jueves, 16 de mayo de 2013

Henri de Lubac: Ateísmo y sentido del hombre.


Cardinal de Lubac, Henri, Révélation divine. Affrontements mystiques. Athéisme et sens de l’homme. Sous la direction d’Éric de Moulins-Beaufort et de Georges Chantraine. Œuvres complètes IV. Les Éditions du Cerf, Paris 2006, 580 pp, 13,5 x 21 cm (Carthaginensia 47 (2007) 249-251).
Las obras completas de un teólogo como el P. de Lubac suelen contener volúmenes más afortunados y otros con menos fortuna en el reparto de los escritos del autor, eso es así por la naturaleza misma del intento. En este volumen nos encontramos con una extraña riqueza y mezcolanza. A primera vista podría resultar insólito que un texto sobre la Dei verbum se vea acompañado por otros dos sobre el ateísmo, máxime cuando uno de ellos lleva por título Afrontamientos místicos (235-408) estando dedicado a Nietzsche. Todo esto resulta extraño de entrada, pero una vez analizados, los tres cobran una unidad profunda que eleva dialécticamente el nivel individual de cada uno de esos textos. La justificación para la reunión de estos textos tiene su base en el propio deseo de Lubac en que los dos textos referidos al ateísmo, el anteriormente citado y Ateísmo y sentido del hombre (409-514), estuvieran unidos en la edición de las obras completas en italiano. Añadir La revelación divina (36-234) ha sido obra del editor que, con buen criterio ha decidido situar justo antes de las reflexiones sobre el ateísmo la magnífica explicación del cardenal sobre la constitución dogmática Dei verbum sobre la divina revelación, con ello se gana en riqueza lo que se podría perder en unidad.

Esta edición de La revelación divina reúne, a su vez, el texto latino y su traducción francesa del preámbulo y del capítulo I. de la Dei verbum, seguido del comentario de Lubac a los seis primeros números del texto conciliar. Se añaden cinco apéndices en los que el autor realiza un análisis sucinto de la constitución Dei Verbum, un comentario del nª 7, y una interesante reflexión sobre Escritura, tradición, magisterio. El último de los cinco apéndices recoge un texto del cardenal Ratzinger sobre la fuente de la fe. De Lubac realiza un comentario pegado al texto, sacando las consecuencias de lo que el Concilio quiso decir y dijo en el texto fijado por escrito, porque sabe perfectamente que «había sido concebido en un clima de polémica, donde podía perecer antes de nacer» (209). Suscitó un interés apasionado en muchos cristianos no católicos debido a que la doctrina sobre la revelación podría ser una piedra de toque en las relaciones de la Iglesia católica y las otras confesiones cristianas. Pero lo más importante para de Lubac es la propuesta unitaria de la revelación divina: «unidad del Revelador y de lo Revelado, Jesucristo, autor y consumador de nuestra fe; unidad en Él de los dos Testamentos, del que dan testimonio; unidad de Escritura y Tradición, que nunca son separables; unidad del Verbo de Dios… [en] la Escritura y la Eucaristía» (215). Esta unidad absoluta es la que permite enfrentar el reto del ateísmo. Primero en la obra Afrontamientos místicos, compuesta de cuatro textos muy intensos de los que destacamos el referente a un Nietzsche místico (347-382). Este gran ateo debe ser considerado como el padre de un ateísmo místico, pues él tiene una fe inquebrantable en el Übermensch como aquel que es capaz de superar la fatalidad o el azar integrados en el Eterno Retorno como ley insoslayable del mundo: «el Eterno Retorno es un áspera verdad que suprime toda esperanza. El Superhombre es una esperanza – una ilusión. De un al otro no hay ningún paso, la contradicción es completa» (358). Esta grandeza mística de Nietzsche es superada por Cristo, en el que nunca pudo ver a su Superhombre, pero que de Lubac, en La luz de Cristo (383-406), nos muestra como la verdadera esperanza del hombre, el que ha dado ese paso infranqueable para la humanidad en el «Gesto del Calvario» (405).
El último de los tres textos, Ateísmo y sentido del hombre, aplica al hombre y al mundo moderno lo investigado en los dos textos anteriores junto con la reflexión que aporta el Concilio en Gaudium et Spes, se intenta una antropología cristiana para el mundo moderno y se hace en dos epígrafes: Afrontamiento del ateísmo contemporáneo (413-470) y Sentido total del hombre y del mundo (417-514). La idea que subyace a los dos textos es que el ateísmo moderno no es un punto de llegada sino de partida, es decir, una salida a la búsqueda moderna de Dios. Cada época debe encontrar a Dios por sus propios medios, la modernidad lo busca desde el ateísmo como demarcación del territorio a explorar. Por eso, de Lubac mantiene una fe absoluta en que «podemos soportar sin desfallecer la noche provisional donde nos sumergimos en los “eclipses de Dios” y concebir, sin temeridad, el posible papel providencial de un ateísmo que prepara una nueva floración de la fe» (469). El ateísmo es el nuevo nombre de la búsqueda constante del hombre de todos los tiempos del sentido de su existencia y por tanto de Dios mismo, verdadero sentido del ser humano, imagen y semejanza suya en Cristo. Con esto hemos vuelto al punto de partida: Cristo en la Cruz es el sentido total del ser humano y del mundo, es decir, la barrera insuperable de todo ser humano pero no de Dios que supera, en la Resurrección, todas las barreras y otorga la plenitud de lo que sólo podía ser fatalidad o azar según el ateísmo.
Para terminar, no queremos olvidar los tres Anexos (515-522) que aglutinan un Prólogo, un Prefacio y una Presentación, referidos a los tres grandes textos del volumen. Además, cada uno de los escritos cuenta con una presentación o una introducción que ayudan a situar los textos en el conjunto de las obras de Lubac. Para abundar en la calidad del volumen, aducimos los índices: de citas bíblicas, de textos conciliares citados, de obras de Henri de Lubac citadas y de nombres de personas. Con todo esto tenemos una obra muy bien ahormada y completa, perfecta para pensar hoy día el reto, no por desgracia del ateísmo, sino del indiferentismo postmoderno.
Bernardo Pérez Andreo

1 comentario:

  1. . COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
    EN LA CONDUCCION DIARIA

    Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

    Ejemplo:

    Ceder el paso a un peatón.

    Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

    Poner un intermitente

    Cada vez que cedes el paso a un peatón

    o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


    Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


    Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


    Atentamente:
    Joaquin Gorreta 55 años

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