Cacciotti, Alvaro-Melli, Maria (a cura di), Francesco a Roma dal signor Papa. Atti del VI Convegno di Greccio,
9-10 maggio 2008. In
occasione dell’VIII centenario dell’approvazione della prima regola, Edizioni
Biblioteca Francescana, Milano 2008, 424 pp, 17 x 24 cm ( Carthaginensia 52 (2011) 486-487) .
La presente obra recoge las Actas del VI Congreso de Greccio, celebrado entre el 9 y el 10 de
mayo de 2008, con el título Francisco a la Roma del Señor Papa. Su
finalidad fue examinar uno de los pasajes más importantes de la historia del
franciscanismo: su mismo origen. Efectivamente, aunque el empuje del poverello, tanto en su vida civil como
en su pasión por el evangelio, no dejan lugar a dudas sobre el sentido
netamente eclesial de su misión, era necesario que la máxima autoridad
eclesiástica confirmara esta nueva forma de vivir el evangelio y para ello hubo
de viajar a Roma para que el Papa, Inocencio III, aprobara las intenciones
evangélicas del penitente de Asís y, por tanto, de todos aquellos que se le
unieran como Hermanos Menores.
La actual obra recoge las investigaciones históricas,
teológicas y canonísticas que intenta aclarar cómo se produjo el salto del
orden diocesano para estar directamente bajo la autoridad papal. El estudio
busca tanto los acontecimientos, como los personajes implicados y los
documentos que han podido dejar para la historia. Con toda esta investigación,
las celebraciones de 2009 del 800 aniversario, se verán enriquecidas por el
aporte del estudio histórico serio y serán, a su vez, motivo para la
profundización en una etapa fundamental en el desarrollo de la Orden de Hermanos Menores. Y para conseguir
esto, el Congreso cuenta con nueve expertos que van desgranando, desde sus
distintas especialidades, aquellos extremos de la investigación histórica y
teológica que aún estaban en claroscuro. Podemos encontrar la relación de
Francisco con Inocencio III, con el Obispo Guido I o el Cardenal Giovanni di
San Paolo. Asimismo, tenemos las fuentes iconográficas y escritas del camino de
Asís a Roma, o la forma vitae
presentada al Papa y otros documentos también considerados por la curia romana.
Del Congreso de Greccio se pueden obtener varias
conclusiones a tenor de las investigaciones presentadas. Francisco va a Roma en
la primavera de 1209 con la intención de obtener del Papa, de la curia y de los
cardenales la aprobación y confirmación de una regla escrita, pero, de no
obtener esto, se propone conseguir la autorización para predicar, como laico,
en un territorio determinado, probablemente la diócesis de Asís. Todo converge
hacia esto último, al menos en las fuentes consultadas. Las dudas están en si
Roma aprueba por escrito u oralmente. Todo indica que fue oralmente, o bien ex silentio, es decir, dando la callada
por respuesta, dejando hacer para ver hasta dónde llega la cosa. Lo que sí es
claro es que existe un documento de confirmación, y si hay confirmación es
porque hubo aprobación. De esta manera puede decirse que en 1209 fue aprobada
la misma regla que en 1223 fue confirmada. En palabras del propio Francisco y
su Testamento: “et dominus papa
confirmavit mihi”. El propósito no era otro que “deberem vivere secundum formam
sancti evangelli” de la aprobación del papa. Pero, independientemente de los
documentos escritos que puedan confirmar todo esto, lo que sí queda claro en
este Congreso de Greccio es que, como siempre sucede con Francisco y la Orden de Hermanos Menores,
el espíritu va más allá y por delante de la letra. Las propias palabras del de
Asís lo dicen a las claras: tantum
sufficit mihi verbum vestrum. A Francisco le basta la palabra del papa,
como le basta la palabra de Cristo para ponerse en camino hacia una vida nueva
que renovará la Iglesia
entera. No se necesitan más documentos que las palabras llenas de vida del
evangelio y la pasión por la pobreza del Señor. Esto, y sólo esto, es lo que
llevará la intuición de Francisco a perdurar más de 800 años y a ser un
instrumento del amor de Dios en medio del mundo y de la Iglesia.
El problema verdadero y profundo del franciscanismo nunca
será con los documentos ni con el papa ni con el mundo, el problema
verdaderamente profundo del franciscanismo, de todos y cada uno de los
franciscanos, así los que no hemos profesado los votos, es y será siempre
Francisco, el poverello, el cantor de
Asís, el errante de los pobres, el amante de la Señora Pobreza , el que es capaz
de dejarlo todo por una nada que tilila en las florecillas. Ese espíritu
gigante en un cuerpo exiguo, ese, es el verdadero y único problema de la Orden. Los documentos, las
controversias científicas, pueden ser útiles, pero si el espíritu de Francisco
no estuviera presente, nada de eso tendría ningún valor.
Bernardo Pérez Andreo
No hay comentarios:
Publicar un comentario