lunes, 3 de agosto de 2015

Ciudadano Jesús

Piñero, Antonio, Ciudadano Jesús. Las respuestas a todas las preguntas, Atanor, Madrid 2012, 343 pp, 15 x 23 cm.

Estamos ante una obra que puede y debe tener un largo recorrido editorial, especialmente en el ámbito del mundo no especializado en la investigación sobre Jesús. Antonio Piñero ha puesto todo su saber, acumulado a lo largo de muchos años de investigación y docencia, a disposición de todos los que quieran responderse a las preguntas fundamentales sobre Jesús, su vida, su obra, sus intenciones, sus relaciones personales y grupales y sus proyectos. El título es ampuloso, pero no defrauda al lector, aporta lo que promete: las respuestas a todas las preguntas sobre Jesús de Nazaret. Está escrito con un estilo sencillo y directo, recordando el modo de los catecismos antiguos, mediante preguntas retóricas que eran contestadas puntualmente, lo que permite tanto la búsqueda de las mismas en la obra como su hipotético aprendizaje por parte de un grupo de discípulos interesados en el tema. Incluso el especialista puede obtener un enorme beneficio con la obra, pues la sistematización de la misma es de gran ayuda a la hora de encontrar aquellos elementos que más le interese. Es, por tanto, una obra de divulgación y también de estudio sobre Jesús.

La obra está organizada en 16 capítulos, cada uno de ellos subdividido en las preguntas correspondientes convenientemente contestadas. El completo índice permite la búsqueda de cualquiera de las cientos de preguntas contestadas por el autor, pero la lectura continua del índice puede servir como una especie de presentación tética del pensamiento del autor sobre Jesús. Así, la serie de 16 capítulos comienzan, precisamente por los comienzos de la historia de Jesús para plantear las cuestiones introductorias de la investigación sobre Jesús: cómo sabemos que existió realmente, qué grado de fiabilidad tienen los evangelios, cuáles son las fuentes para la investigación…, así hasta los criterios de historicidad. Acabada este capítulo introductorio, se siguen en el orden en que están los temas en los evangelios los otros 15 capítulos: nacimiento, familia y formación, Jesús y Juan Bautista, la predicación de Jesús, sus discípulos, la religión de Jesús, su mensaje sobre la ley y el Reino de Dios, las parábolas, la ética predicada, la fundación de la Iglesia, la personalidad de Jesús, los últimos días, descendimiento y sepultura, la tumba vacía y la resurrección.


Se trata, por tanto, de un repaso sistemático y exhaustivo de lo que ha aportado la investigación sobre Jesús, pero en un lenguaje asequible al gran público, que encontrará cumplida respuesta a las cuestiones abiertas sobre Jesús, sea creyente o no lo sea, porque el autor se sitúa, de forma decidida, en el espacio de la ciencia, alejado de la fe, a la que achaca la imposibilidad de imparcialidad. Según dice, autores de gran relevancia en el panorama teológico actual pecan de parcialidad a la hora de abordar un tema que es, en esencia, científico. Por eso, la propuesta es de lo más aséptica, sin dejarse llevar por otra cosa que no sea lo que la ciencia nos puede decir hoy sobre cualquier tema. Así, sobre la supuesta relación marital entre Jesús y María Magdalena, no duda en calificarla de fantasiosa, pues no hay ningún documento ni prueba que permitan aventurar tal cosa, antes bien justo lo contrario. De la misma manera nos dice que tampoco se puede atribuir a Jesús una autoconciencia de preexistencia divina, pues eso no corresponde a un judío prácticamente, como era su caso. Por tanto, nos encontramos ante un texto equilibrado que nos aporta lo que la investigación científica puede dar, cada cual hará con eso lo que crea conveniente, pero no podrá utilizarse la investigación para justificar posiciones de parte.

Es interesante el aporte que nos hace el autor en la conclusión, contestando a la pregunta ¿qué podemos afirmar como cierto o muy probable desde la ciencia histórica, de la vida de Jesús de Nazaret? Podemos decir que Jesús nació siendo Augusto emperador, creció en Galilea, perteneció a una familia numerosa, fue profundamente religioso en la tradición judía y se vinculó a Juan el Bautista. Reunió un grupo de discípulos y se presentó como un profeta. Hizo de la venida del Reino de Dios su proyecto, un proyecto que presentó a los excluidos y pobres de Israel. Antepuso los aspectos morales a los rituales y radicalizó la Torá, lo que le llevó a una serie de disputas con los distintos grupos judíos de la época. De Galilea subió a Jerusalén para culminar su proyecto, donde encontró la oposición del poder romano, fue arrestado por motivos de índole sociopolítica y ejecutado como un subversivo. Murió en tiempos de Tiberio, crucificado junto a varios bandoleros.

Según el autor, a partir de lo expuesto ya no es historia, sino fe y de la fe no puede hablar la ciencia. Durante los cuatro siglos que siguieron a su ejecución, la teología cristiana, especialmente en los concilios, elevó a Jesús al rango de Dios, Segunda Persona de la Trinidad, Logos preexistente del Padre, Verdad Eterna para todo hombre que viene a este mundo. Pero esto es teología y Antonio Piñero solo hace investigación histórica.
Bernardo Pérez Andreo


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