Fino, Chaterine, L’hospitalité,
figure sociale de la charité. Deux fondations hospitalières à Québec, Desclée de Brouwer, Paris 2010, 459 pp,
15 x 23,5 cm (Carthaginensia 53 (2012) 238-239).
Las investigaciones doctorales suelen tener la virtud de
profundizar en un aspecto concreto del saber teológico para desde ahí iluminar
mejor la rama del saber teológico del que trata el trabajo. Esto mismo es lo
que sucede con esta obra, resultado de una tesis doctoral defendida por la
autora en 2007 en el Instituto Católico
de París, se acerca a un aspecto muy preciso, como es la fundación de dos
lugares de acogida para enfermos y pobres en Québec y desde ese punto concreto
y preciso elabora toda una teología de la hospitalidad cristiana entendida como
figura social de la caridad y como contrapunto a la tesis durhheimiana de que
la caridad no tiene valor social alguno, a lo sumo el de privatizar la
preocupación por el otro. Al contrario, la caridad, entendida de forma
cristiana, es la organización más plena de acogida del otro y de la bondad
social plena. A esto hay que unir una dimensión inesperada en estos tiempos de
secularización social: que esta acogida, que esta estructuración de la
justicia, es organizada por órdenes religiosas femeninas.
El magnífico trabajo de investigación consta de una Introducción,
cuatro Capítulos y una Conclusión general. En la Introducción expone la autora
los motivos del trabajo, la metodología a seguir y la elección del corpus
hospitalario que le va a servir de hilo conductor de toda la reflexión.
Su
método es elucidar la hospitalidad como forma social de la caridad y de ahí
bajar a tres ejemplos concretos en los que se expresa. Por eso el primer
Capítulo está destinado a esa investigación más teórica y lo hace desde dos
figuras fundamentales: François Rousseau y Michel Foucault. Esta investigación
le llevará a los criterios para definir una figura de la hospitalidad. Estos
criterios son tres: privilegiar a los sujetos, la existencia de prácticas de
formación y el ser un medio para evaluar la caridad práctica en la Iglesia y en
la sociedad. Es decir, la caridad es un sistema complejo que incluye los
ámbitos donde el ser humano se hace humano: el religioso, el sanitario y el
social. Así, elaborada la reflexión teórica, la autora baja a la arena de la
investigación práctica y lo hace en tres capítulos que constituyen el cuerpo de
la investigación. Son tres lugares precisos, pero también son tres momentos de
creación de la hospitalidad como figura social de la caridad.
El primer lugar es L’Hôtel-Dieu de Saint-Joseph de Sillery,
1639-1644, hospital fundado para el cuidado de las tierras descubiertas allende
los mares y que va a constitutir el primer momento: la hospitalidad como figura
narrativa de la caridad y memoria crítica de la comunidad hospitalaria. Es el
momento inicial, cuando la caridad empieza a cobrar conciencia de su ser
institucional en la Iglesia. Esto lleva al segundo lugar, L’Hôtel-Dieu de
Québec, 1644-1759, hospital colonial que pasa de ser un simple lugar de cura a
una institución para la santificación y humanización del hombre. La
hospitalidad pasa a ser, en este segundo momento, un proceso de
institucionalización de la caridad práctica y elemento crítico de la
colonización. Y así llegamos al tercer lugar y momento de esta construcción
social de la caridad. L’asile-hôpital Saint-Michel Archange, 1893-1939, es la
llegada a una forma de entender la caridad como seguimiento de Cristo
encarnado, como humillación y abnegación en el servicio a los más necesitados y
como medio para la transformación de la sociedad en su conjunto. En este tercer
momento, la caridad se enfrenta al desafía antropológico, profesional y
político de la medicalización de la asistencia.
El trabajo no concluye, de ninguna manera, que los
cristianos sean los únicos hombres capaces de un amor verdadero, entendiendo
esto como una pretensión irritante y comunitarista cristiana. Se trata, sobre
todo, de reconocer una verdad operante en nosotros, que lejos de darnos el
derecho de imponer a otros nuestra visión del mundo, como si fuésemos los
únicos capaces de caridad, nos hace más servidores de aquel que vino a servir y
no a ser servido, de Cristo el diáconos.
Es, en fin, un intento por remarcar la inspiración evangélica de la
hospitalidad y su fuerza de inscripción social, lejos de toda polémica anti o pro clerical. A partir de este trabajo es posible hacer un esfuerzo
de imaginación social y aplicar hoy aquello que entonces se pudo hacer como
servicio a los más pobres y abandonados.
La investigación resulta necesaria y se muestra completa y
profunda. La bibliografía y el estudio sistemático dan coherencia al trabajo y
aportan el sustento metodológico que convierte una simple investigación
académica en un trabajo imprescindible para entender cómo en la Iglesia la
caridad no es un simple término ni mucho menos un teologumeno que se aleja de
las personas, sino la presencia amante de Cristo que se entrega a sus hermanos
en todo momento y lugar, pero especialmente en los que sufren. La hospitalidad,
de hondas raíces bíblicas, se torna como el criterio evaluador final de la vida
de los hombres, específicamente de los cristianos: “fui extranjero y me
acogisteis, estuve en la cárcel y vinisteis a verme, enfermo y me visitasteis”.
Ahora hay que hacer vida estas palabras que fueron vividas en su momento, es
cuestión de institucionalizar hoy también lo que los cristianos supieron hacer
en cada momento de su historia, como demuestra esta investigación de Fino sobre
la hospitalidad en las fundaciones hospitalarias en Québec.
Bernardo Pérez Andreo
No hay comentarios:
Publicar un comentario