viernes, 31 de mayo de 2013

Henri de Lubac: resistencia cristiana al nazismo.


Cardinal de Lubac, Henri, Résistance chrétienne au nazisme. Sous la direction de Jacques Prévotat. Préface, Introductions et notes de Renée Bédarida. Œuvres complètes XXXIV. Les Éditions du Cerf, Paris 2006, 782 pp, 13,5 x 21 cm (Carthaginensia 47 (2007) 253-254).
El presente volumen de las obras completas de este pródigo teólogo recoge sus escritos en torno a la segunda guerra mundial (1939-1945) en los que el autor se enfrenta con nitidez y valentía tanto al antisemitismo nazi, al colaboracionismo del régimen de Vichy y, con claridad profética, a la tibieza de la jerarquía eclesiástica francesa, que llegó a recomenzar el sometimiento a esa autoridad colaboracionista, en aquellos difíciles años de prueba para los hombres de fe. De Lubac tuvo claro desde el principio que el hitlerismo encerraba dos peligros para la humanidad y la Iglesia: el peligro del antisemitismo y el peligro de un neopaganismo militante que pretende reemplazar al cristianismo por una religión secular. Su objetivo era reemplazar la tradición judeocristiana de Europa y sustituirla por un nuevo credo pagano basado en la superioridad de la raza aria como raza de los señores. Ante esto no hubo un claro posicionamiento de la Iglesia en Francia. La jerarquía pidió más bien el sometimiento al poder establecido y la colaboración de facto con el exterminio de los judíos. De Lubac, para mantener su fidelidad a Cristo y a la Iglesia, hubo de entrar en la resistencia, en la ilegalidad, para crear una prensa cristiana anónima y clandestina que no pasara por el nihil obstat, los Cahiers du Témoignage chrétien. En esta revista publicará, de forma anónima, alguno de los escritos que se recogen en este volumen, dando testimonio de un cristianismo comprometido con la verdad y la justicia en el momento preciso en el que el cristianismo oficial callaba, siendo así la voz de un cristianismo libre en Francia.

Al contrario que otros aún hoy, de Lubac no tiene nada que ocultar de aquella época, por eso se atreve, en 1983 con motivo de su creación cardenalicia, a poner por escrito su Resistencia cristiana al antisemitismo. Recuerdos 1940-1944 (473-746), justo a continuación de haber escrito su Memoria sobre la ocasión de mis escritos. En ningún caso quiere llamarlos biografía, aunque perfectamente podría haber escrito una biografía estupenda de una vida tan intensa, pero su intención siempre es clarificar el kairós eclesial y humano en su vida y obra. Su inquietud reside en hacer comprender mejor la actitud de la Iglesia de Francia y de los católicos franceses durante los años de la Ocupación nazi, para ello encadena catorce capítulos  y un epílogo donde repasa esta actitud. Unas veces lo hace mostrando la posición adoptada por obispos, cardenales, como el caso de Gerlier, conocido por su trabajo clandestino a favor de los judíos, o el papa Pío XI, del que admira su valor para gritar a todos los antisemitas: los cristianos «espiritualmente somos semitas» (502) y la publicación de Mit brennender sorge; otras analizando los acontecimientos; y otras, en fin, mostrando su posición entonces respecto a lo que vivía y su intención actual de «no dejarse coger por recriminaciones ciegas» que pretenderían provocar un nuevo «caso Dreyfus» respecto a la Iglesia, sintiéndose «más que nunca hijo de la Iglesia» (738).

  Estos recuerdos son el núcleo del presente volumen, pero también son la ocasión para añadir dieciocho escritos de aquella época en los que quiso avisar primero, Patriotismo y nacionalismo (9-26), denunciar después, Carta a mis superiores (103-122), y clarificar siempre la verdadera posición cristiana ante la barbarie nazi y su perversidad intrínseca, como es el caso de su último artículo clandestino y hasta esta edición inédito, Nuevos maquiavelos de 1944 (427-455), donde responde a la creencia del cristianismo bienpensante francés de que la ideología hitleriana desaparecerá de Francia con la derrota militar de Alemania; todo lo contrario, el paganismo anticristiano y racista podría enquistarse en el espíritu francés de manera que las raíces cristianas podrían haber sido ya removidas del país y sólo sería cuestión de tiempo su muerte. El régimen nazi fue mucho más que un mal pasajero, hizo mella en el alma de los franceses, asimilando el mismo orden nazi «fundado sobre el rechazo de todo lo que Cristo ha aportado al mundo…, para el cual no cuenta ni lealtad ni respeto, ni justicia ni humanidad» (452). Se trata de poner en claro el escándalo de la verdad (411-417) que no reside en no decir la verdad sino en «no decir la verdad completa y de introducir en ella una mentira por omisión que la deja intacta por fuera, pero que le corroe, como un cáncer, el corazón y las entrañas» (413).
Cada uno de los escritos que conforma este volumen cuenta con una magnífica introducción de Renée Badarida que perfila cada uno de ellos y aclara su sentido histórico y existencial en el contexto de la vida del autor y de su apasionada defensa de la verdad cristiana. Junto a la introducción, hay que remarcar el conjunto de anotaciones que aporta Badarida a los escritos del P. de Lubac y que hacen del presente volumen una perfecta obra para conocer un tiempo histórico del que podemos aprender hoy día. Su lectura no dejará de parecer al lector completamente vigente y esclarecedora de actitudes y comportamientos de la actualidad eclesial y humana, tan necesitada de un valiente testimonio cristiano como el que dio en momentos tan difíciles, un testigo de la verdad: Henri de Lubac.
Bernardo Pérez Andreo

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