viernes, 10 de octubre de 2014

Comunismo hermenéutico

Vattimo, Gianni-Zabala, Santiago, Comunismo hermenéutico. De Heidegger a Marx. Traducción de Miguel Salazar, Herder, Barcelona 2012, 280 pp, 14 x 22 cm (Carthaginensia 55 (2013) 277-279).

La última obra de Gianni Vattimo, realizada junto a Santiago Zabala, viene a poner el broche a un retorno del pensamiento del padre del pensiero debole. Si en los ochenta se alejó tanto del comunismo como del cristianismo, en el siglo XXI ha vuelto a ambos y lo ha hecho de la mano de una cierta interpretación, hermeneusis, de los acontecimientos que se han verificado tras el paso arrollador de la barbarie neoliberal. Como dejamos constancia en su momento, el pensamiento débil podía, con  mucha facilidad, ser utilizado como instrumento para lo opuesto para lo que fue expuesto. Aquel pensamiento, en su crítica al realismo metafísico, al pensamiento fuerte, acabó renegando de todo lo que permitiera oprimir el pensar del hombre, de ahí que su padre renegara a la vez de dos tradiciones fuertes en la historia del pensamiento y la lucha: la tradición cristiana y la marxista. Si bien es cierto que nunca las abandonó del todo, lo es también que a finales de la década de los noventa se inicia el giro de retorno hacia estas tradiciones, giro que constatamos en obras como Ecce comu y Después de la cristiandad.

En la presente obra, los autores constatan que al contrario de lo que podría interpretarse de la Tesis 11, no se trata de transformar el mundo pasando de la interpretación a la política, sino al contrario, lo que hay que hacer es dejar de describir el mundo y empezar a interpretarlo correctamente. Sin interpretación no hay transformación. La hermenéutica, de la que huyen aduladores del modelo imperante como Searle, Fukuyama o Kagan, es el verdadero instrumento que cambia la realidad, pero es importante que la transformación de la realidad no se haga desde el mismo realismo metafísico que nos ha traído hasta aquí, eso nos devolvería a la misma realidad de la que queremos escapar. Este fue el problema del comunismo realmente existente, no salía del modelo depredador al que decía oponerse. Lo que se necesita es un comunismo débil, al estilo de los que en Latinoamérica se están imponiendo de la mano de líderes sociales que llegan al poder por medios democráticos homologables en el mundo occidental y establecen políticas de apoyo a los excluidos sociales.

En la línea de Rorty y Derrida, se hace una propuesta hermenéutica que aborda la entera existencia del ser humano, es decir, se recupera la esencia ontológica de la hermenéutica como lo hicieran Nietzsche, Heidegger y Gadamer y se hace como instrumento en la lucha por las interpretaciones, contra la conservación de las leyes, los valores y los principios naturales, apostando por un propuesta que se adapte a las exigencias de los tiempos actuales, tiempos en los que está vetada la revolución, pero también en los que ya no se nos permite por más tiempo mantener la situación tal y como está. Este comunismo hermenéutico, por utilizar la nomenclatura de la obra, quiere abandonar el ideal desarrollista y productivista imperante como el llamamiento a la revolución. Alejándose de Badiou y Negri, apuesta por un pensamiento débil como la hermenéutica que puede evitar revueltas ideológicas violentas y así defender a los débiles. La defensa de los débiles ya no puede hacerse por la fuerza de las armas, en ese terreno siempre ganan los mismos. Los débiles no pueden utilizar las armas de los poderosos, sus armas son otras. Son las armas de la unión, la solidaridad, el compromiso y el diálogo.

Hoy, realismo metafísico y capitalismo van de la mano. Uno es el brazo ideológico del otro, que es a su vez el yunque eficaz de su implantación. Los débiles son el reverso del ser, lo que Heidegger llamó, simplemente “ser”, Derrida, “márgenes de la filosofía” y Benjamin “la tradición de los oprimidos”. Lo que hace urgente la propuesta es que hay una falta de urgencia que impera en el mundo actual. Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y la crisis de 2008, no se ha producido un cambio a gran escala, sino todo lo contrario: se han intensificado las políticas que dieron origen a esta situación y quienes están pagando las consecuencias son, precisamente, los débiles. De ahí que sea necesario plantear la propuesta de un comunismo hermenéutico o pensamiento de los débiles. Para hacerlo, los autores establecen dos partes en la obra. La primera es La democracia emplazada, dividida en dos capítulos en los que se analiza de un lado la violencia de la verdad metafísica realista y de otro la imposición del capitalismo armado contra los débiles. La segunda parte está reservada para la propuesta original de la obra: Comunismo hermenéutico. Dos capítulos, a modo de reverso de los dos de la primera parte, constituyen la propuesta. El primero de los capítulos es La interpretación como anarquía, donde ser propone la existencia del hombre desde la perspectiva de la interpretación y la hermenéutica como el verdadero pensamiento débil. Desde aquí se abre la posibilidad para un pensamiento de los débiles, el comunismo hermenéutico, nombre del cuarto y último capítulo.

La tesis final de la obra pivota sobre dos pilares: de un lado la interpretación de la existencia como apertura del mundo y posibilidad de transformación más allá de la lógica del cierre del discurso que opera el realismo metafísico conservador; de otro lado, la urgencia de plantear alternativas reales para que los débiles de la historia puedan torcer su rumbo y crear otra realidad alternativa sin utilizar las armas de los poderosos, armas con las que siempre vencieron y vencerán aquellos. El comunismo hermenéutico vendría a ser una concepción efectiva de la existencia para aquellos que no quieren ser esclavizados por un mundo totalmente organizado por y para los poderosos y contra los hombres, contra el hombre. Los movimientos de revolución débil nacidos en América Latina serían el nuevo proletariado, sujeto de la nueva revolución pacífica, una revolución que nace de los débiles, pero que es para todos los hombres y para todo el hombre. Según Vattimo y Zabala, es llegado el momento de interpretar el mundo como medio de salvar al hombre.


Bernardo Pérez Andreo

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