de Rorty y Derrida, se hace una propuesta
hermenéutica que aborda la entera existencia del ser humano, es decir, <b>se
recupera la esencia ontológica de la hermenéutica como lo hicieran Nietzsche,
Heidegger y Gadamer y se hace como instrumento en la lucha por las
interpretaciones</b>, contra la conservación de las leyes, los valores y los
principios naturales, apostando por un propuesta que se adapte a las exigencias
de los tiempos actuales, tiempos en los que está vetada la revolución, pero
también en los que ya no se nos permite por más tiempo mantener la situación
tal y como está. Este comunismo hermenéutico, por utilizar la nomenclatura de
la obra, quiere abandonar el ideal desarrollista y productivista imperante como
el llamamiento a la revolución. <b>Alejándose de Badiou y Negri, apuesta por un
pensamiento débil como la hermenéutica que puede evitar revueltas ideológicas
violentas y así defender a los débiles</b>. La defensa de los débiles ya no puede
hacerse por la fuerza de las armas, en ese terreno siempre ganan los mismos.
Los débiles no pueden utilizar las armas de los poderosos, sus armas son otras.
Son las armas de la unión, la solidaridad, el compromiso y el diálogo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b>Hoy, realismo metafísico y capitalismo van de la mano. Uno
es el brazo ideológico del otro, que es a su vez el yunque eficaz de su
implantación. Los débiles son el reverso del ser, lo que Heidegger llamó,
simplemente “ser”, Derrida, “márgenes de la filosofía” y Benjamin “la tradición
de los oprimidos”</b>. Lo que hace urgente la propuesta es que hay <i>una falta de urgencia que impera en el mundo
actual</i>. Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y la
crisis de 2008, no se ha producido un cambio a gran escala, sino todo lo
contrario: se han intensificado las políticas que dieron origen a esta
situación y quienes están pagando las consecuencias son, precisamente, los
débiles. De ahí que sea necesario plantear la propuesta de un <i>comunismo hermenéutico</i> o <i>pensamiento de los débiles</i>. Para
hacerlo, los autores establecen dos partes en la obra. La primera es <i>La democracia emplazada</i>, dividida en dos
capítulos en los que se analiza de un lado la violencia de la verdad metafísica
realista y de otro la imposición del capitalismo armado contra los débiles. La
segunda parte está reservada para la propuesta original de la obra: <i>Comunismo hermenéutico</i>. Dos capítulos, a
modo de reverso de los dos de la primera parte, constituyen la propuesta. El
primero de los capítulos es <i>La
interpretación como anarquía</i>, donde ser propone la existencia del hombre
desde la perspectiva de la interpretación y la hermenéutica como el verdadero
pensamiento débil. Desde aquí se abre la posibilidad para un pensamiento de los
débiles, el <i>comunismo hermenéutico</i>,
nombre del cuarto y último capítulo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La tesis final de la obra pivota sobre dos pilares: de un
lado la interpretación de la existencia como apertura del mundo y posibilidad
de transformación más allá de la lógica del cierre del discurso que opera el
realismo metafísico conservador; de otro lado, la urgencia de plantear
alternativas reales para que los débiles de la historia puedan torcer su rumbo
y crear otra realidad alternativa sin utilizar las armas de los poderosos,
armas con las que siempre vencieron y vencerán aquellos. El comunismo
hermenéutico vendría a ser una concepción efectiva de la existencia para
aquellos que no quieren ser esclavizados por un mundo totalmente organizado por
y para los poderosos y contra los hombres, contra el hombre. Los movimientos de
revolución débil nacidos en América Latina serían el nuevo proletariado, sujeto
de la nueva revolución pacífica, una revolución que nace de los débiles, pero
que es para todos los hombres y para todo el hombre. <b>Según Vattimo y Zabala, es
llegado el momento de <i>interpretar</i> el
mundo como medio de salvar al hombre</b>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Bernardo Pérez Andreo</span><o:p></o:p></span></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-57530691544692758032014-09-23T00:39:00.002-07:002014-09-23T00:39:25.614-07:00El sufrimiento del Dios impasible<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/--jAzCatGYsM/VCEgNFyi5bI/AAAAAAAAIBM/lBrC8yITXa8/s1600/Gavrilyk.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/--jAzCatGYsM/VCEgNFyi5bI/AAAAAAAAIBM/lBrC8yITXa8/s1600/Gavrilyk.jpg" height="320" width="205" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span lang="IT">Gravilyuk, Paul</span></b><span lang="IT">,<i> El
sufrimiento del Dios impasible</i>, Sígueme, Salamanca 2012, 248 pp, 13,5 x 21,5
cm (</span></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 55 (2013) 269-271</span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-indent: 0cm;">).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span lang="IT"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La propuesta de
Gravilyuk, aunque parece ser novedosa, no es sino la vuelta a la consideración
patrística sobre Dios, en un intento por rebatir el consenso de los teólogos
actuales, afirmados en la posición de Harnack de que <b>en el periodo patrístico
la filosofía helenística contaminó y corrompió el mensaje de la Biblia</b>. De
aquella posición nace la postura actual que sostiene que Dios sufre, y es esto
lo que pretende el autor rebatir en esta obra. Más en concreto, <b>Gavrilyuk
denomina esta tesis como la “teoría de la caída de la teología en la filosofía
helenística”</b>. La tesis estaría, a su vez, desglosada en cinco proposiciones: 1.
La impasibilidad divina es un atributo de Dios en la filosofía helenística y
griega; 2. La impasibilidad divina de los filósofos fue adoptada acríticametne
por los primeros Padres; 3. La impasibilidad divina no deja espacio para
ninguna reflexión sobre las emociones de Dios ni sobre su intervención en la
historia, que atestigua la Biblia; 4. La impasibilidad divina es incompatible
con la revelación del Dios sufriente en Jesucristo; y 5. Este último hecho fue
percibido por un grupo minoritario de teólogos, que afirmaban contra la mayoría
que Dios es pasible. <b>La tesis, así propuesta, es compartida por la inmensa
mayoría de teologías y teólogos en la actualidad, desde la teología política y
la teología de la liberación, hasta la teología feminista o la teología del
proceso</b>. Todas la aceptan y todas, según el autor, está equivocadas. De ahí que
sea necesario establecer una profunda revisión, de modo que se restablezca la
verdadera posición de los Santos Padres y así contribuir a hacer de la teología
de hoy algo más acorde con los datos de la Biblia y con las reflexiones de los
Padres.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span style="color: #660000;">La compasión
divina no implica que Dios sufra, un Dios compasivo no es un Dios sufriente</span></b>. La
diferencia estriba en que el compasivo no se deja dominar por el sufrimiento,
mientras el sufriente está débil e indefenso. El compasivo es capaz de ayudar
precisamente porque no es susceptible de sufir en el mismo grado que la
víctima; en ese sentido, su deber es permanecer impasible. <b>La compasión divina,
por tanto, presupone tanto la pasibilidad como la impasibilidad</b>. Según la
doctrina patrística de la encarnación, Dios, permaneciendo divino por completo,
aceptó las limitaciones de lo humano, sufrió voluntariamente para la salvación
del mundo y triunfó así sobre el pecado y la muerte. Dios es impasible, en
tanto que puede soportar el sufrimiento, y pasible, en tanto que sufre en y con
la naturaleza humana.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"></span></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La obra lleva a
cabo la refutación de la tesis de la caída en seis capítulos, donde va
desgranando su posición. En el primero de ellos cuestiona la distinción
estricta entre el Dios helenístico que es apático y el Dios bíblico que tiene
emociones y se involucra en los asuntos humanos. Muestra que <b>la cuestión de las
emociones dignas e indignas de Dios no se originó en convicciones filosóficas
ajenas, sino en la idea de que Dios, como creador, es diferente de todo lo
creado</b>. De ahí pasa al segundo capítulo donde refuta la segunda de las cinco
proposiciones de la tesis de la caída, que la impasibilidad fue adoptada
acríticamente por los Santos Padres, pues no cuadra con las evidencias
históricas. La impasibilidad fue bautizada previa conversión, diríamos. En
referencia al Dios cristiano, la impasibilidad quería decir que no tiene las
mismas emociones que los dioses paganos, pues <b>la impasibilidad opera como un <i>calificador apofático</i> de todas las
emociones divinas que servía para excluir pasiones y experiencias impropias de
la naturaleza divina</b>. Las distintas herejías no tuvieron esto en cuenta y de
ahí su separación de la doctrina común. Los docetistas, analizados en el
capítulo tercero, concluían que Cristo sufrió solo en apariencia, porque este
sufrimiento no podría atribuirse al Dios verdadera, impasible como era, pero la
posición ortodoxa, representada por Ignacio de Antioquía e Ireneo de Lyon
proponía que <b>sí era apropiado a Dios el sufrir real, como lo eran reales la
encarnación y la muerte</b>. Sostenían que el martirio era un modo de imitar a
Cristo, precisamente porque su sufrimiento fue real.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En el capítulo
cuarto se aborda otra de las herejías, la patripasiana, que negaban la distinción
entre el Padre y el Hijo. Si el Hijo sufrió, el Padre también, cayendo en el
extremo opuesto del docetismo, el sufrimiento de Dios. La Iglesia oficial
afirmó la distinción entre el Padre y el Hijo en la encarnación, evitando el
modalismo. Esto nos lleva a otra de las posturas heréticas, el arrianismo,
analizado en el capítulo quinto. Los arrianos no eran teopasquistas, sino que
recurrían a la participación del Logos en el sufrimiento para mostrar su
diferencia respecto al Dios impasible. Fueron los nicenos los que consiguieron
captar la tensión existente entre la condición divina de Cristo y sus
experiencias humanas. Solo si Cristo es verdadera y plenamente Dios, somos
salvos por él, pero solo lo somos si ha asumido realmente todo lo humano,
también el sufrimiento, sin embargo, eso no implica que Dios sufra. Esta
posición fue precisada de forma plena en el debate entre Nestorio y Cirilo,
capítulo seis y último. Cirilo representa el triunfo de la visión impasibilista
capaz de explicar tanto la salvación como el sufrimiento. Sostenía que la
impasibilidad era, no lo que obligó a Dios a retirarse al reino celestial para
supervisar desde lo alto la muerte de Cristo, sino lo que garantizó que fuera
Dios mismo quien tomó parte en las experiencias de la naturaleza humana, tales
como el nacimiento, el sufrimiento y la muerte, haciéndolas, de este modo, las
suyas propias.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b>La conclusión
final del libro es que la imagen de que la teología patrística tenía una noción
esencialmente impasibilista de Dios, alterada apenas por unas pocas voces que
defendían el sufirmiento divino, es incorrecta</b>. La tradición patrística creía
que Dios, manteniendo su plena divinidad, aceptó libremente todas las
consecuencias que se derivan de la encarnación, incluyendo el sufrimiento y la muerte.
Dios escogió este método para la salvación llevado por su infinita compasión y
su infinito amor por los hombres. La doctrina teopasquita contemporánea emplea
una perspectiva metodológica inncesariamente restrictiva, que tiene tantos
defectos conceptuales como el impasibilismo sin matizar que erróneamente
atribuye a los Padres. El más ostensible de los cuales es que, <b>si Dios puede
sufrir sin tomar forma humana, su transcendencia se pone en entredicho y la
encarnación resulta superflua. La impasibilidad y la pasibilidad son conceptos
relativos y ambos deben confugarse para llegar a una comprensión profunda de la
intervención divina en la historia humana</b>.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="IT"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Bernardo Pérez Andreo</span><o:p></o:p></span></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-47784953573472028832014-05-06T00:12:00.000-07:002014-05-06T00:12:44.750-07:00Henri de Lubac: memorias sobre los escritos.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-Z1JgVFBJ2bk/UIFs-Zf3nmI/AAAAAAAADEg/DzgYMGyUzCQ/s1600/lubac+memoires.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-Z1JgVFBJ2bk/UIFs-Zf3nmI/AAAAAAAADEg/DzgYMGyUzCQ/s320/lubac+memoires.jpg" height="320" width="202" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b><span lang="FR">Cardinal de Lubac, Henri,</span></b><i><span lang="FR"> Mémoire
sur l’occasion de mes écrits. </span></i><span lang="FR">Sous la direction de Georges Chantraine sj avec la collaboration de
Fabienne Clinquart. Œuvres complètes XXXIII. Les Éditions du Cerf, Paris 2006, 506
pp, 13,5 x <st1:metricconverter productid="21 cm" w:st="on">21 cm (</st1:metricconverter></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 47 (2007) 251-252</span><st1:metricconverter productid="21 cm" style="text-indent: 0cm;" w:st="on">)</st1:metricconverter><span style="text-indent: 0cm;">.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Bajo la dirección de los discípulos más cercanos e
importantes del P. de Lubac, <i>du Cerf</i>
lleva a cabo la edición de las Obras Completas de este servidor de <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname> y teólogo
excepcional. El programa completo consta de cuarenta y nueve volúmenes más uno
bibliográfico, según un programa establecido por el propio autor en 1978 con
motivo de la publicación en italiano de su obra completa. Los editores han
respetado este programa y se han limitado a añadir lo publicado hasta la fecha
de su muerte en 1991, por un lado, y los escritos de juventud, reunidos y
anotados por el propio autor, y su bibliografía. Además, se ha reservado una
sección para inéditos y sólo se han omitido los artículos menores.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El presente volumen está dedicado principalmente a los textos
que en la obra del P. de Lubac se refieren a sus propios escritos o tienen un
cariz biográfico, pero no puede ni debe ser llamado con propiedad <i>biografía</i>; él mismo se negó, no quiso
realizar la redacción de sus memorias por sentir «una gran pena por extraer de
mi pasado algunos recuerdos precisos y una pena más grande por fijarlos por
escrito» (p. I). Lo que nos encontramos en esta obra es un conjunto de
reflexiones al hilo de su formación intelectual y de su trabajo como profesor.
Compuesta entre 1973 y 1975 en dos estancias de reposo, y concluida en 1978, la
más importante de estas «biografías» es <i>Memoria
sobre la ocasión de mis escritos</i> (3-401) en la que encontramos la obra tal
cual y unos anexos, que ocupan más de la mitad de la misma, añadidos por el
propio autor. Tiene el aire de familia de las <i>Retractaciones</i> de Agustín o de <st1:personname productid="la Apolog■a" w:st="on">la <i>Apología</i></st1:personname><i> pro vita sua</i> del Cardenal Newman, pero
referido a sus escritos y no a su propia vida, que él consideraba poco
importante. Junto a ésta encontramos su otra <i>Memoria sobre mis veinte primeros años </i>(409-462) en la que diez
páginas forman la obra y el resto lo componen unas notas biográficas añadidas
por el editor que explican adecuadamente las lugares y las personas conocidas
por el autor y que el lector no podría situar convenientemente, con ello se
trata de enmendar la carencia de referencias biográficas que de Lubac, a
propósito, elude. Se añaden también dos pequeñas entrevistas que el autor
concedió en 1983 con motivo de su elevación al cardenalato (463-480), y un
pequeño homenaje rendido al Cardenal Lustiger en la misma fecha. El volumen
concluye con una cronología de la vida del P. de Lubac que abarca de <st1:metricconverter productid="1886 a" w:st="on">1886 a</st1:metricconverter> 1916.</div>
<a name='more'></a><o:p></o:p><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Creemos necesario subrayar la enorme carga teológica que
tiene el título dado a la obra. Como hemos dicho, sus dos <i>memorias</i> no pretenden ser una biografía del autor, pero tampoco son
una simple concatenación de acontecimientos reunidos al hilo de sus escritos. «La
ocasión», tiene mucha importancia. Cada uno de sus escritos ha tenido una
«ocasión» propia y diferenciada en su propia vida y en la vida de <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname>, lo que viene a
remarcar la unidad profunda del pensamiento, la obra y la eclesialidad del P.
de Lubac. En términos joánicos diríamos que cada escrito ha tenido «su hora»,
el momento propicio y adecuado de manifestarse, por tanto, cada uno tiene un
valor kairológico de enorme alcance para la teología. Pretende así manifestar
que la tarea del teólogo es de una enorme trascendencia: mostrar a los hombres
que «en la religión católica hay una profundidad y un poder…, una plenitud… y
libertad [que revelan] el verdadero secreto de la fuerza de <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname>» (149). Por este
motivo, el teólogo, no tiene vida propia (en todo caso es Cristo quien vive en
él) sino que vive por y para <st1:personname productid="la Iglesia. Su" w:st="on"><st1:personname productid="la Iglesia." w:st="on">la Iglesia.</st1:personname> Su</st1:personname>
vida y sus escritos están ligados a la vida y la reflexión de <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname>, pero también lo
están a la vida y reflexión de la humanidad. Sólo hay que ver la influencia que
ha tenido y tiene el Cardenal de Lubac en la teología y la filosofía,
principalmente la francesa. Para muestra tomemos un botón. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Uno de sus últimos grandes escritos es <i>La posteridad espiritual de Joaquín de Fiore</i>, cuyo primer volumen
fue publicado en 1979 y su continuación en 1981. «La ocasión» de la obra es el
contexto, ya postmoderno, en el que <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname> debe afrontar el reto del ateísmo y, peor
aún, el reto lanzado desde cierto milenarismo anticristiano inspirado
erróneamente, como demuestra de Lubac, en el Abad Calabrés. Al contrario de lo
que cierta historia del pensamiento afirma, la «tercera edad» o «tercer Reino»,
no es el Reino del Espíritu sin <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la
Iglesia</st1:personname>, que habría sido la guardiana del Reino del Hijo (160)
y ahora prescindible. Se trata de «la obra del Espíritu Santo en <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname>» (464), porque es <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname> la que puede
aportar esa salvación esperada a la humanidad. Como vemos, ésta obra del P. de
Lubac viene a unir su búsqueda personal con la necesidad de <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname> y el pensamiento
humano en un momento de transición de la modernidad a la postmodernidad en
pleno postconcilio. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No es menos importante, como en las <i>verdaderas</i> biografías, los pasajes en los el autor relata sus
contactos con personas y personalidades importantes con los que ha tenido
alguna relación. En esta obra aparecen los más grandes teólogos y literatos del
ámbito francófono principalmente, pero también los papas que tuvo la ocasión de
tratar, como fue el caso de Juan Pablo II, al que conoció en el Concilio, en el
trabajo sobre el famoso <i>Esquema 13</i>, <st1:personname productid="la Gaudium" w:st="on">la <i>Gaudium</i></st1:personname><i> et Spes</i>. En 1968, el Cardenal Wojtiła
le escribía lo que hoy sabemos que ha sido el motor de su pontificado: «el mal
de nuestro tiempo consiste en primer lugar en una suerte de degradación, de
pulverización de la unicidad fundamental de cada persona humana. Este mal es
antes bien del orden metafísico que del orden moral. A esta desintegración
planificada por las ideologías ateas, debemos oponer, antes que polémicas
estériles, una suerte de “recapitulación” del misterio inviolable de la persona»
(176), como se puede colegir, ese ha sido su ministerio como servidor de <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname>, expresado diez
años antes de su elección papal en esta carta al P. de Lubac.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Para concluir, queremos resaltar que es una edición muy
cuidada, la presentación pone al lector, en pocas líneas, ante lo esencial de
la obra; el índice de nombres permite una búsqueda rápida y eficaz de los
mismos, mientras que el índice general de las obras completas permite situar la
obra en el gran contexto de la obra completa. En fin, creemos que era «la
ocasión» de publicar estas <i>memorias</i>,
para bien de <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname>
y del pensamiento humano, pero también creemos que es «la ocasión» de que se
aborde la publicación de las obras completas del P. de Lubac en la lengua de
Cervantes.<o:p></o:p></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-89032617476305331032014-04-07T01:59:00.002-07:002014-04-07T01:59:46.884-07:00La experiencia de la muerte<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-I4D5q1fDaQo/UptptwmHcPI/AAAAAAAAGy0/T9-oXv2_G2o/s1600/bernardo+35.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-I4D5q1fDaQo/UptptwmHcPI/AAAAAAAAGy0/T9-oXv2_G2o/s320/bernardo+35.jpg" height="320" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b><span lang="IT">Landsberg, Paul Ludwig</span></b><span lang="IT">,<i> L’esperienza
della morte, </i>Edizione italiana a cura di Fabio Olivetti, Piccola Biblioteca
del Margine, Trento 2011, 119 pp, 14 x 21 cm (</span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 53 (2012) 233-234</span><span style="text-indent: 0cm;">).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La angustia frente a la muerte es el tema que está en el
aire filosófico, político y hasta social en los años 30 del siglo pasado. La
experiencia de la muerte se vive de forma constante, no solo como experiencia
individual, sino como experiencia colectiva. La muerte física, pero también la
moral: es un mundo entero el que se está derrumbando ante los ojos atentos de
los finos espíritus de la época. Esa <i>finesse
d’esprit</i> que invade a la Europa de entre guerras le permite no sucumbir
metafísicamente, aunque la desolación moral y física se avecina y los
intelectos más sensibles la expresan en obras de una hondura que no ha tenido
parangón en el mundo posterior. Landsberg es uno de estos espíritus; emigrado a
París huyendo de la barbarie nazi, expone sus ideas, vale decir sus
sufrimientos, en esta deliciosa obra y lo hace no con la experiencia
rimbombante de un Heidegger, ni con el patetismo desencarnado del Husserl de la
<i>Crisis de las Ciencias</i>. No, Landsberg
lo hace con serenidad, con demoledora entereza, de ahí que su reflexión esté
cargada de esperanza, que el patetismo y la tragedia huera no puedan con su
pensamiento, firmemente asentado en la tierra.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La experiencia de la muerte es, ante todo, <i>un problema</i>, un problema para el hombre
como único animal, según Voltaire, que tiene conciencia de su propia muerte, no
una conciencia ambigua de la muerte del otro, sino de la suya propia. Este
problema nos enfrenta ante una experiencia específica de la muerte y, por
tanto, ante una forma muy precisa de ser hombre. Ambas cuestiones deben estar
unidas. El empirismo quedó demasiado pegado a lo fisiológico y no supo dar
cuenta cabal de esta realidad, de ahí que la búsqueda fenomenológica retomara
la labor y Scheler propusiera la muerte como el límite de la criatura y, por
tanto, como algo externo a ella. Algo así elaboró Heidegger, pero situando el <i>sein</i> en el centro de la muerte. No,
ahora se trata de romper ambas líneas de confrontación: ni el ser es para la
muerte, ni la muerte es un límite externo, la muerte es lo que individualiza al
ser humano, de la misma manera que la conciencia de pecado crea la
individualidad. Pecado y muerte, en el mundo judío y cristiano, van de la mano,
lo mismo que Gracia y vida.<o:p></o:p><br />
<br />
<a name='more'></a><br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La experiencia de la muerte se repite en la muerte del
prójimo. Cada vez que alguno muere se produce un aviso de la muerte. La muerte
llama a la conciencia y lo hace como infidelidad. Si el otro ha muerto para mí,
yo he muerto para él. La muerte es la ruptura absoluta de la relación, de ahí
que en la Biblia Dios sea el único fiel, pues no muere. Esta experiencia de la
muerte es el <i>fundamento ontológico</i>
del ser humano. La conciencia de la muerte convierte un ser vivo en una persona.
Pero, siendo el fundamento ontológico de la criatura humana, no es su ser
profundo. El hombre no es el ser para la muerte, su existencia está orientada a
la realización de sí misma en la eternidad. El papel de la conciencia de la
muerte es instrumental, construye la propia conciencia y nos hace humanos, pero
no es final. La finalidad del hombre es la vida definitiva a través de la
muerte, no contra la muerte. Para ello, la muerte debe hacerse propia, para así
poderse liberar de ella. En la asunción de la propia muerte se produce la
superación de la misma. Llegamos así al final del recorrido, el último capítulo
<i>La experiencia cristiana de la muerte</i>.
<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La experiencia cristiana de la muerte tiene su fundamento en
la muerte de Cristo en la Cruz y en la vida intratrinitaria. Morir, para el
cristiano, no es perder la vida, sino vivir sin Dios. La vida en Dios, promesa
de la fe cristiana, lleva a dejar la muerte en lo instrumental. Importa, por
tanto, cómo morir, y no el morir. Si la vida divina produce en el hombre una <i>inchoatio vitae aeternae</i>, por la fe en
Cristo, el hombre vive ya como si estuviera plenamente con Dios, esto es la
resurrección, pero ha de sellarla con la muerte. Sin muerte no hay resurrección,
sin muerte no hay vida verdadera. El místico es quien ha entendido esto de
forma concreta. El amor por Dios sostiene el amor a la muerte. La muerte
deviene un lugar definitivo del cumplimiento de la noche mística entre Dios y
el alma, como expresa bellamente Eckhart: “Chi non é radicalmente morto non sa
nulla Della santità che Dio ha rivelato sempre ai suoi amici diletti”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Son poco más 100 páginas, pero su profundidad y finura a la
hora de encarar el problema dan para pensar largo rato. Como en los frascos
pequeños, aquí tenemos la esencia más pura del pensamiento occidental sobre la
conciencia de la muerte y su superación por la esperanza de la supervivencia
personal. Filosofía y Teología, hebraísmo y cristianismo, pensamiento y fe, se
dan la mano para ahormar una reflexión que puede hacer surgir la conciencia
unitaria que el mundo de hoy, como el de los 30, está anhelando. ¿Dónde está el
filósofo comprometido con el mundo de hoy como lo estuvo Landsberg en el de
ayer? Busquemos en los nuevos <i>Auschwitz</i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="IT">Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></span></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-21447582600144930502014-02-14T00:41:00.000-08:002014-02-14T00:57:56.957-08:00Creación por evolución<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-HBUiLM3zXlg/Uv3agtLeS4I/AAAAAAAAHhk/K8CPK1y2m6k/s1600/creation+par+evolution.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-HBUiLM3zXlg/Uv3agtLeS4I/AAAAAAAAHhk/K8CPK1y2m6k/s1600/creation+par+evolution.jpg" height="320" width="202" /></a></div>
<b><span lang="IT">Maldamé, Jean-Michel</span></b><span lang="IT">,<i> Création
par évolution. Science, philosophie et théologie. </i>Éditions du Cerf, Paris
2011, 277 pp, 13,5 x <st1:metricconverter productid="21,5 cm" w:st="on">21,5 cm (</st1:metricconverter></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 53 (2012) 228-230</span><st1:metricconverter productid="21,5 cm" style="text-indent: 0cm;" w:st="on">)</st1:metricconverter><span style="text-indent: 0cm;">.</span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Con teólogos como Maldamé en <st1:personname productid="la Academia Pontifica" w:st="on">la Academia Pontifica</st1:personname>
de las Ciencias, con su preparación teológica, especialmente bíblica, su
preparación filosófica, específicamente en la del siglo XX, y su formación
científica, particularmente la geología y la biología, tenemos asegurado un
buen diálogo entre la fe cristiana y el mundo de <st1:personname productid="la Ciencia. Ya" w:st="on">la Ciencia. Ya</st1:personname> quedaron
atrás los siglos en los que ni la religión ni la ciencia sabían mantener su
ámbito de estudio; aquellos tiempos en los que o bien se producía un choque
frontal donde una de las dos vencía por eliminación del rival, o bien se daban
la espalda sin querer saber nada la una
de la otra. Ha sido el difícil siglo XX el que nos ha enseñado a dialogar,
tanto a unos como a otros. Bien es cierto que aún quedan extremos que limar por
ambas partes. <b>Aún tenemos fundamentalistas en el cristianismo, también en <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname> católica; pero los
dogmáticos cientifistas no les van a la zaga a sus antagonistas creyentes</b>. Sin
embargo, la fuerza del ser de las cosas, unida a la búsqueda de la inteligencia
de la fe, nos ha puesto ante el umbral de un nuevo paradigma en el campo de las
relaciones entre Ciencia y Religión, Teología y Filosofía, Pensamiento y Fe.
Hemos llegado, por fin, al punto donde solo nos separa la vivencia, no las
ideas, y esto es fácilmente superable. Las iniciativas llevadas a cabo por el
Papa, de unir en diálogo a científicos que se dicen ateos y a científicos
creyentes, teólogos y filósofos, van dando sus frutos. Al final, si Dios
quiere, no nos separará más la historia y sus rencillas; este libro es un buen
barco para llegar a ese puerto.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jean-Michel Maldamé nos ha regalado una obra de profunda
madurez. Tras sus dos anteriores obras sobre el tema, <i>Science et foi enquête d'unité</i> (Cerf 2003) y <i>Création et Providence: Bible, science et philosophie</i> (Cerf 2006),
nos encontramos ante la síntesis entre la visión cristiana del mundo y la
posición científica sobre él. Para muchos todavía puede ser un escándalo unir
dos conceptos como Creación y Evolución, sea para los fundamentalistas de un
lado o del otro. Para unos, el concepto de Evolución es la quintaesencia de la
libertad del hombre frente al oscurantismo religioso y no puede ser utilizado
por los creyentes más que para su conversión a la verdadera fe; para otros, <st1:personname productid="la Creacin" w:st="on">la Creación</st1:personname> es un hecho
científico irrefutable que nada ni nadie puede contradecir. Unos y otros se
equivocan y la lectura pausada de esta obra les hará ver cómo son dos conceptos
complementarios. Así lo indica el propio autor al inicio. Por un lado, <b>el
creacionismo es un contrasentido respecto a la noción de Creación; por otro, <st1:personname productid="la Evolucin" w:st="on">la Evolución</st1:personname> en nada se
opone a la fe en Dios creador y continuamente activo en el proceso de la vida
(11)</b>. Para llegar a esta visión sintética de la complementariedad de ambos
campos de reflexión, el autor nos propone cuatro partes y doce capítulos. Ya el
número elegido es indicativo simbólicamente de lo que se pretende. Las cuatro
partes están perfectamente delimitadas, pero veamos esto por partes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La primera de las partes del libro lleva como título <i>La vida en su grandeza</i> (<i>grandeza</i> no expresa el sentido preciso
de <i>grandeur</i>), y lo constituyen tres
capítulos referentes a la teoría de la evolución, el lugar del hombre en la
naturaleza y es estatuto del conocimiento científico. La teoría de la evolución
es una explicación válida de los hechos del mundo, siempre y cuando tenga en
cuenta los límites del conocimiento humano y que este es holístico, de ahí que
la fe, la experiencia creyente, pueda también pretender decir una palabra, por
medio de una filosofía de la naturaleza y de las impresiones de <st1:personname productid="la Biblia" w:st="on">la Biblia</st1:personname> sobre la maravilla
de <st1:personname productid="la Creacin" w:st="on">la Creación</st1:personname>,
sobre lo que podemos percibir como un mundo ordenado para la vida y
específicamente para la vida del ser humano. Tres grados ha ascendido Maldamé
con este primer capítulo: la explicación del cómo de la existencia de la vida,
la aparición del hombre y su lugar en ella y el estatuto epistemológico del
conocimiento de la naturaleza por parte del hombre. Subidos estos peldaños
podemos acceder al siguiente estrato: <i>Biblia
y ciencia de la naturaleza</i>, tema de la segunda parte. Aquí, en dos
capítulos, <i>La lectura de las Escrituras y
el sentido literal de <st1:personname productid="la Biblia" w:st="on">la Biblia</st1:personname>
</i>y<i> El creacionismo</i>, se adentra en
la perspectiva creyente sobre <st1:personname productid="la Creacin" w:st="on">la
Creación</st1:personname> y las posibles interpretaciones que de ahí emanan.
El problema está en que Ciencia y Fe consideran la misma realidad, pero lo
hacen desde perspectivas distintas, cuando esto último no se tiene presente
llegan los fundamentalismos. La mirada creyente confiesa un Dios creador dentro
de las leyes naturales, no por encima de ellas, de ahí que <b>los creacionistas,
en su mayoría, <i>falsifiquen la intención
de los escritores bíblicos</i> (99) y caigan en errores teológicos,
confundiendo al Creador con lo creado</b>.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La tercera parte, tercer escalón que subimos, es
consecuencia de la anterior: <i>Teología
natural</i>. Se trata de hacer un recorrido por la teología natural desde los
antiguos hasta Darwin y desde éste a la actualidad, poniendo el acento en los
pasos que nos permitan hacer una crítica a la corriente del <i>Diseño Inteligente</i>.
El autor distingue entre <i>Creacionismo</i> y <i>Diseño Inteligente</i>, siendo ambas
posturas semejantes en la propuesta objetiva, se diferencia en el objeto del
que parten. El primero pone la autoridad en un texto marcado con el sello de lo
absoluto, mientras el segundo pone su mirada en el espectáculo del mundo para
encontrar ahí la presencia del Absoluto, aunque ambos son complementarios. En
todo caso, <b>ambos yerran el tiro cuando apuntan con método teológico hacia un
objeto científico</b>. Como dice el mismo Darwin, y esto hay que aplicarlo a
científicos y creyentes “el misterio del comienzo de todas las cosas es
insondable para nosotros” (132). <b>El movimiento del <i>Diseño Inteligente</i> nos
propone un dios <i>tapa-agujeros</i> que se
ha retirado después de crear, pero se ha guardado la posibilidad de intervenir
para arreglar algún error o corregir algún defecto</b>. Se trata de un dios poco serio
y contra este dios, no contra el que de verdad propone la fe cristiana, van los
ataques de los científicos ateos. De la misma manera que una teoría científica
no es un catálogo de recetas, la fe viva es una relación con el Dios vivo que
todo lo llena. Con esto accedemos al último peldaño, a la cuarta parte: <i>La acción de Dios en la evolución</i>.
Cuatro capítulos desgranan el pensamiento sintético del autor respecto al tema
tratado: <i>Noción teológica de creación, la
finalidad de la evolución, el azar y el diseño de Dios </i>y<i> la acción especial para la humanidad</i>.
Como se puede colegir, son cuatro pasos sucesivos que nos conducen a una visión
muy distinta de la creación y la evolución, tanto para los científicos como
para los creyentes, sin salirse ni un ápice de <st1:personname productid="la Tradicin" w:st="on">la Tradición</st1:personname> cristiana y
sin contravenir la metodología científica. Frente a los apologetas del
creacionismo y el <i>Diseño Inteligente</i>, el punto de partida de <b>Maldamé es la
grandeza de la naturaleza, no los elementos inexplicados, sino aquello que nos
maravilla. La complejidad de lo creado, la existencia de la vida y
específicamente la humana, todo esto nos habla de un Universo que es expresión
de una grandiosidad mayor, pero que se expresa por medio de un proceso lento y
progresivo, la evolución</b>. Hay un dinamismo, una fuerza que mueve el proceso de
la vida, que impregna todo en el Universo, hasta llegar al ser humano, cuyo
esencia puede ser expresada como un acontecimiento del alma, y que los
cristianos definimos como recapitulación y cumplimiento. El ser humano no es
solo la suma de todos los vivientes previos, es la recapitulación de una
historia, la historia de salvación, que expresa el amor que fluye en la
naturaleza. El Dios de la experiencia cristiana no es ni el del deísmo ni el
del teísmo; esos dos pueden ser negados por el ateísmo. El Dios cristiano es el
dinamismo del amor del Padre, el Hijo y el Espíritu que se da a sí mismo para
que lo otro sea en Dios. Nosotros vemos a Dios en la presencia fundadora del
dinamismo de la vida, de ahí la unidad entre creación y evolución.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sería completa nuestra alegría, tras leer este magnífico
libro, que alguna editorial española lo incluyera pronto en su catálogo. Es
necesario que esto llegue a los centros de estudio en la lengua que los alumnos
mejor conocen para que pueda ser un magnífico manual en nuestros centros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="IT">Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></span></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-20054603755391592882014-01-14T00:28:00.000-08:002014-01-14T00:35:19.042-08:00Ensayo sobre el cuerpo y la Eucaristía<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-bhfiuo1jca4/Uptkd8d-XPI/AAAAAAAAGyc/X0tkiSbpi0Q/s1600/falque+les+noces+de+agneau.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-bhfiuo1jca4/Uptkd8d-XPI/AAAAAAAAGyc/X0tkiSbpi0Q/s320/falque+les+noces+de+agneau.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b><span lang="IT">Falque, Emmanuel</span></b><span lang="IT">,<i> Les Noces
de l’Agneau. Essai philosophique sur le corps et l’eucharistie, </i>Éditions du
Cerf, Paris 2011, 386 pp, 13,5 x <st1:metricconverter productid="21,5 cm" w:st="on">21,5 cm (</st1:metricconverter></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 54 (2012) 494-495</span><st1:metricconverter productid="21,5 cm" style="text-indent: 0cm;" w:st="on">)</st1:metricconverter><span style="text-indent: 0cm;">.</span><br />
<span style="text-indent: 0cm;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El Decano de la Facultad de Filosofía del Instituto Católico
de París, uno de los más prestigiosos del mundo, viene de publicar la tercera
obra de un tríptico teológico-filosófico que no es sino la reconsideración para
el mundo de hoy del pensamiento cristiano sobre la Encarnación. T<b>res temas hay
que enuclean el concepto de Encarnación: muerte, vida y cuerpo</b>. El primero fue
tratado en la obra <i>Passeur de Gethsémani</i>,
el segundo en <i>Métamorphose de la finitud</i>
y el tercero, el cuerpo, el que tenemos ante nosotros. Se trata de un tríptico
y por tanto en una magna obra que puede ser leída por separado, pero que está
concebida para su lectura íntegra y total, de modo que el que es el concepto
que diferencia al cristianismo de cualquier otra concepción de la vida, la
encarnación de Dios, pueda ser entendido en integridad, profundidad y plenitud.
En modo alguno puede reducirse la Encarnación a una acción puntual en un hombre
concreto, aunque ahí tenga su máxima expresión y visibilidad, su cumplimiento
perfecto y su culminación. No, la vida de los milenios que precedieron a la
primera Navidad, y los que le siguen, los eones que el Universo necesitó para
configurar un mundo como el que podemos ver, y la constitución metafísica de lo
real, <b>todo esto es expresión de la Encarnación de Dios en el mundo y la
humanidad.</b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Falque plantea <b>la reflexión sobre el cuerpo y la Eucaristía
como el nuevo “camino escarpado” del cristianismo. </b>Se trata de salir de la
caverna, quizás de las múltiples cavernas en las que se ha instalado a lo largo
de su bimilenaria historia. Esta salida solo puede hacerse volviendo a la
Escritura y a los Santos Padres. <b>Ahí están las fuerzas que nos arrancarán de
una filosofía que nos aplasta contra el muro del dualismo y nos amarra a una
visión destructiva para la fuerza revolucionaria del cristianismo, que es, en
el sentido etimológico del término, un materialismo en toda su extensión.</b> La
carne humana ha sido asumida por el Verbo como medio para establecer la
presencia de Dios en el mundo. <i>En-car-nar-se</i>
no es un acto <i>necesario</i>, el mundo no
es proyección del ser divino. Se trata del mayor acto de gratuidad y por tanto
de kénosis divina. Dios ha preparado la morada para establecerse entre los
hombres, para acostumbrarse a ellos y así hacer accesible su infinitud a la
limitación humana. Sin embargo, la carne se expresa en el cuerpo y el cuerpo es
el medio de entrega más poderoso para manifestar lo divino: <i>hic est corpus deum</i>, no hay palabras más
poderosas que estas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La salida por el “camino escarpado” tiene tres momentos. El
primero de ellos es el <i>Descenso al abismo</i>,
el segundo la <i>Estancia del hombre</i> y
el tercero <i>Dios incorporado</i>.
Asistimos a una kénosis en tres actos. Por el primero, el mundo entero resulta
una puesta en escena para que las fuerzas primitivas, el <i>Tohu-Bohu y el Caos</i>, empiecen a tomar forma, a poner límites, a <i>incorporar</i> la vida. <b>El mundo se hace
habitable, se vuelve comestible, empieza a tomar el aspecto de cuerpo, de
Eucaristía en ciernes.</b> En el segundo momento de la kénosis, <b>el mundo se hace
estancia adecuada para el hombre</b>. El animal humano se hace metafísico, supera
los estrechos límites de la animalidad puramente material y deviene un animal
comunitario, limitado por la naturaleza y por el otro, con distintos niveles de
sujeción, pero abierto a la diferenciación y mantenido en el deseo. Pero el
deseo no tiene forma aún, la carne se ve empujada por distintas fuerzas que le
pueden devolver al <i>Caos</i> originario.
La angustia hace mella en el ser, el deseo puede destruir la fragilidad de la
corporalidad humana donde Dios puede hacerse hombre, por ello <b>será necesario
una metamorfosis radical de la corporalidad en la Eucaristía</b>. Si Dios, con el
hombre, desciende al abismo en la primera parte de la obra (Caos, cordero
inmolado, cuerpo eucarístico), y si permanece en el hombre (segunda parte:
animalidad, cuerpo orgánico, deseo) solo la tercera parte, la incorporación de
Dios, llevará a la animalidad a su Pascua, a la transustanciación del mundo en
medio de las palabras, <i>esto es mi cuerpo</i>.
<b>El <i>yo</i> de <i>esto es mi cuerpo</i> crea el <i>tú</i>
que recibe el cuerpo y el <i>nosotros</i> en
que se vive</b>. La incorporación de Dios en la Eucaristía crea la humanidad
perfecta del hombre, pero esta humanidad morirá, individual y colectivamente,
la muerte es el límite carnal definitivo, de ahí que <b>el último momento de la
incorporación es la pérdida del cuerpo. El cuerpo inmolado acaba integrado en
la resurrección, último momento del proceso por el que Dios se hace hombre y
encuentra una estancia adecuada donde estar con el hombre, pero la paradoja
llega al máximo grado en la Pascua perfecta de la Creación</b>. <span style="color: #660000;"><b>El cuerpo orgánico
creado para el encuentro, se trasmuta en el cuerpo eucarístico donde el hombre
es con otros, es carne común de los hombres y de Dios</b></span>. Para llegar a la carne
común de la Eucaristía total ha de perderse el cuerpo inmolado. Es la
metamorfosis de la Creación, la salida del eros y el encuentro agápico
absoluto. La muerte ha perdido su aguijón y el proceso se ha completado: de la
Encarnación a la Eucaristía y de la Eucaristía a la Resurrección; el hombre y
Dios se han encontrado, como dijo Ireneo: “El Verbo de Dios ha habitado en el
hombre y se ha hecho Hijo del hombre para acostumbrar al hombre a estar en Dios
y acostumbrar a Dios a habitar en el hombre, según el deseo del Padre”. Esta es
la fidelidad creadora de Dios, que permanece siempre en el otro sin dejar de
ser él mismo. <b>El mundo entero es una gran boda del Cordero inmolado, es la
Pascua de la Creación, la fiesta ininterrumpida del Amor, el Ágape de la
humanidad</b>.<o:p></o:p></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="IT">Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></span></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-48139293593537454922013-12-01T07:56:00.000-08:002013-12-01T07:56:09.391-08:00Henri de Lubac: Claudel et Péguy.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-D16QnlO3yiA/UIF0AD9VDTI/AAAAAAAADFU/9lYDJzR5MyU/s1600/lubac+claudel.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://4.bp.blogspot.com/-D16QnlO3yiA/UIF0AD9VDTI/AAAAAAAADFU/9lYDJzR5MyU/s320/lubac+claudel.jpg" width="198" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b><span lang="FR">Cardinal de Lubac, Henri – Bastaire, Jean,</span></b><i><span lang="FR"> Claudel
et Péguy. </span></i><span lang="FR">Éditées par<i> </i>George Chantraine sj, Jacques Prévotat,
Michel sales sj, et Jean-pierre Wagner sous l’égide de l’association
international Cardinal Henri de Lubac. Œuvres complètes XXX. Huitième section,
Monographies. </span><span lang="ES-TRAD">Les
Éditions du Cerf, Paris 2008, 212 pp, 13,5 x <st1:metricconverter productid="21 cm" w:st="on">21 cm (</st1:metricconverter></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 49 (2009) 209-211</span><st1:metricconverter productid="21 cm" style="text-indent: 0cm;" w:st="on">)</st1:metricconverter><span style="text-indent: 0cm;">.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La vida
intelectual está llena de contrastes en los que un autor como de Lubac
encuentra el vigor para ahormar un pensamiento rico y valioso. Si el análisis
de un teólogo como Theillard de Chardin le hace más contemplativo; la
confrontación de dos autores bien diferentes le eleva a un estadio superior de
la inteligencia humana. Es difícil saber cuánto ha aportado a la historia del
pensamiento el enfrentamiento dialéctico de pensadores tan diferentes como es
el caso que nos ocupa con Claudel y Péguy. Cualquiera puede comprobar por sí
mismo que leer de forma paralela a dos autores bien distintos produce un
diálogo metatemporal del que el lector es el canal de comunicación y los
autores, a la par, emisor y receptor. No hay aquí ningún círculo hermenéutico
sino una relectura constante.</span></div>
<a name='more'></a><o:p></o:p><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">El presente
volumen de las obras completas del cardenal de Lubac debe mucho a la
insistencia de Jean Bastaire. Según nos cuenta, la aparición un tanto azarosa
de cinco cartas dirigidas por Claudel a Péguy desencadenará un proceso largo en
el que de Lubac elaborará un pensamiento de relación entre ambos pensadores
cristianos. Bastaire se encargará de unificar lo que la enfermedad impida al
anciano teólogo. El resultado es una obra de enorme valor teológico y de
sorprendente actualidad. De valor teológico debido al procedimiento utilizado: mezcla
de pensamiento, mística, arte y vida; de sorprendente actualidad porque a un
siglo de su elaboración, su contexto social y eclesial cobra un inquietante
interés, nos encontramos en un mundo muy necesitado de mística y de belleza,
una y otra <i>salvarán al mundo</i>. Nos
produce una sanísima envidia ver cómo teólogos, filósofos y escritores
mantenían un contacto asiduo que enriquecía todas las disciplinas humanas y
prestaba un servicio insustituible a la sociedad y a la misma Iglesia. ¡Ya quisiéramos
para hoy esta mutua fecundación de los saberes humanos! Es emocionante ser
testigos del contacto con un Gide, un Roman o un Mallarmé; o el diálogo con un Blum
o un Blondel; o disfrutar del mutuo enriquecimiento de Jaurès, Halévy o
Maritain. Eran otros tiempos, tiempos que debemos emular para bien de la
teología y del mundo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La obra
se abre con una densa introducción: <i>Claudel
et Péguy s’ignorent</i> (9-25), donde se nos pone en situación. Para huir de la
dogmática de todo tipo, también la marxista, Péguy funda los <i>Cahiers de <st1:personname productid="la Quinzaine" w:st="on">la Quinzaine</st1:personname></i> como <i>órgano</i> de expresión de la libertad cuya
falta había dejado en evidencia el caso Dreyfus, pero también como una huida de
las <i>servidumbres burguesas demagógicas
pretendidamente socialistas</i> (14), conviertiéndose en un medio para el debate
intelectual y moral. Los <i>Cahiers</i>
harán de campo abonado para el encuentro con Claudel. Esto se nos cuenta en la
primera de las dos partes de que consta la obra. Mientras en la primera se nos
narra el encuentro de <i>dos universos </i>(29-125),
en la segunda llegamos al diálogo entre <i>dos
hombres </i>(129-183). Para que se produzca un <i>encuentro cósmico</i> se necesita de un <i>mediador</i>, función que cumplirá, sin pretenderlo, André Gide. Él
hará de <i>alcahueta </i>literaria entre
Péguy, que venía de publicar <i>Le Mystère
de <st1:personname productid="la Charit←" w:st="on">la Charité</st1:personname>
de Jeanne d’Arc</i>, y Claudel, que agradecerá a Gide el descubrimiento, porque
él tenía a Péguy por un “tipo de dreyfusista, anarquista, intelectual,
tolstoiano y otros horrores” (47). Aquí encontró al hombre profundamente
religioso con el que entrará en contacto intelectual y moral y del que se podrá
llegar a hablar del <i>catolicismo de Péguy</i>,
e incluso de su <i>catolicismo romano</i>
(125).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La
segunda parte, como hemos dicho, trata sobre el diálogo entre estos dos
hombres. Entre el profundamente católico Claudel y el <i>advenedizo</i> Péguy. El terreno de juego será la literatura. Péguy
solicita del poeta Claudel una atención a su obra porque ve en él, no solo al
gran poeta sino “un gran corazón” (149). Toda esta segunda parte está hilada
por las cartas recíprocas que se intercambian los dos autores y que no cesarán
sino con la muerte de Péguy. El último juicio de Claudel sobre Péguy será que
los dos han arribado a la fe desde posiciones diferentes. Cada uno ha subido la
montaña por un lado distinto, pero ambos han llegado al mismo punto. Claudel
aprecia en Péguy su honestidad y franqueza, le considera un “héroe que ha
cumplido su papel, que ha luchado contra gigantes” (181).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La obra
se cierra con tres anexos en los que se recogen varias cartas que de Lubac
envía a Bastaire puntualizando su posición sobre la obra. El primer y segundo
anexos son cartas en las que se precisa la posición sobre el catolicismo de
Péguy y sobre ambos leídos como vidas paralelas. El tercer anexo es de Bastaire
y reflexiona en torno al discipulado del cardenal.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Un
volumen pequeño, en comparación con los aparecidos hasta el momento, pero no
menos importante. Para el que sabe leer, puede aportar innúmeras reflexiones en
torno al sentido de los momentos eclesiales que vivimos y los inciertos tiempos
que el mundo padece. Claudel, Péguy, de Lubac, o, tradición, renovación,
reflexión. Tres tiempos, tres metáforas, tres figuras de una utopía necesaria.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-42541377416280769802013-11-16T09:18:00.000-08:002013-11-16T09:18:54.995-08:00Comunicar para vender<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-JPn_4IKPNgw/UIFrq-knF_I/AAAAAAAADEQ/Ao1y10TR78A/s1600/punto+venta.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://4.bp.blogspot.com/-JPn_4IKPNgw/UIFrq-knF_I/AAAAAAAADEQ/Ao1y10TR78A/s320/punto+venta.jpg" width="226" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b>Martínez
Martínez, Inmaculada José,</b><i> La
Comunicación en el punto de venta. Estrategias de Comunicación en el Comercio
Real y Online,</i> ESIC Editorial, Madrid, 2005, 237 pp, 17 x 24 cm (<span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 45 (2005) 535</span><span style="text-indent: 0cm;">).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El establecimiento comercial o punto de venta adquiere en la
actualidad una dimensión superior al simple hecho de ser el lugar físico del
intercambio comercial. Es un poderoso medio que transmite informaciones al
público y es capaz de influir en él. El cliente compra en el establecimiento,
pero también se informa, se educa y recibe
toda clase de estímulos. De ahí que el establecimiento comercial suponga una
excelente oportunidad para que el fabricante y el consumidor interactúen. Esto
lleva a la elaboración de toda una gama de productos de merchandising, tanto
externo como interno, que harán del punto de venta un lugar más apropiado para
la función que de él se espera. El merchandising externo hace referencia a los
elementos que el cliente se encuentra antes de entrar al punto de venta, a
saber, la ubicación del local, los indicadores y las señalizaciones externas,
los rótulos, la fachada y el escaparate. Todos estos elementos van a ser claves
antes de que el cliente pase al punto de venta. Una vez dentro, el
merchandising interno, hará el resto. Nos referimos al diseño de la superficie
comercial, la situación de las secciones, la circulación en el establecimiento,
el mobiliario y, lo que es más importante, la persuasión a través del producto.
En el merchandising resulta tan importante la captación del cliente como su
fidelización, para ello existen diversas estrategias tanto en el punto de venta
real como on line. Las más importantes son las referidas a la generación de
confianza en el cliente, que se consigue mediante el «buen hacer» para los
clientes, que se traduce en orientar siempre las acciones a conseguir
satisfacer las expectativas, deseos e intereses de los clientes para que ellos
tomen las mejores decisiones. Y el «saber hacerlo bien», esto requiere de la
empresa todos los medios para que el cliente sienta que su compra es segura,
confidencial y privada, sobre todo si hablamos del comercio on line.<o:p></o:p></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
BPA<o:p></o:p></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-70937341241727125972013-10-14T02:27:00.000-07:002013-10-14T02:27:07.726-07:00Teología Sistemática, Pannenberg.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-qfCBhEW-Dek/UIF51ivh4PI/AAAAAAAADFo/vK5wCbAmjNM/s1600/pannenberg.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://4.bp.blogspot.com/-qfCBhEW-Dek/UIF51ivh4PI/AAAAAAAADFo/vK5wCbAmjNM/s320/pannenberg.jpg" width="198" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b><span lang="FR">Pannenberg, Wolfhart,</span></b><i><span lang="FR"> Théologie
systématique*,</span></i><span lang="FR"> Traduit
sous la direction de Olivier Riaudel. Les Éditions du Cerf, Paris 2008, 587 pp,
13,5 x 21,5 cm (</span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 50 (2010) 212-213</span><span style="text-indent: 0cm;">).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No se hace necesario presentar al autor, de sobra es
conocida su obra teológica y filosófica a nivel mundial. Sus intereses van
desde la ciencia hasta la cultura y desde el ecumenismo hasta el diálogo con el
mundo secularizado. En esta obra, primera parte de la teología sistemática
publicada entre 1988 y 1995 en alemán, se unen todos esos extremos y se presenta
de forma sistemática lo que sería un pensamiento teológico <i>post- Aufklärung</i>. El pensamiento de Pannenberg, enraizado
profundamente en la tradición luterana, ha sabido abrirse a las metodologías
propias de las ciencias en tierras teutonas y dialogar con las más ricas
tradiciones allí implantadas. La consecuencia no podía ser otra que la
fertilización de la rica tradición centrada en la Palabra, mediante otras
palabras que pueden aportar, si no otra cosa, sí al menos un acto encarnatorio
patente. En Pannenberg, la tradición cristiana toma carne en el mundo
postilustrado y es capaz de entablar una relación casi simbiótica que retoma
los esfuerzos que los cristianos hubieron de hacer para encarnar la fe
cristiana en el mundo heleno. La Luz que vino al mundo según Juan, se acerca a
la <i>luz</i> que viene del mundo, según los
ilustrados. A ver si con toda esa iluminación conseguimos algo de claridad en
estos tiempos de oscuridad del pensamiento.</div>
<a name='more'></a><o:p></o:p><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La lengua francesa acoge por fin en esta traducción la que
ha sido la obra más influyente del autor en el mundo germánico y anglófono. <i>Teología sistemática</i> quiere ser una
presentación de la doctrina cristiana evitando el uso del término <i>dogmática</i> tan querido por el mundo
católico como por los maestros del luteranismo como Barth, del que Pannenberg
es un verdadero discípulo, es decir, que lo ha superado en el mismo momento en
que le seguía fielmente. Cabría decir que la <i>dogmática</i> de Barth se transforma en <i>sistemática</i>, significando esto mucho más que un mero cambio
semántico, un cambio de época: la época post-ilustrada. Ahora se trata de huir
de las dialécticas separadoras y de las verticalidades disyuntivas; es el
momento de las sinergias con el mundo del pensamiento y de una metodología
interdisciplinar y transversal. La <i>sistemática</i>
de Pannenberg intenta todo esto y lo consigue mediante un método que integra lo
dogmático en la historia. De esta manera comienza la obra con la consideración
del hacer mismo de la teología, como lo haría el aquinate, porque sin saber qué
hacemos cuando hacemos teología, no podemos dar ningún paso firme. Asentado el
quehacer teológico en la fundamentación de la verdad de la doctrina cristiana,
hemos de avanzar hacia el concepto de Dios que ha de utilizarse. Muchas de las
disputas modernas sobre la fe han versado más en malentendidos que en
discusiones sobre fundamentos sólidos. A veces se podría haber
contraargumentado al mundo moderno que ese dios que ellos niegan también es
negado por la teología cristiana. De un mal conocimiento de Dios y de una mala interpretación
de las palabras de Pablo sobre la maldad de los que no reconocieron al Dios que
se manifiesta en la creación, ha derivado otro problema que hay que tratar y
que el autor lo hace en el capítulo tercero: la realidad de Dios en la
experiencia de las otras religiones. No es tema menor, al contrario, hoy es el
tema por excelencia, porque de él depende buena parte de nuestra capacidad de
hablar al mundo. El diálogo interreligioso se torna el tema central de una
reflexión teológica y no mera apologética como arma de destrucción del
adversario.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Concluidos los <i>preambula
fidei</i>, podemos adentrarnos en las cuestiones fundantes de la doctrina
cristiana. Los capítulos cuarto, quinto y sexto (y último de esta primera parte
de la obra), se dedican a la búsqueda de una exposición post-ilustrada de la
revelación de Dios, el Dios trinitario y la esencia divina y sus atributos. El
punto de partida en estos tres capítulos es que la doctrina cristina es un
objeto histórico y su contenido reposa en una revelación histórica de Dios. No
se trata de ningún mito ni de cualquier otro tipo de concepción mágica
precientífica: Dios mismo se ha revelado en la historia de Jesús de Nazaret.
Sobre este acontecimiento histórico y sobre los testimonios de la predicación
misional cristiana, se asienta la fe, la doctrina y la teología cristianas. Por
eso, el Dios cristiano es el Dios de Jesús, un padre amoroso y misericordioso
que se ha automanifestado como amor comprometido con el mundo, no como motor no
movido o como esencia del mundo. Su ser es ser en el amor y esto es lo que
expresa el concepto de Trinidad: que Dios no es solitario sino un ser
esencialmente comunitario, ágape inmenso que se extiende hacia el mundo. La
infinitud, santidad, sabiduría o eternidad, todas ellas propiedades divinas,
deben ser entendidas a la luz del amor que se ha manifestado en Jesucristo. Es
el amor la propiedad esencial de Dios y este amor debe explicar todo lo demás,
especialmente la unidad, unidad vista desde la diversidad de personas
trinitarias. Porque al fin, la única verdad inmutable de Dios es que es amor, y
desde aquí debe ser entendido el resto. Resto que queda para la segunda parte
de la obra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esta teología sistemática conserva todo su frescor y vigor
gracias a la fundamentación de la misma en la más profunda raíz de la
tradición, pero también al esfuerzo titánico por mantener la Palabra en diálogo
con las palabras que los distintos ámbitos del mundo moderno, sean ilustrado o
post-ilustrado, tienen que decirnos, a veces como ayuda, otras como juicio,
pero siempre como acicate para el pensamiento cristiano que tiene la obligación
de mantener la encarnación constante de la fe.<o:p></o:p></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-33215510742425244002013-09-13T01:30:00.000-07:002013-09-13T01:30:39.460-07:00La escuela de Tubinga<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-UHuateygQ74/UIFwGBGWW7I/AAAAAAAADE4/XPnlRFITwOs/s1600/seckler.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-UHuateygQ74/UIFwGBGWW7I/AAAAAAAADE4/XPnlRFITwOs/s320/seckler.jpg" width="198" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b><span lang="DE">Seckler, Max</span></b><b><span lang="DE"> </span></b><span lang="FR">(éd.),<i> Aux origines de l’école catholique de
Tübingen. </i></span><i><span lang="DE">Johann Sebastian</span></i><i><span lang="FR"> Drey. Brève introduction à
l’étude de la théologie (1819), </span></i><span lang="FR">Les Éditions du Cerf, Paris 2007, 398 pp, 14,5 x <st1:metricconverter productid="23,5 cm" w:st="on">23,5 cm (</st1:metricconverter></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 48 (2008) 476-477</span><st1:metricconverter productid="23,5 cm" style="text-indent: 0cm;" w:st="on">)</st1:metricconverter><span style="text-indent: 0cm;">.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">No debe
extrañarnos que se publiquen en estos pródromos seculares multitud de obras que
quieren recuperar los usos y costumbres teológicos de momentos pretéritos
considerados como alumbradores de tiempos mejores. Es un deseo natural en el
ser humano encontrar sentido a su existencia, también en sede teológica. El
presente volumen se retrotrae a uno de esos momentos de parto de la teología,
el nacimiento de la famosa escuela de Tubinga que tantos nombres diera a la
teología, la filosofía, la poesía. Aquel seminario vio tres figuras que
compartieron ilusiones y desengaños y vivificaron el ambiente pétreo de <st1:personname productid="la Alemania" w:st="on">la Alemania</st1:personname> postnapoleónica:
Hölderlin, Hegel y Schelling. Estos tres genios, teólogos frustrados de
profesión, compartieron las mismas aulas y estancias que Drey o Möhler y
bebieron de las mismas inquietudes históricas: la necesidad de dar soporte
seguro a un mundo que llevaba demasiados decenios de revolución.</span></div>
<a name='more'></a><o:p></o:p><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La figura del discípulo, Johann Adam Möhler, eclipsó durante
muchos años a la del maestro, Johann Sebastian Drey, esta cuidada edición
intenta recuperar la importancia del que fue el iniciador de esta escuela
teológica que tan feraces frutos ha dado a lo largo de los últimos dos siglos,
sea directa o indirectamente. Sería erróneo crearnos la imagen romántica de un
grupo de discípulos reunidos a los pies del maestro y siguiendo sus enseñanzas
cual oráculo divino, <i>rien de tel</i>. La
famosa escuela es más un aire de pensamiento y un impulso de reflexión, en el
que se encuentran tres características esenciales que sí unifican a los
distintos teólogos que se han afiliado a este nombre. En primer lugar hay que
resaltar la contemporaneidad crítica, es decir, la asunción del tiempo en que
se vive de forma madura y crítica; en segundo lugar su fidelidad eclesial,
siendo conscientes de que el teólogo católico no puede dar frutos si es
arrancado de la vid eclesial; en tercer lugar, la referencia constante a la
práctica. Esta última es una característica paradójica porque esta escuela es
altamente especulativa (23) al tener que hacer frente a los grandes filósofos
idealistas de la época: Hegel y Schelling. Por ello, la valía de esta escuela
es paradigmática en los tiempos actuales; nos encontramos hoy en el corazón de
una crisis semejante a la que hubieron de afrontar los teólogos tubingueses en
los inicios del siglo XIX.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La <i>excusa</i>
pretextada para la presentación de este rico volumen ha sido la publicación
francesa de la obra inicial de la escuela de Tubinga y de la teología en clave
moderna: <i>Breve introducción al estudio de
la teología</i>, de Drey. Como hoy se sabe, las ideas maestra de Möhler, se
encuentran en él de manera nuclear, precisamente en esta obra. Sólo necesitamos
ver la estructura de la obra para percatarnos de que estamos ante una teología
moderna en la que se superan las formas de presentar la teología hasta entonces.
La obra consta de dos <i>Partes principales</i>,
la primera es una introducción de tipo propedéutico que se subdivide en tres <i>secciones</i>. En la primera sección se
aborda de forma consecutiva e histórica la religión, la revelación y el
cristianismo. Esto permite entrar de lleno en la teología y en la teología
cristiana en particular (segunda sección). La tercera sección aborda las
condiciones del estudio de la teología como ciencia positiva. Esta <i>primera parte principal</i> nos ha dejado,
especulativamente hablando, al inicio de la <i>segunda
parte principal</i>, cuyo desarrolló es <i>enciclopédico</i>,
es decir, es una <i>presentación
enciclopédica de las partes principales del estudio de la teología</i>. Se
divide en tres apartados. El primero es una <i>propedéutica
histórica</i>, donde se aborda el estudio de <st1:personname productid="la Biblia" w:st="on">la Biblia</st1:personname> desde la exégesis,
la crítica, la filología y la hermenéutica, para concluir con el estudio
histórico del cristianismo y de <st1:personname productid="la Iglesia. El" w:st="on">la Iglesia. El</st1:personname> segundo apartado es la <i>teología científica</i>, en él se estudia la
teología como una ciencia especial con su sistema conceptual propio. El último
apartado llega hasta el estudio de la <i>teología
práctica</i>, donde se estudia el gobierno, administración y ministerio en <st1:personname productid="la Iglesia. En" w:st="on"><st1:personname productid="la Iglesia." w:st="on">la Iglesia.</st1:personname> En</st1:personname> este sucinto
resumen vemos lo más esencial de esta obra: su estructura. Cualquiera que hay
leído <st1:personname productid="la Fenomenolog■a" w:st="on">la <i>Fenomenología</i></st1:personname><i> del Espíritu</i> o <st1:personname productid="La Enciclopedia" w:st="on"><i>La
Enciclopedia</i></st1:personname><i> de las
ciencias filosóficas</i> verá la similitud estructural. Es un idealismo en su
organización pero llega a la práctica concreta de la vida de <st1:personname productid="la Iglesia. Por" w:st="on"><st1:personname productid="la Iglesia." w:st="on">la Iglesia.</st1:personname> Por</st1:personname> ello, se puede decir
que supera el idealismo hegeliano, de un lado, pero también, de otro, supera
las exposiciones tardomedievales de la teología en boga. Aquí radica su máximo
valor: es fiel a la tradición y fiel a los tiempos en los que vive, con ello
consigue que el cristianismo no se apolillara en las rancias expresiones
teológicas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Si no fuera suficiente con la obra de Drey, el volumen añade
un valor mayor con los textos que rodean y explican la obra. El mayor en número
de paginas (100) es el del propio editor. Hace una exposición explicativa de la
obra en su contexto histórico, filosófico, teológico y <i>espiritual</i> que repercute positivamente en la comprensión de un
texto con doscientos años de antigüedad. Además añade unos <i>anexos </i>con valiosos testimonios de la recepción de la escuela de
Tubinga en Francia, por teólogos de la talla de Chenu o Congar. Junto a esto,
hay que subrayar dos contribuciones <i>magisteriales</i>
de enorme valía, de dos de los cardenales-teólogos más importantes de <st1:personname productid="la Iglesia. El" w:st="on"><st1:personname productid="la Iglesia." w:st="on">la Iglesia.</st1:personname> El</st1:personname> cardenal Ratzinger,
hoy Benedicto XVI, hace una estimación de la actualidad de la obra de Drey,
quedándose con el valor perenne de su exégesis bíblica. Por otro lado, el
cardenal Kasper aporta dos colaboraciones. La primera, más breve, hace una
mirada a la escuela católica de Tubinga; la segunda, se centra en lo más
fundamental de la obra de Drey: <i>la
esencia del cristianismo</i>, tema de la máxima actualidad, sobre todo si
tenemos en cuenta que, según el cardenal Kasper, estamos en un situación
similar a la que tuvieron que enfrentar los teólogos de Tubinga, es decir ante
«una crisis de una forma histórica concreta de <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname>». Por ello, se
trata «de saber si se encontrará de nuevo hoy teólogos que tengan el coraje de
pensar por ellos mismos y que estén, al mismo tiempo, profundamente enraizados
en <st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname>
y en su tradición, y que estén igualmente abiertos a los signos de los tiempos»
(23). Si tal sucediera, no tendríamos problemas para superar esta crisis de
crecimiento, tal como se superó la de los siglos precedentes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-28406276777124143552013-08-16T00:15:00.000-07:002013-08-16T00:15:19.304-07:00Sacramentos<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-ZQP-peVtk8k/UIF6kEDQUbI/AAAAAAAADFw/-AFC9RxlQFE/s1600/borobio.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-ZQP-peVtk8k/UIF6kEDQUbI/AAAAAAAADFw/-AFC9RxlQFE/s320/borobio.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b><span lang="IT">Borobio, Dionisio,</span></b><i><span lang="IT"> Sacramentos
en general. Bautismo y Confirmación en <st1:personname productid="la Escuela" w:st="on">la Escuela</st1:personname> de Salamanca. Fco. Vitoria, Melchor Cano,
Domingo de Soto</span></i><span lang="IT">, Publicaciones
Universidad Pontificia Salamanca, Salamanca 2007, 320 pp, 17 x <st1:metricconverter productid="23,5 cm" w:st="on">23,5 cm (</st1:metricconverter></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 50 (2010) 225-226</span><st1:metricconverter productid="23,5 cm" style="text-indent: 0cm;" w:st="on">)</st1:metricconverter><span style="text-indent: 0cm;">.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Son tiempos estos de replantear el significado de las
realidades cristianas más profundas, toda vez que se atisba cierto giro
involutivo en las prescripciones oficiales en torno a los núcleos fundamentales
de la experiencia del cristiano. En la cuestión sacramental se ha dado una suerte
de regreso de fórmulas y expresiones que algunos creíamos caducas pero que se
manifiestan con una fuerza inusitada, máxime cuando la iconografía episcopal
retorna a posiciones vetustas, por ello es más importante si cabe esta obra del
insigne profesor Borobio. Su saber y erudición deben servirnos de faro
orientativo en estos momentos de virajes de timón imprevisibles.</div>
<a name='more'></a><o:p></o:p><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La obra que nos ocupa se antoja parte de una revisión más
completa de la sacramentología en la obra de los teólogos de Salamanca. De
momento se trata del Bautismo y la Confirmación en los tres ilustres teólogos
de aquella Escuela que tanto bien ha hecho a la teología: Vitoria, Cano y Soto.
El propósito confeso de Borobio es estudiar la concepción y planteamientos
teológico-sacramentales que presentan los autores, de modo que sean conocidos
en su riqueza de argumentación y en las posibilidades que plantean para hoy,
especialmente para hoy creemos nosotros. Para conseguir esto se presenta tanto
su pensamiento como el contexto que puede dar una mejor explicación de la
significación total de ese pensamiento. Conocido el contexto, sólo hemos de
aplicarlo al contexto actual como fórmula de adaptación hermenéutica.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El libro está estructurado en dos partes. En la primera (<i>Los sacramentos en general en la escuela de
Salamanca</i>, 19-146) se expone la concepción de los sacramentos en los tres
autores más importantes de esa Escuela, de ahí que conste a su vez de tres
partes, una para cada autor. Se ponen de manifiesto las dos posturas que
estaban un lucha en aquel contexto: de un lado la humanista que quiere evitar
todo deductivismo, y la escolástica, que se apoya en una reflexión racional
tomista y en la especulación más que en la inducción. Soto se adscribe a esta
última, de ahí su participación en Trento y la importancia de su reflexión en
la configuración de la posición sacramental católica. Hay que advertir que la
reflexión de Soto se abre a una perspectiva más personalista en la
consideración de los sacramentos y que esta vía permite una actualización de su
pensamiento. Al centrar la eficacia salvífica de los sacramentos en la pasión
de Cristo y al insistir en que la gracia no es otra cosa que el amor de Dios,
Soto puede ser leído como un personalista <i>avant
la lettre</i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La segunda parte (<i>Bautismo
y Confirmación en la Escuela de Salamanca</i>, 147-320), se aplica la reflexión
general a los dos sacramentos susodichos, pero reduciendo la exposición a
Vitoria y Soto pues de Cano no nos ha llegado ningún tratado específico sobre
los dos sacramentos. Propiamente es Soto el que ofrece un verdadero tratado
sobre los sacramentos del bautismo y la confirmación, con un desarrollo
sistemático, siguiendo el pensamiento de Tomás y aplicando el método
escolástico renovado. Vitoria trata estos sacramentos de modo más esquemático,
siguiendo la necesidad de responder a cuestiones urgentes que se le van
planteando, como puede ser el problema del bautismo en la evangelización de
América, de la que tenemos mucho que aprender hoy día. Tanto Vitoria como Soto
son defensores de una pastoral evangelizadora y de autentificación que no
busque la conversión forzada y el rito por sí mismo, sino que verifique una
autentificación de la fe en la vida. Exigen estos teólogos que se modifique la
pastoral que se lleva a cabo en América de modo que permita, por medio de los
sacramentos, la creación de una verdadera comunidad creyente. De nada sirve,
afirman, tener muchos bautizados si tenemos pocos cristianos; y poco vale el
decir que se cree, y hasta que esto se significa sacramentalmente, si no cambia
la vida. Palabras proféticas que muy bien se podrían aplicar hoy en día a
nuestra Iglesia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esta obra, que tendrá continuación, se presenta como
imprescindible a la hora de repensar la sacramentología en general porque la
tradición que aquí se nos presenta es, a la vez, la más prístina y la que mejor
permite una adaptación a las condiciones de los tiempos en que vivimos.
Dionisio Borobio sigue impartiendo cátedra allá donde está y seguirá
regalándonos reflexiones profundas para el pensamiento teológico.<o:p></o:p></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3280863017072302237.post-6753912328693483242013-07-05T07:40:00.000-07:002013-07-05T07:40:21.177-07:00Contextos religiosos ambiguos<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-NkBww7legGI/UIFrE-09EjI/AAAAAAAADEI/qXBM7NS-fUU/s1600/rubens.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-NkBww7legGI/UIFrE-09EjI/AAAAAAAADEI/qXBM7NS-fUU/s320/rubens.jpg" width="198" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0cm;">
<b><span lang="FR">Rubens, Pedro,</span></b><i><span lang="FR"> Discerner
la foi dans des contextes religieux ambigus. Enjeux d’une théologie du croire,</span></i><span lang="FR"> Les Éditions du Cerf, Paris 2004, 538 pp,
13,5 x <st1:metricconverter productid="21,5 cm" w:st="on">21,5 cm (</st1:metricconverter></span><span style="font-family: Candara, sans-serif; font-size: 12pt;">Carthaginensia 47 (2007) 242-243</span><st1:metricconverter productid="21,5 cm" style="text-indent: 0cm;" w:st="on">)</st1:metricconverter><span style="text-indent: 0cm;">.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El actual rector de <st1:personname productid="la Universidad Catlica" w:st="on"><st1:personname productid="la Universidad" w:st="on">la Universidad</st1:personname> Católica</st1:personname>
de Pernambuco, hace honor a la prestigiosa colección <i>Cogitatio Fidei,</i> precisamente, pensando la fe en este <i>ensayo de una teología del creer</i>. La fe
debe ser constantemente repensada, discernida en aquellos contextos religiosos
en los que se desenvuelve, especialmente en aquellos de mayor ambigüedad social
y humana. Esto es lo que hace el autor en este excelente trabajo de
aproximación a la realidad de la fe brasileña que supone una puesta en práctica
de la teología contextual que está naciendo en este siglo XXI inspirada en la
obra eminente de Waldenfels.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La obra está organizada en tres partes bien estructuradas y
compensadas que pretenden recoger el triple movimiento que toda teología
fundamental debe afrontar. En primer lugar hay que mirar directamente el
contexto en el que la fe se tiene que vivir, un contexto extremadamente ambiguo
en el mundo actual y más en la realidad de un país donde el cristianismo ha
tenido muchas influencias y sincretismos. En segundo lugar hay que mirar por el
retrovisor, es decir, ayudarse del pasado teológico para interpretar este
presente vivencial. En este caso se trata de la teología de Paul Tillich, una
teología fronteriza que sabe del diálogo en circunstancias confusas. Por último,
hay que ir a <st1:personname productid="la Escritura" w:st="on">la Escritura</st1:personname>,
a <st1:personname productid="la Palabra" w:st="on">la Palabra</st1:personname>
de Dios, para poder dar razón de nuestra esperanza en toda situación, más en
las vagas circunstancias en las que se vive el cristianismo hoy.</div>
<a name='more'></a><o:p></o:p><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Para llevar a cabo este triple movimiento, la obra consta de
tres amplias partes. En la primera se desarrolla el contexto brasileño de fe a
través de tres grupos cristianos que han dado nueva vida al cristianismo en
aquel país. Estos tres grupos diferenciados proponen de manera inconsciente una
nueva <i>matriz del creer</i> (23). En
primer lugar las Comunidades Eclesiales de Base, nacidas al calor de la
teología de la liberación con una clara opción por los pobres, proponen un
nuevo rostro de Iglesia popular y enraizado en las luchas históricas del
pueblo. Su vida misma se identifica como una verdadera eclesiogénesis, una
nueva manera de vivir y ser Iglesia, atenta a <st1:personname productid="la Escritura" w:st="on">la Escritura</st1:personname> y a la
dimensión comunitaria de la fe, vivida como una liberación en vistas a la
comunión y la participación con Dios (51). En segundo lugar, <st1:personname productid="la Renovacin Carism£tica" w:st="on"><st1:personname productid="la Renovacin" w:st="on">la Renovación</st1:personname> Carismática</st1:personname>
Católica, nacida en el pentecostalismo católico estadounidense y los <i>cursillos de cristiandad</i>, estaba en auge
en los años en los que declinaban las Comunidades Eclesiales de Base. De origen
clerical, tiene una base eminentemente laica. Son un intento de vivir la
experiencia religiosa en perspectiva espiritual y moral, sin los vínculos sociales
y políticos que caracterizaban la coyuntura política brasileña. Su base en los
grupos de oración le dan el signo característico de espiritualismo centrado en
los signos externos del reconocimiento de la presencia del Espíritu: la
glosolalia, la profecía y los milagros. Pero, la verdadera piedra de toque de la
autenticidad de esta presencia es el amor (78). Por último, tenemos el
movimiento pentecostal brasileño. Es el fenómeno religioso más importante de la
escena religiosa brasileña, cuenta con el 15% de su población y nace de una
mezcla de elementos autóctonos y exógenos: catolicismo popular, pentecostalismo
americano, movimientos de santificación y pietismo romántico. Su adscripción es
protestante y su idiosincrasia difusa; no posee formas nítidas de organización
institucional, lo que le hace aparecer como una experiencia mística y en
ocasiones sectaria.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La segunda parte, <i>Pensar
con Paul Tillich,</i> se lleva la parte del león (138-324). Se trata de recoger
las aportaciones de la teología de la cultura de este teólogo alemán de
frontera, frontera en tres ámbitos, el temporal: vivió entre dos siglos, el XIX
y el XX; el físico: vivió entre dos continentes, Europa y América; el
intelectual: vivió entre dos disciplinas, filosofía y teología. Precisamente
como Rubens. Desde esta posición de frontera, <i>entre dos mundos</i>, realiza Tillich su <i>método de correlación</i>. Con él pretende establecer una nueva
relación entre la religión y la cultura, siendo aquella la dimensión de
profundidad de ésta y la frontera entre ellas<i> </i>«el mejor lugar para procurar el conocimiento» (147). En relación
absoluta con el proyecto del teólogo alemán, Rubens analiza las grandes líneas
de su obra para marcar los tres ejes mayores de su pensamiento: «las
demarcaciones entre fe y religión, en vista de una interpretación del
cristianismo; las que hay entre ontología y existencialismo, en vista de un
estatuto epistemológico de la teología; en fin, las que hay entre situación
cultural y kerigma cristiano, en vista del proyecto de una teología apologética,
es decir, de una “teología que responde” a una situación contextual» (148).
Pensar con Tillich significa negar una oposición simple entre fe y religión o
entre cristianismo y cultura, pero, para aplicar a la situación concreta de
Brasil, Rubens apuesta en <i>pensar más allá
de Tillich</i> (322), con el fin de establecer, en la tercera parte, <i>Itinerarios Cruzados</i>, el estatuto
hermenéutico del creer.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Este estatuto hermenéutico del creer cristiano tiene su
fundamento en la <i>diferencia cristiana</i>.
El cristianismo no se basa en una realidad abstracta que dice al hombre cómo
debe comportarse sino en una realidad muy concreta: Jesucristo, el hombre que
ha manifestado plenamente a Dios, el hombre en el que Dios se ha entregado
(427). Por tanto, el cristianismo se define como una manera singular de habitar
el mundo y de vivir enteramente desde Dios. Se consigue establecer la teología
fundamental como una epistemología del <i>acto
de creer</i> a partir de la hermenéutica de la diferencia cristiana. El <i>acto de creer</i> es la encarnación de la
palabra de Dios para cada hombre en cada lugar concreto, es la respuesta
adecuada a la revelación concreta de Dios en el contexto del ser humano. Se
necesita una fidelidad creadora que establezca una relectura de los textos
sagrados en los contextos mundanos y permita la <i>correlación</i> entre el acto de Cristo y el <i>acto de creer</i> de los cristianos. De esta manera, el acto de creer
cumple lo que falta a la carne de Cristo (442). En el contexto brasileño, los
nuevos movimientos cristianos «inscriben el acto de creer en una dinámica de
cumplimiento, no sin arrastra conflictos de interpretación» (448). El <i>acto de creer</i> muestra una triple novedad
propia del cristianismo: la novedad de un acontecimiento, la de un cumplimiento
y la de un discernimiento (509), de esta manera, «el creer mismo es una
revelación en el corazón de lo vivido» (514), quedando unidas Fe y Revelación
en un solo acto: el <i>acto de creer</i>.<o:p></o:p></div>
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Por lo demás, la obra cuenta con una copiosa y apropiada
bibliografía y un extenso aparato crítico que aumenta, si cabe, su valía.
Estamos convencidos que es de esas obras que, <i>entre dos mundos</i>, abren caminos para la reflexión teológica del
tercer milenio.<o:p></o:p></div>
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Bernardo Pérez Andreo<o:p></o:p></div>
Bernardo Pérez Andreohttp://www.blogger.com/profile/06316740853208677171noreply@blogger.com0