Cardinal de Lubac, Henri, Corpus
mysticum. L’Eucharistie et l’Église au Moyen Âge. Étude historique. Sous la direction de Éric de
Moulins-Beaufort. Œuvres complètes XV. Les Éditions du Cerf, Paris 2009, XLVII
+ 592 pp, 13,5 x 21,5 cm (Carthaginensia 51 (2011) 189-190) .
El presente
volumen de las obras completas de de Lubac recoge la, probablemente, mayor
influencia de este teólogo en el posterior Concilio Vaticano II. Su estudio
sobre el Corpus mysticum marcará de
forma definitiva la comprensión de la Iglesia que los padres conciliares tendrán
presente a la hora de elaborar Lumen
Gentium, especialmente el número 8, tras la sustitución de Tromp por
Philips en la dirección del schema De
Ecclesia. Si Tromp significaba la eclesiología de Mystici corporis, Philips permitió el giro copernicano del Concilio
con la introducción de la, llamémosla así, eclesiología del Corpus mysticum de de Lubac.
El estudio
histórico, como reza el subtítulo, permite esbozar la relación entre la Iglesia y la Eucaristía por medio
del simbolismo del cuerpo místico. En los comienzos de la patrística, el
término se aplica a la
Eucaristía , cuerpo místico de cristo, mientras la Iglesia es considerada la
continuación histórica del cuerpo real de Cristo. Pero, al pasar el siglo X, se
empieza a aplicar el símbolo del cuerpo místico a la Iglesia , dejando la
dimensión real a la
Eucaristía. Este cambio en el simbolismo acarrreará
modificaciones en la interpretación teológica de la Iglesia , que pasará a ser
considerada una realidad sacramental y no tanto una realidad meramente histórica.
Como se puede colegir, sólo hay un paso hacia la distinción entre Iglesia en
tanto que sociedad e Iglesia como realidad invisible y espiritual. Los debates
de los reformadores y Trento están servidos con este cambio. Pero también
tenemos en ciernes la consideración de la Iglesia como sacramento universal de salvación
del Vaticano II. Sin embargo, la síntesis conciliar sólo fue posible gracias al
trabajo teológico de Henri de Lubac, autor de profundos conocimientos y de gran
esmero en la investigación histórica y dogmática.
Las reflexiones
apuntadas están recogidas en el presente volumen en dos partes bajo un epígrafe
común, La evolución del sentido de « corpus
mysticum », unas 300 páginas. Un segundo epígrafe, El « corpus triforme » de Amalario
y sus destinatarios, recoge las reflexiones que llevan tal nombre más seis
textos, hasta ahora dispersos, en los que el autor había vulgarizado su
pensamiento sobre el corpus mysticum.
Estos textos añadidos al trabajo central, permiten seguir el proceso de asunción
de la reflexión primitiva por parte del autor y cómo realiza la adaptación a
distintas circunstancias eclesiales. Son textos de origen muy dispar y de
épocas muy diferentes, desde Vigilia de
Pascua de 1940, pasando por El
sentido de la Misa
de 1946, hasta La Eucaristía , presencia de Cristo de 1971. Todos
ellos son breves, precisos y con una intención divulgadora de sus ideas, de ahí
que algunos aparecieran en periódicos como La
Croix. Si se me permite, una vez que el texto base de Corpus mysticum es conocido por el
lector teológico, estos textos cobran una importancia casi superior, por el
hecho de ser la aplicación y precisión de una investigación profunda en
teología. Lo podemos ver esto en el texto sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía publicado en
1971. A
propósito del magnífico libro homónimo de Durwell, de Lubac aprovecha para
profundizar en uno de los aportes de su Corpus
mysticum : la
Eucaristía es la presencia en el mundo de la escatología. El
sacrificio de Cristo asegura el realismo de la Eucaristía e impide
cualquier ilusión comunitaria sobre la misma. La presencia del Cristo pascual
es personal, presencia personal en la Iglesia , que es su Cuerpo, presencia personal en
cada uno de los creyentes, presencia de inmolación, de donación y de comunión
(p. 413). Como se puede ver, de Lubac pone en lo concreto su investigación y
extiende la significación del Cuerpo místico más allá de una realidad eterea o
de una custión metafórica. La
Iglesia , Corpus
mysticum Christi, es el lugar donde vivir la presencia de Dios en la
creación y la vivencia de la salvación.
Como en el resto
de volúmenes de esta magna obra, las Obras Completas del cardenal de Lubac, la
edición es magnífica y muy cuidada. El aparato crítico, preciso y abundante,
nos permite recoger el contexto general de la obra presentada y tener una
perspectiva completa del conjunto. El índice de nombres de personas y la tabla
de materias agilizan la búsqueda y dan un valor añadido al texto, pero lo que
creemos que posee más valor es la presentación del encargado de la edición,
Éric de Moulins-Beaufort. Son 47 páginas, numeradas en romanos, que preceden al
texto, lo presentan, lo explican e implican al lector, avisado o no en
cuestiones teológicas. Permiten una introducción en el valor histórico,
teológico y literario de una de las aportaciones a la teología nucleares del
siglo XX. Pocos como de Lubac y pocas obras como Corpus mysticum han tenido la repercusión en la vida de la Iglesia y de su teología,
a pesar de la calificación que el propio autor hace de él como naïf. De ningún modo es simple esta
obra, aunque sí es una obra sencilla en su ejecución y fácil de entender para
todos, pero de gran calado y de una inusitada soltura, tanta que permitió que el autor aplicara aquél adjetivo.
Ojalá hubiera más obras naïf en estos
tiempos en la teología.
Bernardo Pérez Andreo
Desearía saber si hay edición española de esta obra de De Lubac. Gracias
ResponderEliminarPor desgracia, Francisco Javier, no hay aun traducción de las obras completas del Cardenal de Lubac. En el Instituto Teológico de Murcia sí las tenemos en frances.
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