sábado, 3 de enero de 2015

Historia de Jesús

Pikaza, Xabier, Historia de Jesús, Verbo divino, Estella 2013, 671 pp, 15,5 x 23,5 cm.

Pretensión para unos, riesgo para otros, hacer una historia de Jesús sigue siendo, a pesar de las últimas investigaciones sobre Jesús, algo problemático en sí mismo. Los más puristas entre los científicos niegan que se pueda hacer una verdadera historia sobre un personaje del que tenemos textos que en su mayoría son confesiones de fe, confesiones de parte, diríamos. Por otro lado, los más tradicionalistas entre los teólogos han sucumbido al peligro de Bultman: considerar irrelevante los hechos históricos, bastando a la fe con la constatación del nacimiento, la muerte y la resurrección. Con esos simples datos puede sostenerse la fe nacida de los siete primeros concilios ecuménicos y que el Magisterio eclesial salvaguarda como precioso depósito sagrado que lía en pesados fardos dogmáticos para que los creyentes futuros tengan seguridad plena de cuál es el conjunto de datos a confesar.

Pero a Xabier Pikaza no le asusta ni la Escila cientifista ni la Caribdis dogmática, cual Ulises de la teología, Pikaza, es capaz de navegar en las procelosas aguas de la investigación del Jesús histórico, aguas cargadas de obstáculos ocultos que pueden hacer naufragar cualquier navegante poco avisado. No se detiene en los muchos, y a veces infructuosos, debates particulares; los conoce bien y sobrevuela sus resultados, aportando una visión de conjunto que avanza hacia la unidad de la temática expuesta. Esquiva las ocultas rocas que apenas asoman en medio del océano de la bibliografía, sin varar su nave ni en los estimulantes, aunque estériles, juegos de colores del Jesus Seminar, ni en las nuevas formas de neodogmatismo cristológico que se ocultan tras las más brillantes plumas del mundo anglosajón. Con mano firme dirige la nave hacia el puerto seguro de la formulación histórica de la fe. No es la obra de un mero científico, porque la fe está presente en cada línea, pero tampoco es la obra de un mero creyente, pues la ciencia mantiene firme el resultado final. La historia de Jesús es la obra definitiva tras muchos años de investigaciones sobre Jesús.

No es una obra difícil de leer, pues la hábil mano del autor ha sabido diferenciar dentro de la misma obra tres niveles de lectura, de modo que todo lector pueda aprovechar al máximo su lectura. En un primer nivel, el texto corrido del libro, el lector puede acceder a una lectura lineal, sencilla, fluida, llena de matices, pero pegada tanto al texto bíblico como a los acontecimientos históricos. Es un nivel de lectura que agradecen tanto los legos en la materia como los expertos. Los primeros porque el aparato crítico y los debates entre expertos pueden hacerles perder el hilo de la obra, a los segundos porque ese debate puede serles de utilidad en un segundo plano. De ahí que el segundo nivel de lectura esté compuesto por unos esquemas en letra pequeña y marcados con una barra lateral. Se trata de recopilaciones y ampliaciones del tema principal. Es un nivel imprescindible en una obra de la altura de esta, pero prescindible para un lector menos exigente. Al final encontramos el tercer nivel, compuesto por las notas al final de cada capítulo, para no impedir la lectura fluida, y que aportan jugosas disgresiones, ampliaciones, intensificaciones, debates y críticas que hacen las delicias de los expertos en el tema, es más, habrá quien lea primero el aparato crítico junto con la ingente, exhaustiva y ordenada bibliografía, bien estructurada en torno a las temáticas correspondientes y con algunas indicaciones interesantes sobre las principales obras sobre Jesús de los últimos años.

Además de los distintos niveles de lectura y de la unión entre ciencia y fe en la obra de Pikaza, también nos encontramos con la perspectiva que unifica lo que se ha denominado como tercera búsqueda: el énfasis en los aspectos históricos, sociales y económicos. Tras la recuperación del Jesús judío, era necesario recuperar al Jesús campesino, radical y alternativo al orden imperial romano y al orden religioso del Templo. Sin este énfasis se perdería la clave explicativa del proyecto de Jesús. Pikaza afirma que “quiere escribir desde abajo, desde su proyecto mesiánico, situándolo dentro de la trama de intereses politicosociales (económicos) de su entorno, a los que él quiso oponerse, y por lo que fue condenado a muerte” (p. 13). Desde esta perspectiva, desde abajo, se puede luego entender la proyección hacia arriba de Jesús, su divinidad nacida de su humanidad. Por eso, la obra propone a Jesús como un nazoreo mesiánico, un judío vinculado al recuerdo de David comprometido con la causa de Dios, lo que es lo mismo que decir, comprometido con la justicia, los pobres y los excluidos. Este nazoreo vivió en un momento histórico y un lugar en el que se concentraron todas las expectativas mesiánicas del pueblo y de la humanidad entera. El pueblo judío, concretamente en Galilea, vivía la explotación del mayor imperio de la historia, pero lo padecía por mano de intermediarios que multiplicaban el sufrimiento. Es aquí donde el proyecto de Jesús cobra vida y a cuya luz debe ser expuesto para ser comprendido. Desde ahí, desde ese universal concreto que es la vida y obra de Jesús, puede leerse la historia de toda la humanidad en clave de liberación del sufrimiento, la explotación y la injusticia.

Para contarnos esta historia, esta historia con sentido universal, Pikaza nos propone seis pasos, seis partes que coinciden con una aproximada división de los evangelios, especialmente el de Marcos. Hay que decir aquí que no viene mal tener a mano la ingente obra del autor sobre el evangelio de Mateo, una lectura seguida del evangelio más usado en el cristianismo. Pero las seis partes coinciden más con el proyecto Marcano, un proyecto que nos presenta al hijo del hombre, a Jesús el Mesías. La primera parte, En el principio. Origen del evangelio de Jesús, Juan Bautista, narra la historia de un hombre que vivió en Nazaret en un tiempo de crisis y se comprometió con la causa de su pueblo. Se vinculó con un profeta de aquel tiempo, Juan el Bautista, y comenzó su propio camino tras el arresto del maestro, anunciando el Reino de Dios en Galilea, donde había vivido como artesano y de donde salió para extender su proyecto. Este proyecto se analiza en la segunda parte: Empezó en Galilea: el comienzo del Reino. Jesús se entiende a sí mismo como profeta sanador y exorcista, enfrentándose a los poderes del Diablo, sanando y liberando y ofreciendo humanidad a los posesos. Percibió que había llegado el momento y que la lucha no sería militar, sino humana, pero enfrentada al poder de Satanás, al poder de Roma. El dios de los poderosos, Mamón, es el causante de tantas injusticias económicas que sumen a la gente en la depresión y el sufrimiento moral. La propuesta de Dios es que los hombres vivan como hermanos y eso implica cumplir con la Estrategia mesiánica, un proyecto del Reino, la tercera parte. La estrategia es fundar un grupo, el grupo del Reino, que pueda unificar a todo Israrel. Se trata de una nueva familia en la que están los pobres y excluidos sociales, religiosos y económicos y a la que pertenecen por derecho los excluidos, pero a la que están invitados los opresores, si abandonan su posición y acogen a sus hermanos.

Puesto el proyecto, entramos en la cuarta parte: Camino de Jeruselén, ¡Tú eres el Cristo! Jesús no se quedó en el activismo, llegado el momento decidió que había que culminar el proyecto subiendo a Jerusalén, donde se decidiría definitivamente su propuesta. En Jerusalén se unirán su vida y su obra con la obra de Dios. La quinta parte, Jerusalén: La próxima copa en el Reino, nos muestra a Jesús rodeado de los suyos en la ciudad santa ofreciendo como único signo su vida ofrecida al servicio de los pobres, entrando en paz y con paz en Jerusalén. Pero los poderes no aceptaron su propuesta y se confabularon contra él. Él cenó con sus discípulos y fue al Monte de los Olivos a esperar la venida de Dios, había prometido que la próxima copa la tomaría en el Reino. Así llegamos a la culminación, la sexta y última parte de la obra, siguiendo el trazado Marcano: IRNI. Jesús nazoreo, rey de los judíos. Jesús vivió como enviado y confió su vida por completo en Dios. Los poderes se confabularon contra él y lo ejecutaron. Sintió la profunda soledad del abandono. Fracasó en un sentido mesiánico, pero ese fracaso pudo ser interpretado como el verdadero triunfo de Dios, es el inicio del camino de la Iglesia.

Como el mismo autor deja caer en la introducción de la obra, ahora sería necesario escribir la continuación de la misma sobre los comienzos del cristianismo, tal como han hecho otros autores. Esperamos de la diestra pluma de Xabier Pikaza esa segunda parte a esta obra que leeremos con tanta fruición y aprovechamiento como esta.


Bernardo Pérez Andreo

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