viernes, 4 de diciembre de 2015

Naturaleza y Gracia

De Lubac, Henri, Pequeña catequesis sobre naturaleza y gracia, Fundación Maior, Madrid 2014, 214 pp, 14 x 21 cm.

“La idea de una sobrenaturaleza añadida a la naturaleza es occidental: es fruto de esa enfermedad de análisis y separación que es la enfermedad de Occidente”, con estas palabras que el Cardenal De Lubac toma del Padre Congar, podemos comprender lo mal entendidas que han sido las dos instancias que centran este pequeño libro, pequeña catequesis le llama el autor: por un lado la naturaleza y por el otro lo sobrenatural, la gracia. En ningún lugar de la Escritura o de los Santos Padres encontraremos una referencia a la sobrenaturaleza como algo que se añade extrínsecamente a la naturaleza y que sería de una realidad totalmente distinta. Esta visión dualista es más propia del pensamiento occidental marcado por el neoplatonismo gnostizante y por el positivismo materialista que no es capaz de alcanzar más allá de donde dan los datos. La visión cristiana de la naturaleza y de la gracia tiene una dimensión de profundidad que De Lubac quiere recuperar para el pensamiento teológico, a propuesta del secretario de la Comisión Teológica Internacional, que es el motivo de haber escrito este opúsculo sobre tan interesante tema.

La gracia, siguiendo a Santo Tomás, es creada en el alma, no es una naturaleza exterior o superior, superpuesta a la naturaleza humana, como un revestimiento, sino que es una cualidad infundida en el alma que la adapta, en cuanto alma, a vivir la vida de Dios. Blondel dirá que lo sobrenatural es una adopción, una asimilación, una transformación que asegura los dos elementos en el hombre, lo humano y lo divino, sin mezclarlos, pero sin separarlos. Por eso, Teilhard de Chardin lo expresa como un fermento que llega a transformar la naturaleza. Se ve con toda claridad que el Cardenal De Lubac no entiende ni la naturaleza ni la gracia al modo que se ha extendido entre el vulgo cristiano y entre los científicos y filósofos modernos. Naturaleza y gracia aseguran la perfecta realidad del hombre. En la naturaleza resplandece la libertad y la cultura, en la gracia el espíritu y la plenitud de lo humano. Ambas realidades se necesitan para completar la verdad última del hombre, pero se necesitan como ‘naturalmente’. Esto elimina los resabios gnósticos que aún quedan infectando el cristianismo y que se mantienen operativos en las sociedades modernas.

domingo, 30 de agosto de 2015

Jesús de Nazaret: el hombre de las cien caras.

Piñero, Antonio, Jesús de Nazaret. El hombre de las cien caras. Textos canónicos y apócrifos, Edaf, Madrid 2012, 348 pp, 15 x 23 cm.

Este libro de Antonio Piñero expone, a través de un millar de textos sobre Jesús, la tesis básica que el autor ha defendido en muchos de sus libros, a saber, que el cristianismo es el producto de la reflexión teológica de los discípulos de Jesús después de su muerte, que el cristianismo es repensar y reinterpretar a Jesús a la luz de la creencia firme de que ha resucitado y de que está presente entre sus fieles. Esa reflexión o reinterpretación se logra no solo pensando en su vida en sí, sino también apoyándose en la palabra viva de Dios, las Escrituras. Los cristianos estaban también convencidos de que esa palabra había predicho de antemano todo lo que sucedería con Jesús en su calidad de mesías de Israel, llegado en la plenitud de los tiempos.

En la presente obra, el autor nos ofrece una cantidad ingente de dichos sobre Jesús, provenientes de múltiples tradiciones, canónicas o no, y que conforman una especie de collages sobre el concepto que en los primeros tiempos se tuvo de Jesús. Lo que ha hecho el autor es dar coherencia temática a los textos, reuniéndolos en torno a temas concretos. Poco le importa al autor la procedencia, lo único que tiene presente al escoger los textos es la veracidad histórica del texto, no tanto su carácter canónico. Así va tejiendo una especie de nuevo diatesaron, pero incluyendo no solo los textos evangélicos canónicos, sino todo el material que al respecto de un determinado tema pueda encontrar. Como ejemplo sirva el capítulo primero, denominado Encarnación. Como Jesús es Hijo de Dios. En este capítulo se hilvanan textos procedentes tanto de los evangelios canónicos, los Hechos de los apóstoles o las cartas de Pablo, como de textos apócrifos como el Evangelio de la Infancia o los Hechos de Tomás, así como textos procedentes de la tradición como Hipólito de Roma o Justin Martir. Este mismo tenor se sigue en el resto de los trece capítulos de que consta la obra. Su lectura continua, en la que se trufan todos los textos disponible en torno a la temática concreta, nos da la sensación de un cierto (¿sano?) relativismo en lo que hace a las fuentes utilizadas, pero fundamentalmente sobre el mismo personaje sobre el que versan los textos: Jesús de Nazaret.

Resulta imposible hacerse una idea suficientemente clara de lo que supuso Jesús de Nazaret con este método de presentación, aunque es cierto que para ello ya hay otras obras, pero no ayuda a la comprensión del personaje. Romper la estructura de los textos de procedencia y volverlos a unir según un criterio extemporáneo, externo y hasta espurio, bien podría parecer una descontextualización que impidiera, antes que permitiera, el acceso a un Jesús liberado de las cadenas de la canonicidad. Algo de esto recela el autor cuando él mismo aduce que “la presente colección/selección de textos permite al lector adquirir una mentalidad un tanto relativista respecto a la herencia de la Antigüedad sobre los hombres importantes, famosos, o trascendentes para la humanidad” (348). Esa mentalidad relativista, como dice el autor, antes que ayudar al lector, a menos que esté avisado de los pormenores de la crítica y de esos los hay escasos, solo puede ayudar a confundir. Ahora bien, el conjunto de textos así dispuestos sí tiene validez para aquellos que tengan un claro conocimiento de la situación de la investigación en la materia, pues ayuda a ver las relaciones que existen entre la tradición canónica y la extracanónica sobre un tema concreto, sea este el de la resurrección, sea la crítica al poder o sea la misma encarnación del Hijo de Dios.

lunes, 3 de agosto de 2015

Ciudadano Jesús

Piñero, Antonio, Ciudadano Jesús. Las respuestas a todas las preguntas, Atanor, Madrid 2012, 343 pp, 15 x 23 cm.

Estamos ante una obra que puede y debe tener un largo recorrido editorial, especialmente en el ámbito del mundo no especializado en la investigación sobre Jesús. Antonio Piñero ha puesto todo su saber, acumulado a lo largo de muchos años de investigación y docencia, a disposición de todos los que quieran responderse a las preguntas fundamentales sobre Jesús, su vida, su obra, sus intenciones, sus relaciones personales y grupales y sus proyectos. El título es ampuloso, pero no defrauda al lector, aporta lo que promete: las respuestas a todas las preguntas sobre Jesús de Nazaret. Está escrito con un estilo sencillo y directo, recordando el modo de los catecismos antiguos, mediante preguntas retóricas que eran contestadas puntualmente, lo que permite tanto la búsqueda de las mismas en la obra como su hipotético aprendizaje por parte de un grupo de discípulos interesados en el tema. Incluso el especialista puede obtener un enorme beneficio con la obra, pues la sistematización de la misma es de gran ayuda a la hora de encontrar aquellos elementos que más le interese. Es, por tanto, una obra de divulgación y también de estudio sobre Jesús.

La obra está organizada en 16 capítulos, cada uno de ellos subdividido en las preguntas correspondientes convenientemente contestadas. El completo índice permite la búsqueda de cualquiera de las cientos de preguntas contestadas por el autor, pero la lectura continua del índice puede servir como una especie de presentación tética del pensamiento del autor sobre Jesús. Así, la serie de 16 capítulos comienzan, precisamente por los comienzos de la historia de Jesús para plantear las cuestiones introductorias de la investigación sobre Jesús: cómo sabemos que existió realmente, qué grado de fiabilidad tienen los evangelios, cuáles son las fuentes para la investigación…, así hasta los criterios de historicidad. Acabada este capítulo introductorio, se siguen en el orden en que están los temas en los evangelios los otros 15 capítulos: nacimiento, familia y formación, Jesús y Juan Bautista, la predicación de Jesús, sus discípulos, la religión de Jesús, su mensaje sobre la ley y el Reino de Dios, las parábolas, la ética predicada, la fundación de la Iglesia, la personalidad de Jesús, los últimos días, descendimiento y sepultura, la tumba vacía y la resurrección.

¿Caritas in veritate?

Martínez Hernández, Mª Carmen, “Caritas in veritate” y el compromiso por el trabajo y el desarrollo humano. Diputación de Córdoba, Córdoba 2011, 215 pp, 14 x 24 cm (Carthaginensia 56 (2013) 470-471).

Como es sabido, la primera y única encíclica social del pontificado de Benedicto XVI, nace para conmemorar una de las encíclicas sociales más importantes, Populorum progressio de 1967. Aquella encíclica fue un hito por poner el desarrollo integral humano como clave para la comprensión de la realidad social y económica de la humanidad. Si la economía se justifica es porque es capaz de producir desarrollo de los hombres y desarrollo del hombre, de todos los hombres y de todo el hombre. Al cumplirse los cuarenta años de su publicación, imitando así el gesto de Quadragessimo anno con Rerum novarum, el Papa quería tener la oportunidad de poner al día aquel magnífico pensamiento incluyendo cuestiones que entonces apenas apuntaban y que hoy son de candente actualidad: la ecología, la superpoblación, el desarrollo biogenético, etc. Pero resultó que estalló la mayor crisis del capitalismo desde 1929 en 2007 y la encíclica hubo de ser pospuesta. Quizás por no esperar más, se publicó en 2009, en medio de la más grave de las crisis económica, social y humana que se recuerda en Occidente.

La obra de Martínez Hernández intenta recuperar esa valía que sin duda tiene la encíclica: plantear una crítica profunda mediante una visión conjunta del modelo de desarrollo dominante para corregirlo de forma concertada y a largo plazo. Según ella misma indica, el documento pontificio recoge la postura del Papa ante la crisis, sus repercusiones sobre los más desfavorecidos del planeta y ratifica el compromiso con quienes padecen los efectos de la crisis.
La obra se centra en el estudio de Caritas in veritate desde la dimensión del desarrollo humano integral. Por eso realiza una introducción a la lectura de la encíclica desde sus mismos presupuestos y desde el compromiso de la Iglesia con la situación de los hombres de hoy. El motor de la reflexión es la búsqueda de la verdad en el amor, porque la verdad sin amor, es decir, sin la concreción en el día a día, o el amor sin la verdad, sin las bases que dan sustento a un proyecto humano de largo plazo, dejarían al hombre abandonado a los proyectos distópicos que lo han atrapado a lo largo del cruento siglo XX. La propuesta que enmarca las relaciones sociales es la civilización del amor, imagen del proyecto trinitario para el mundo. Dios se da a los hombres por medio de su Hijo y en Él reciben la salvación plena. La encarnación es la concreción más visible de ese proyecto de amor de Dios para los hombres.

martes, 19 de mayo de 2015

Fe y hechos en la historia de Jesús

Thiede, Carsten Peter, Jesus. La fede. I fatti. Messaggero Editrice, Padova 2009, 191 pp, 16 x 23,5 cm (Carthaginensia 55 (2013) 255-257).

Aunque la traducción de esta obra a la lengua de Dante es reciente, el original tedesco cuenta ya con diez años de antigüedad, antigüedad que se deja sentir con fuerza en un ámbito de estudios tan sensible a los progresos de los descubrimientos arqueológicos como es la investigación sobre Jesús, especialmente el Jesús histórico. Thiede hace gala en la obra de sus profundos conocimientos como historiador y papirólogo, apostando todo a la validez de unos pequeños restos de papiros encontrados en Qumram, específicamente el 7Q5, que contendría algún trazo del Evangelio de Marcos. Puesto que la cueva donde se encontró está datada del 40-50 d.C, el texto de Marcos sería anterior a la destrucción del 70, con toda probabilidad, indica Thiede, lo cual nos llevaría a que el apocalipsis marcano no sería una retroproyección de la comunidad pospascual sino un verdadero anuncio de acontecimientos futuros. Con este argumento y algunos más, el autor se enfrenta a toda la crítica histórica de los evangelios y a todos los investigadores sobre el Jesús histórico, apostando a que, como indica el subtítulo de la obra, en Jesús, los datos de la fe y los hechos coinciden punto por punto.

Para reafirmar este posición previa, este pre-juicio, el autor confronta algunos de los datos más significativos de los evangelios con la epigrafía y los descubrimientos arqueológicos a los que ha tenido acceso. Sin atender a varios de los criterios de historicidad que forman parte del consenso actual de la investigación, como el de datación múltiple, adoptando una sola fuente como válida para certificar un dato, véase la huida a Egipto o el nacimiento en Belén, Thiede se aventura a proponer que toda la narración mateana de la infancia de Jesús es de carácter histórico. La prueba la encuentra en un descubrimiento arqueológico en Ascalón, al norte de la franja de Gaza. Allí se habría encontrado un osario con muchos restos de nños pequeños, que habrían muerto con meses de edad. Este descubrimiento datado en los inicios del siglo I de nuestra era podría estar en relación con la muerte de los inocentes que nos relata Mateo que efectuó Herodes. Dado que Jesús hubo de nacer en el año 7 a.C, en invierno afina más el autor, los datos podrían concordar. No afirma que ese osario corresponda a la matanza de niños por Herodes, pero el hecho de que se encuentre puede dar verosimilitud al relato evangélico. En todo caso, nos dice Thiede, un ser tan macabro como Herodes era capaz de eso y mucho más, y puesto que era capaz, el relato es verosímil (sic).

martes, 5 de mayo de 2015

La fundación de una religión universal

Berger, Klaus, Los primeros cristianos. Sal Terrae, Santander 2011, 374 pp, 16 x 23,5 cm (Carthaginensia 55 (2013) 260-262).

El volumen que publicó Berger en su original alemán en 2008 es más comprensible si se respeta el subtítulo, perdido en el edición española. Los primeros cristianos, así sin más precisión, puede inducir a error, puede llevar a pensar que la obra versa sobre aquellos primeros discípulos de Jesús que se extendieron más o menos por Oriente medio hasta llegar a Roma. Pero si precisamos que se trata de cómo aquellos primeros tiempos, años fundacionales, pusieron los pilares para una religión mundial, la cosa se ve con más precisión. El autor pretende analizar los hechos históricos desde los textos cristianos en la perspectiva de la fundación de una religión que llegaría a ser universal a partir de un pequeño grupo reducido de judíos en la Palestina del siglo I, es decir, el salto de una secta a una religión mundial, como lo es hoy.

No es de extrañar, por tanto, que de los diez capítulos de que consta la obra, el primero lleve por título La hora cero. ¿Años fundcionales de una religión mundial? La propuesta estriba en situar los cincuenta años siguientes a la crucifixión de Jesús como los años fundacionales del cristianismo en tanto que religión mundial. Para este propósito se recurrirá a todos los materiales disponibles, en primer lugar los bíblicos, pues, según indica Berger, ha pasado a mejor vida la era de la crítica en la que los textos bíblicos eran, por principio, sospechosos de exponer acontecimientos no históricos o decididamente irreales. Ahora estamos en una época que piensa justo lo contrario: los escritores bíblicos nos cuentan hechos históricos aunque lo hagan con sus propios criterios de historicidad. En este sentido, será muy importante tener presente la epigrafía, los descubrimientos arqueológicos y todas las aportaciones de las diversas ciencias.

Pues bien, tras los primeros seis capítulos llegamos al séptimo, donde se nos exponen las ocho tesis de cómo y por qué llegó el cristianismo a ser una religión universal. Son ocho tesis que el autor demuestra como bases explicativas del éxito de cristianismo, más allá de la facticidad de los hechos comprobados en el Imperio: Constantino y Teodosio principalmente. El cristianismo se convirtió en religión mundial porque en él desemboca todo el caudal de amor de Dios expresado en los profetas y vivido de forma especial por Jesús. Este amor lo vivió la primera comunidad como una misión a los hombres, y esta misión es la que globalizó el cristianismo. Este amor de Dios hasta la misma cruz, lleva a los hombres a la amistad con los cristianos. De ahí que el evangelio llegue primero a los pequeños, pobres, esclavos y mujeres oprimidas de la antigüedad, que se convirtieron a su vez en portadores del mensaje liberador.

domingo, 15 de marzo de 2015

Teología sistemática de Pannenberg

Pannenberg, Wolfhart, Théoligie systématique ***. Traduit sous la direction de Olivier Riaudel et Rémi Chéno, Édition du Cerf, Paris 2013, 947 pp, 13,5 x 21,5 cm.

La tercera y última parte de esta obra de Pannenberg tiene su conclusión en la edición francesa a cargo de Olivier Riaudel, bajo cuya dirección se ha realizado la traducción y edición por parte de Édition du Cerf. Se trata del capítulo dedicado a la Iglesia, conclusión de toda teología sistemática como presentación de la doctrina cristiana. Es el volumen más extenso, casi mil páginas, constituido por una reflexión sobre el Espíritu Santo en tanto que don escatológico que mira al cumplimiento escatológico y la salvación de la existencia cristiana, considerada esta como experiencia individual de salvación y gracia, pero dentro de la vivencia eclesial. Como buen protestante, hace una fusión entre la dimensión comunitaria y la individual de la fe, ambas dimensiones constitutivas de lo que es el núcleo de la fe cristiana, en la perspectiva protestante. La Iglesia y los sacramentos son presentados como signos del cumplimiento de la salvación futura, pues el centro de esta salvación es la participación personal de cada cristiano.

Lejos queda la esperanza protestante en la extensión universal de una libertad fundada en la fe, en un mundo marcado por el cristianismo. Este sueño fue de corta duración y el despertar volvió a situar la fe en su base eclesial, intentando, por supuesto, huir de la hierocracia romana y de las desviaciones que los protestantes denunciaron en la eclesialidad católica. A esto se une el hecho doloroso de las divisiones dentro de la Reforma y de la excesiva pluralidad que llevaba a una ruptura de la comunión cristiana que no podía fundarse ni en la Escritura, ni en la fe en Cristo, ni en la propia necesidad histórica. De ahí que el eje vertebrador de esta obra de Pannenberg sea la cuestión de la realidad de la Iglesia, la eclesiología, junto al de la verdad de la doctrina cristiana. En la cuestión eclesial se juega su veracidad el cristianismo, así lo vio la Iglesia católica en el Concilio Vaticano II y así lo han visto los protestantes tras muchas rupturas. La Iglesia, las iglesias, están llamadas a dar testimonio del Evangelio, este testimonio debe ser vivido en la Liturgia como expresión más nítida de su ser íntimo. La Liturgia y el testimonio cristiano deben estar orientados al Reino, como punto de llegada y meta final de todo el ser cristiano en el mundo, en la historia.

sábado, 3 de enero de 2015

Historia de Jesús

Pikaza, Xabier, Historia de Jesús, Verbo divino, Estella 2013, 671 pp, 15,5 x 23,5 cm.

Pretensión para unos, riesgo para otros, hacer una historia de Jesús sigue siendo, a pesar de las últimas investigaciones sobre Jesús, algo problemático en sí mismo. Los más puristas entre los científicos niegan que se pueda hacer una verdadera historia sobre un personaje del que tenemos textos que en su mayoría son confesiones de fe, confesiones de parte, diríamos. Por otro lado, los más tradicionalistas entre los teólogos han sucumbido al peligro de Bultman: considerar irrelevante los hechos históricos, bastando a la fe con la constatación del nacimiento, la muerte y la resurrección. Con esos simples datos puede sostenerse la fe nacida de los siete primeros concilios ecuménicos y que el Magisterio eclesial salvaguarda como precioso depósito sagrado que lía en pesados fardos dogmáticos para que los creyentes futuros tengan seguridad plena de cuál es el conjunto de datos a confesar.

Pero a Xabier Pikaza no le asusta ni la Escila cientifista ni la Caribdis dogmática, cual Ulises de la teología, Pikaza, es capaz de navegar en las procelosas aguas de la investigación del Jesús histórico, aguas cargadas de obstáculos ocultos que pueden hacer naufragar cualquier navegante poco avisado. No se detiene en los muchos, y a veces infructuosos, debates particulares; los conoce bien y sobrevuela sus resultados, aportando una visión de conjunto que avanza hacia la unidad de la temática expuesta. Esquiva las ocultas rocas que apenas asoman en medio del océano de la bibliografía, sin varar su nave ni en los estimulantes, aunque estériles, juegos de colores del Jesus Seminar, ni en las nuevas formas de neodogmatismo cristológico que se ocultan tras las más brillantes plumas del mundo anglosajón. Con mano firme dirige la nave hacia el puerto seguro de la formulación histórica de la fe. No es la obra de un mero científico, porque la fe está presente en cada línea, pero tampoco es la obra de un mero creyente, pues la ciencia mantiene firme el resultado final. La historia de Jesús es la obra definitiva tras muchos años de investigaciones sobre Jesús.
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