viernes, 31 de agosto de 2018

Jesús, Hijo y Hermano.


Martínez Fresneda, Francisco, Jesús, Hijo y Hermano, Editorial Espigas, Murcia 2017, 607 pp, 14,5 x 22,5 cm. 2ª Edición.

La figura de Jesús ha vivido un auge en la cultura contemporánea occidental desde finales de los años sesenta cuando la cultura popular hizo suya una imagen de Jesús cercana, humana. Esto fue consecuencia de la revolución producida en los estudios de la Biblia de inicios del siglo XX que llevó a replantearse la búsqueda histórica de Jesús tras el fracaso de la investigación liberal de finales del XIX. Los discípulos de Bultmann superaron al maestro, lo negaron, propiciando así la conocida como New Quest del Jesús histórico. Esta nueva investigación llegó a conclusiones muy importantes, entre ellas la recuperación de un Jesús verdaderamente humano, lejos de la visión monofisita que había imperado en el cristianismo en los últimos siglos. El Jesús humano es la base de la que partió la conocida como Tercera búsqueda del Jesús histórico. Sus conclusiones nos han mostrado un Jesús judío y marginal, taumaturgo y profeta apocalíptico. Dentro de esta tercera búsqueda tenemos notables investigadores como Crossan, Meier o Dunn, que han dado a luz voluminosas obras sobre el Jesús histórico, pero que adolecían de una interpretación teológica a la par que Schillebeeck o Kasper habían realizado con la segunda búsqueda del Jesús histórico. El profesor Francisco Martínez Fresneda sí nos aporta tanto una investigación histórica como una reflexión teológica acorde con los grandes teólogos de después del Concilio Vaticano II y en consonancia con los resultados de la Tercera búsqueda.

El profesor Martínez Fresneda ofreció su aportación a la investigación sobre el Jesús histórico en su Jesús de Nazaret, publicado en Espigas en 2005. Allí sentó las bases para una aproximación teológica que es la que realiza en la obra que nos ocupa, cuya primera edición es de 2010. Esta segunda edición ha sido mejorada, pero no ampliada. Antes bien, ha supuesto un cierto recorte de algunos temas que habían cogido entidad propia y que pedían salir del libro. Sin embargo, la edición actual es más compacta ceñida a lo teológico, con una orientación franciscana que se refleja en el título: Jesús, Hijo y Hermano. La filiación divina es claramente asumida por todos los teólogos, no así la fraternidad esencial de Jesús, que es la que abre el camino a la Iglesia y a la perspectiva universal de Jesús y del cristianismo. La raíz franciscana de todo el pensamiento del profesor Fresneda se vuelca en este libro esencial para comprender en profundidad el significado de los hechos y dichos de Jesús. No podemos olvidar que los primeros cristianos lucharon desde el comienzo, no por los hechos históricos, sino por la interpretación de los mismos. La pregunta reflejada en el evangelio, ¿en nombre de quién hace esto? Y la respuesta de algunos grupos, los gnósticos, de hacerlo como enviado divino sin compromiso con la carnalidad humana, llevaron a la escritura de los evangelios y a las posteriores formulaciones dogmáticas de la Iglesia, tanto los credos como las disposiciones conciliares. No es de menor importancia, por tanto, cómo interpretamos los dichos y hechos de Jesús, al menos lo es tanto como determinar qué dichos y hechos son históricos.


Para llevar a cabo su propósito, el autor divide la obra en cinco unidades y seis capítulos. La primera unidad, con dos capítulos, versa directamente sobre el Jesús histórico y la determinación de los dichos y hechos. Esta parte recoge la ingente investigación que el propio autor realizó para su Jesús de Nazaret, y supone una sinopsis de casi doscientas páginas sobre Jesús. La segunda unidad aborda la reflexión de las comunidades cristianas bajo el epígrafe de los títulos de Jesús. Tan importante como saber quién es Jesús es determinar su posición en la historia. Los títulos son la interpretación de la vida de Jesús por las comunidades, una vida que muy pronto ya se había convertido en el referente salvífico para los creyentes. Antes del año 70 ya tenemos la construcción de los títulos que identifican a Jesús como el Salvador procedente de Dios. De ahí pasamos a la tercera unidad que supone adentrarse en algo que la Iglesia debió hacer a lo largo de varios siglos: determinar la identidad de Jesús, cuestión abordada por los Santos Padres y los Concilios de los primeros siglos. La pregunta por la identidad de Jesús la responde la Iglesia diciendo: Jesús es el único Hijo de Dios encarnado que, sin dejar la naturaleza divina, asume una vida humana menos en el pecado (392).

La quinta y sextas unidades de esta obra son la aportación teológica del autor. El Salvador y El camino de la salvación, con la espiritualidad cristológica, suponen un avance desde una perspectiva franciscana en la teología que la Iglesia ha realizado sobre Jesús. En estas dos unidades llega a cumplimiento los frutos de la New Quest y la Third Quest, pues se asume tanto la plena humanidad de Jesús, como su judeidad y su compromiso en un mundo marcado por el pecado, en el que la cruz supone la expresión máxima de amor, pero donde la fraternidad debe ser el elemento esencial para la salvación. Jesús, Hijo y Hermano, dos realidades inseparables que resumen el camino de la Iglesia para comprender el proyecto de Dios en el mundo. Jesús de Nazaret es constituido Hijo de Dios desde toda la eternidad, pero mostrado al mundo en la respuesta de Dios al pecado, en la Resurrección. Pero Jesús mismo se muestra como Hijo al hacerse Hermano, al poner la fraternidad como constitutivo esencial de la humanidad en sus relaciones sociales y con la misma naturaleza. Como nos dice el profesor Fresneda en la preciosa conclusión a la obra: “La percepción del otro como hermano no solo hace que se funden las relaciones de paz entre los hombres, sino la vocación de recuperar al otro, de perdonarlo. Esta base de la relación, nacida de la actitud de Dios para con todos, crea la solidaridad humana que enseña y practica Jesús. La raíz y la forma de conducirse en la historia que explicita el sentido fraterno y filial de todo hombre, es la novedad que aporta Jesús y la que el cristianismo ha defendido y preservado como un tesoro, como la estrella que guía su historia y su aporte a la humanidad” (558-559).

Esta segunda edición de la obra del profesor Martínez Fresneda supone una concentración en lo esencial de la propuesta de Dios para la humanidad expresada en Jesús de Nazaret, Su hijo y nuestro hermano. Filiación y fraternidad son los dos elementos que constituyen el ser y la identidad de Jesús, que la Iglesia ha identificado desde los comienzos y que han supuesto la verdadera guía de su ser en el mundo, aunque muchas veces olvidara su significado. Esta segunda edición, además, nos ofrece un índice onomástico y un índice analítico de gran utilidad para su uso, lo que en una obra de tal magnitud, más de 600 páginas, es de gran ayuda. Sin embargo, creemos que esta labor de aquilatar el pensamiento no quedará aquí, pues son muchos los que aún están necesitados de que la identidad cristiana sea clarificada con un verbo tan pulcro como el de Francisco Martínez Fresneda. Esperamos nuevas entregas de esta reflexión tan nutritiva para la fe de nuestras comunidades y tan clarificadora para la teología de nuestros tiempos.

Bernardo Pérez Andreo

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